El ministro del Interior fue distinguido por el IAE en el ciclo de actualidad de septiembre
El ministro Rogelio Frigerio recibió el premio Consensus 2018 por “su capacidad de acercar voluntades y administrar diferencias en este contexto difícil”.
“Se trata de un premio que no lo decide ni el decano ni las autoridades, sino es una elección de los Alumni del IAE”, explicó el profesor del IAE Business School Roberto Luchi al entregar el reconocimiento.
El Ministro del Interior, Obras Públicas, y Vivienda de la Nación agradeció la distinción e indicó que en la búsqueda de consenso, las personas de negocios tiene una ventaja que se aprende en la escuela: “ Saben ponerse en el lugar del otro. Esa práctica es fundamental. La política fracasa cuando se pierde de vista la problemática del otro”.
En el Ciclo anual Consensus: “El Consenso Político. El desafío pendiente de construir acuerdos de largo plazo”, del cual moderó también el profesor Alejandro Zamprile, Frigerio fue consultado sobre si es posible entusiasmar a las fuerzas políticas empresariales, como el famoso pacto de la Moncloa.
“Para un país como la Argentina, generar consensos alrededor de ideas estrategias básicas y fundamentales es indispensable. Y como es indispensable, tiene que ser posible de alguna manera. No es fácil. En la país hay un problema que tiene que ver con representatividad. En los distintos sectores faltan líderes que representen al sector. No me refiero solo a la política, también en el sector empresario y en el sindical. Es difícil encontrar un espacio que tenga una representatividad legitimidada”, enfatizó.
“Nos toca el trabajo de buscar consensos en un contexto más difícil que en otras épocas. Hoy es imposible reformar la Constitución como pasó en 1994, cuando dos personas, los ex presidentes Alfonsín y Menem, se estrecharon la mano. Hoy tengo que hablar con 200 personas”, siguió.
“Eso también explica gran parte de los problemas: la falta de liderazgo. Insisto, no es solo patrimonio de la política. Hay que ir al primer gobierno de Hipólito Yrigoyen para encontrar la debilidad parlamentaria que tenemos como gobierno. Sin embargo pudimos sacar más de un centenar de leyes. Es justo reconocer que todas las leyes terminaron siendo mejor que los proyectos que mandó el poder Ejecutivo. Hay otras que no salieron, pero porque evidentemente hay cuestiones que todavía en la Argentina hay que discutirse más”, agregó Frigerio.
“Algunos me preguntan si no se puede avanzar más rápido. Tiene que ver con la necesidad de trabajar en cambios culturales, en comportamientos de la sociedad. Tenemos que modificar cosas para tener una nación mas desarrollada, más equilibrada y más justa. Eso probablemente lleve más de cuatro años de gestión”, continuó.
Además señaló que “a la Argentina le falta mucho para ser el país que todos soñamos”. “El error es pensar que hay un presidente o un espacio que pueda llegar a esa meta con atajos. Va a llevar décadas. Esto es más difícil para los sectores más vulnerables, pero todos tenemos que tener paciencia”, dijo.
Cuando se le preguntó por la aparición de líderes personalistas como Trump o Putin, Frigero dijo en risas: “Me gustaría ser el presidente de Rusia, solo por un día. La sociedad determina qué tipo de liderazgo se quiere. La sociedad, a través del voto, determinó que nosotros seamos un gobierno en minoría, delineó las características de los funcionarios. Una parte de la sociedad decidió cambiar en 2015, pero no cambiar todo, sino algunas prácticas poco republicanas. Después no había tanto consenso de cambiar la política económica. Eso complica para avanzar en determinado rumbo que necesita el país”.
“Las crisis complican la construcción de esos consensos, será cuestión de volver a empezar y volver a recuperar la confianza perdida. Obviamente en este contexto es más difícil de explicar, pero no nos queda otra. Estos principios de fomento de la iniciativa privada y de integración inteligente al mundo lo tiene que leer la sociedad. Y ojalá no sea la tarea de un solo gobierno sino de muchos”, agregó.
Asimismo señaló que su generación tiene canales de comunicación que antes era difícil de encontrar. “A medida que transcurra el tiempo habrá todavía más consensos. El sueño al que uno debería apostar es que en el futuro lo que uno tenga que discutir sean otras cosas, no qué tipo de economía queremos, no si tenemos que integrarnos con el mundo o si tenemos que tener las cuentas públicas en orden. No deberían formar parte de las discusión electoral. Con el tiempo estas nuevas generaciones de líderes políticos van a tener más facilidades para llegar a acuerdos. Las generaciones más jóvenes nacieron en otro contexto más globalizado”, dijo.
“A veces los argentinos somos un poco pesimistas y nos cuesta encontrar avances positivos. Hoy cuesta encontrar algún dirigente político que no acompañe esta necesidad de llegar al equilibrio fiscal. Después nos complicamos en el ‘cómo’. Eso es más difícil. Pero valoremos que el ‘qué’ lo tenemos mejor que antes”, comentó.
“En el ‘cómo’ entran a jugar intereses personales, políticos. Hay pocas propensiones de la dirigencia argentina de asumir costos en el presente para garantizar un bienestar en el futuro”, siguió.
Finalmente concluyó: “Los empresarios tienen que involucrarse más en la política, para contribuir con la experiencia y el conocimiento. En otros países vecinos hay más empresarios dispuestos a meterse en este mundo”.