Gustavo Miguel Martín (EMBA 1987) - Chief Representative en Banco de la Nacion Argentina
-¿Hace cuánto tiempo vive en China? ¿Cómo fue el desafío de implementar la apertura de la Oficina de Representación del BNA en Pekín?
-Llegué a Pekín para instalarme en julio de 2014. La innumerable cantidad de personas que circulaban en el aeropuerto fue un buen anticipo para entender la escala de este país de más de 1300 millones de habitantes.
Sin lugar a dudas, el desafío cultural es desde el primer día un reto permanente a enfrentar. Se trata de ajustar las piezas entre dos sistemas culturales y de pensamiento diferentes, para lograr implementar un proceso que funcione armónicamente. Para empezar, en China hay que prestar mucha atención al peso de las jerarquías, la prevalencia de lo colectivo por sobre lo individual, la búsqueda de la armonía, la concepción del tiempo, circular y no lineal y la importancia de la familia. Estos elementos están presentes en la manera de pensar de los chinos desde hace más de mil años.
Naturalmente, la cultura impregna toda la experiencia y de aquella derivan desde las formalidades para gestionar el día a día de una operación de negocio, hasta las cuestiones protocolares para manejar las relaciones interpersonales. Sólo para mencionar un ejemplo, en China los documentos institucionales llevan el sello corporativo para darle validez; rara vez exigen la firma de un responsable. Además, el sello corporativo, así como también el personal, es confeccionado por una agencia gubernamental.
Un aspecto relevante es la discrecionalidad con la que en ocasiones actúan los funcionarios gubernamentales. Ello es motivo de observación por buena parte de los empresarios extranjeros. El sistema jurídico y regulatorio está condicionado por la interpretación de los funcionarios, que actúan como los mandarines del imperio.
Para iniciar una operación en este país, es conveniente tener un “sherpa” que haga de guía. Existen abogados, contadores, cámaras empresariales, y aún empresas estatales y agencias para estatales que ofrecen sus servicios de asesoramiento, y su asistencia puede ser imprescindible según la complejidad del proyecto de que se trate.
"Para iniciar una operación en este país, es conveniente tener un “sherpa” que haga de guía"
-¿Cómo es vivir en China? ¿Se pudo adaptar bien? ¿Qué es lo que más destaca?
-Mi experiencia personal viviendo en China es sumamente positiva. La sociedad china está llena de matices que, aunque lucen contradictorios, no le impiden avanzar hacia el desarrollo. Hay elementos sumamente sofisticados en la mentalidad china como es el sincretismo que gobierna las decisiones y acciones de sus líderes desde el inicio de su civilización. El pensamiento chino se aleja del determinismo occidental. En China, todo es relativo y los opuestos pueden convivir y aún complementarse.
La disciplina y la meritocracia son dos aspectos sobresalientes de la cultura local. En términos generales hay que considerar a China como una corporación meritocrática. Al mismo tiempo, aún se ven costumbres rústicas, que el gobierno promueve erradicarlas.
En el caso particular de Pekín, la sociedad es cosmopolita y los pekineses son sumamente amigables con los extranjeros y habitualmente están predispuestos a ayudar. Afectos a las actividades al aire libre, se juntan a bailar por la tarde noche en plazas y espacios urbanos, o forman coros improvisados en las plazas, donde los fines de semana se juntan a cantar canciones tradicionales.
Impresiona ver en la People's Square en Shanghai a cientos de padres y madres promocionando a sus hijos para encontrarles pareja. Se sientan junto a sus paraguas abiertos al que le adhieren una hoja con los datos básicos de sus hijos. Los padres destacan si los jóvenes tienen propiedad, su profesión, si tienen trabajo, y a veces cuánto ganan. Es raro que pongan la foto del candidato. El intercambio allí, es entre los padres o abuelos, no van los “interesados”.
No en todas las ciudades prevalecen los mismos valores culturales. Un refrán popular en China dice: "En Pekín te preguntan '¿qué puesto ocupás en tu organización?'; en Xi'an, antigua capital china, la pregunta es '¿en qué Universidad estudás', o 'te graduaste'? Y en Shanghai, es más prosaico, '¿cuánto ganás?"
El gobierno está promoviendo el confucionismo como una forma de volver a sus valores tradicionales, dejados de lado durante la era maoísta.
Con independencia de la valoración que pueda hacerse sobre el modelo de gobierno chino, la elite que gobierna el país sabe a dónde va y fija un rumbo a mediano y largo plazo que intenta cumplir. Impresiona ver el progreso material ocurrido en los últimos 40 años en este país. Los resultados comparados, nos interpelan. Según datos del Banco Mundial, entre 1983 y 2016 Argentina multiplicó su PBI 5 veces y el Ingreso personal, 4 veces, mientras que China en igual período multiplicó su PBI 48 veces, y el Ingreso personal 37 veces.
Sin embargo, China como cualquier país tiene problemas, y sus desafíos son de una magnitud, complejidad y extensión acorde a su tamaño; ello y los intereses internos contrapuestos que se enfrentan, sugieren variadas reservas a los analistas occidentales sobre la implementación de los planes de desarrollo chino.
-¿Qué consejos les daría a otros alumni que tienen que hacer una experiencia afuera por trabajo?
-Yo sugiero comenzar la adaptación al nuevo destino antes de llegar. Leer e investigar todo lo posible sobre el país donde habrá que vivir, a fin de minimizar los inconvenientes propios de una expatriación. Hay que llegar con una caja de herramientas básicas: ideas aproximadas de vivienda, colegios, hospitales, códigos sociales, el clima son cuestiones básicas a investigar.
Una vez en la fiesta, hay que bailar al ritmo de la música: ser curioso, preguntar siempre, ser abierto a lo nuevo, no amedrentarse. Sin hablar chino yo he podido sobrevivir bastante bien: Los traductores on line son parte indispensable de la caja de herramientas.
En mi opinión, la experiencia de expatriarse es muy desafiante porque nos permite probar nuestros propios límites y en ocasiones nos enseña a vivir fuera de nuestra zona de confort. Sin dudas lo recomiendo.