Alexia Keglevich comenzó a trabajar a los 16 años en ASSIST CARD, la empresa que fundó su padre en 1972. Sin embargo, con más de treinta años de experiencia laboral, Keglevich continúa formándose y haciendo cursos en universidades. “Considero que estudiar te ordena un poco la vida laboral. Aún hoy busco actualizarme con los programas que hago, porque desde que me recibí hasta hoy cambió mucho el mundo académico”, dice.
Su padre es un conde húngaro que escapó a los 5 años de su país, tras la invasión de Rusia en 1944. En Suiza fundó ASSIST CARD, la empresa que mudó en el mismo año a la Argentina y que en 2011 terminó vendiendo al grupo norteamericano Starr International. Pero Alexia Keglevich se quedó en la compañía. Desde hace doce años –aun antes de que cambiara de dueños– es la CEO de una empresa que vende asistencia al viajero en 36 países del mundo y brinda servicio de prestaciones médicas en 190 lugares.
Su crecimiento profesional, sin embargo, no fue precisamente un camino de rosas. Cuando tenía 25 años, dejó ASSIST CARD luego de un par de roces con su padre, un hombre de carácter que le exigía más que a cualquier otro empleado. A pesar de lo que ella creía, pese a sus más de diez años de experiencia profesional, le costó conseguir trabajo por su pasado en una empresa familiar. Con una hija de 2 años y una hipoteca a cuestas, finalmente Keglevich logró entrar a trabajar en Banco Río –hoy Santander Río–, donde aprendió sobre el mundo de las finanzas.
Pero cuatro años después, en 2000, su padre le pidió que regresara a ASSIST CARD. Con el aprendizaje que había adquirido por haber trabajado en una empresa de más de 4000 empleados, llevó nuevas ideas a la firma, que cambió abruptamente, tocó fondo y logró reinventarse. Keglevich es una de las pocas mujeres en la Argentina con el cargo de CEO y dirige una empresa que emplea a 1600 personas.
“Cuando entré a la compañía, con 16 años, no tenía noción de que llegaríamos adonde estamos hoy. Aunque siempre –por mi ojo crítico– me gustaría lograr más. Ahora, Internet hizo que el pensamiento de crecer con dos dígitos interanualmente sea aún más posible, ya que una de las industrias en las que más impactó fue la de los viajes”, dice la ejecutiva de 49 años, y agrega: “Internet hizo que viajar sea más accesible de lo que solía ser. Hoy uno entra en YouTube y puede ver una habitación de hotel, algo que antes se veía solo en un folleto impreso en una agencia de viajes. Esta cercanía hace que la gente tenga los viajes más presentes. El mercado de los viajes ha crecido exponencialmente”.
La empresa tiene un promedio de 200.000 clientes anuales que eligen desde viajar una semana hasta una estadía de un año, en que realizan las experiencias laborales con el programa Work and Travel. Entre los destinos más demandados, Keglevich dice que Europa, Estados Unidos y América Latina representan un 30% cada uno, mientras que el sudeste asiático, China y Japón crecen cada vez más entre los elegidos.
Del IAE, donde cursó en 2003 el Programa de Alta Dirección (PAD) para actualizarse sobre lo que ocurría en los negocios internacionales, Keglevich señala que fue muy importante lo que aprendió de las vivencias profesionales de sus compañeros. “Hay que sacudir el conocimiento del IAE y expandirlo. En esa época me aportó mucha visión; aprendí muchísimo de escuchar al grupo con el que estudiaba, de las experiencias de los demás. Es lo más rico que tiene el IAE, la burbuja de conocimiento que aporta”, dice.
A pesar de la relación tensa que Alexia tuvo con su padre, la ejecutiva señala que ahora lo llama y le pide su opinión sobre temas de negocios: “En su momento, apenas se vendió la compañía, fue un momento bastante duro para la familia y la relación entre los dos. Ahora, lo llamo, le pido consejos y su visión como hombre activo, porque sigue siendo un emprendedor”.