Ser protagonistas para crear un nuevo ecosistema empresarial. Eso es lo que aprendió Lucía Carmona (30 años) durante su cursada del EMBA. “Desde el IAE nos enseñan mucho sobre hacer negocios de manera sustentable, entender el lugar en el cual operamos como empresas. Trabajamos en un contexto que hay que construirlo, no vivimos en un mundo aislado”, dice.
Lucía es contadora y licenciada en administración de empresas. Luego de tres años de experiencia en la consultora Ernst & Young (EY), comenzó a trabajar en Unitech, la empresa familiar. “Es una compañía de software y servicios informáticos. Nuestros clientes son aquellas instituciones que buscan transformar su modelo de negocio a través de la tecnología. Con mis hermanos somos la segunda generación, todos ellos son ingenieros. Yo me dedico a los números”, explica.
Pero Lucía pertenece también a UNAJE, una asociación civil que agrupa a jóvenes empresarios del país de todos los sectores de entre 18 y 40 años.
“El EMBA fue super transformador. Cuando decidí volver a la empresa familiar, necesitaba tener una comunidad de pares donde encontrar un espacio de diálogo para tratar los temas del día a día. Tanto en el grupo de Alumni como en UNAJE me encontré con una diversidad de emprendedores que te une y te hace discutir todos los temas desde perspectivas distintas”, cuenta.
“Los dos son espacios de diálogo neutral que te saca de la vorágine del día a día y te pone a pensar antes de actuar. Analizamos casos de la vida real de otras organizaciones y aprendemos tanto de los errores como de los éxitos de esas experiencias. En UNAJE somos muchos los alumnos del IAE, hay un sentido de pertenencia que es muy lindo”, agrega.
Así como Lucía, Guido Miedvietzky (31 años) también es Alumni IAE y socio de UNAJE. Los dos coinciden en la misión en común de ambas instituciones: formar al empresario responsable del futuro, que tiene una noción de éxito más amplio además de lo económico, que incluye el ámbito social y ambiental también.
Guido tomó impulso con el MBA 2016 para dejar Funtime, la empresa familiar, y arrancar su propio emprendimiento: WonderLab Experience, un “laboratorio para diseñar experiencias”, donde aprovechó su know how en el segmento adolescente, tanto de lo aprendido en la compañía familiar que organiza viajes de 15 años, como de su paso previo por Disney.
Su empresa es responsable del festival interactivo We are Lights, que combina una aplicación móvil y una pulsera inteligente luminosa con música y arte. “Se descargan la aplicación y eligen sus intereses, y entonces se les asigna un color. En el festival van a tener los mismos colores los que tengan más afinidad”, explica y cuenta que el primer evento que produjeron fue para el IAE, al cierre del hackatón en junio del año pasado.
“En UNAJE buscamos crear una nueva cultura empresarial. Está bueno sentar las bases con un enfoque basado en los valores y no solamente en los resultados económicos para todos los que estamos empezando nuestra carrera empresarial”, dice.
Juan Manuel Barrero (34 años) es el presidente de UNAJE. Es contador, licenciado en administración de empresas y tiene un posgrado en agronegocios y empresas familiares.
“UNAJE nació hace 15 años, cuando un grupo de jóvenes empezaron a ver el potencial que tenía encontrarse y analizar las problemáticas comunes. Durante unos años fuimos los jóvenes de la UIA (Unión Industrial Argentina) y en 2012 nos separamos. Los jóvenes no quieren representantes, quieren construir algo que los identifique”, indica.
Juan Manuel cuenta el interés de la institución que preside en compartir actividades con el IAE. “La academia tiene un rol fundamental. La idea es tener alianzas estratégicas y de largo plazo donde todos podamos mejorar el contexto y las relaciones con los jóvenes políticos”, cuenta.
A diferencia de la organización a la cuál pertenecían antes, UNAJE no representa a ningún sector en particular. “Somos jóvenes empresarios que trabajamos en conjunto en búsqueda de objetivos colectivos. Queremos crear un nuevo empresariado para la Argentina basados en cuatro valores: profesionalismo (tener altos estándares de buenas prácticas); visión global (pensar en mundo que se abrió); pacto social (objetivos de triple impacto, desde lo económico, social y ambiental), y honestidad (que los empresarios sean íntegros)”, concluye.