El capitán de Los Jaguares Agustín Creevy y el actor Facundo Arana disertaron en el Summit del último viernes con el objetivo de inspirar a la audiencia con sus historias de vida. El principal mensaje de Creevy fue su pasión por la camiseta argentina. El rugbier contó que vivía en Inglaterra y que tenía excelentes ofertas laborales cuando decidió volverse a la Argentina para intentar poner al rugby local en lo más alto. Arana, por su parte, contó dos experiencias de vida que lo marcaron a fuego: cuando tuvo cáncer a los 16 años y la manera en que superó esa enfermedad, y cuando escaló el Everest por segunda vez, tras haber fracasado la primera y estar a punto de perder la vida.
“El rugby amateur para nosotros es lo más importante porque nos da los valores, la casa, los amigos. Pero necesitamos que se profesionalice. Tuve muchas ofertas en Europa para quedarme allá, pero no tuve dudas de que quería volver a la Argentina al súper rugby. Le dije a mi mujer: si yo no vuelvo a ponerme la camiseta de Los Pumas voy a perder mi motivación”, contó Creevy, que primero jugó en Los Pumas y ahora en Los Jaguares.
Junto a su equipo juegan contra los mejores rugbiers del mundo, y aunque son conscientes de las diferencias cualitativas entre ellos y los líderes mundiales en ese deporte, entrenan para enfrentarlos con la ilusión eterna de igualarlos. Reflejo de ellos es que todo el equipo se perdió la posibilidad de ver el partido de la selección argentina contra Nigeria, el que finalmente depositó al país en octavos de final. Los martes es el día que entrenan más fuerte y hacen doble turno. Ese día era el partido. Según Creevy ninguno de sus compañeros osó siquiera a pedir que se cambiara el horario del entrenamiento.
“No tenemos una base profesional tan grande, pero jugamos con los mejores. Cuando vine fue ´no sé si le podemos ganar a los All Blacks´, pero sabía que aportar ese granito de arena era importante para el futuro del rugby argentino. Gracias a eso después pudimos ganarles”, explicó.
Arana contó cuánto lo marcó haber padecido a los 16 años un cáncer en los ganglios linfáticos. Un día, tuvo que hacerse un estudio clínico en el hospital en ambos empeines de los pies: el médico le había indicado que debía hacer reposo en la clínica por dos días. El, empecinado, les comunicó a sus padres que se iría ese mismo día caminando a su casa. Ambos confiaron en la voluntad de su hijo y le explicaron al médico que se irían ese mismo día, tal como Facundo quería. Su casa quedaba a dos cuadras. Así contó que para salir de la clínica sus padres lo ayudaron cargándolo entre ambos en sus hombros. Fue la única vez que su padre le prestó las pantuflas que usaba en su casa y que nadie podía tocar. “Fueron las dos cuadras más largas y más geniales de mi vida, ese momento marcó mi historia con mi papá y mi mamá. Después empecé a querer ir a la montaña escalar, llegar a la cumbre de una montaña”, dijo. Contó entonces su experiencia en el Everest y cómo recordó a sus padres cuando hizo cumbre.
Luego el actor le habló directamente a la audiencia: “Para nosotros es muy importante estar hoy acá, ustedes, que son exalumnos, alumnos o futuros alumnos, son vitales porque yo no sé si puedo modificar el mundo o hacerlo funcionar mejor, pero ustedes sí. Ustedes acá y en el mundo tienen la fuerza mecánica para que todo camine mejor”. Arana también dio un alentador mensaje sobre el futuro del país, haciendo hincapié en la fuerza de los argentinos. “Todos sabemos qué país tenemos y qué posibilidades tiene. Nunca en mi vida osé a levantarle la voz a un presidente porque ésto no es un partido de rugby: es la autoridad. Los que tenemos la fortuna de ser educados tenemos que ser como Los Pumas, que cuando entran a la cancha son 15 caballeros con reglas, que salen de la cancha dándose la mano con el adversario. En la Argentina la gente es naturalmente solidaria, viajas al interior del país y te extienden la mano para ofrecerte lo que tienen. Tenemos q ser Sargentos Cabrales de esos San Martines”.