Se cumplen 40 años del IAE. En mi caso no escribo como autoridad sino como soldado, un profesor en el llano. Llevo 30 de los 40 años en esta casa. Es una escuela de Negocios que pretende formar ciudadanos en el ámbito de la dirección de empresas y avanzar en la frontera del conocimiento con la investigación. Es muy difícil medir el impacto de su contribución a lo largo de estos años. Se intuye importante. Se ha puesto mucho esfuerzo en la escuela en mantener la relación con los que hoy ya son 17000 egresados. Se fomenta la diversidad en las aulas. El método del caso ha sido central por el enfoque pedagógico no excluyente. El IAE es el esfuerzo de centenares de personas que trabajan o trabajaron en la escuela. No es solo mérito de profesores y directivos. Todos suman y han sumado. Al fundador de la escuela, Jose Luis Gomez, siempre lo pone contento y lo destaca que otras iniciativas académicas estén trabajando en el mismo campo de la educación del management y con éxito.
Para una institución universitaria 40 años es muy poco tiempo. Cabe agradecer en este recuerdo histórico y mucho a la Fundación Perez Companc que nos donó el terreno en Pilar y construyó el edificio, siendo un impulso constante para crecer en los segundos 20 años de nuestra vida institucional. El sector de educación ejecutiva como sabemos está en transformación pero el núcleo de nuestro proyecto no varía. Pretendemos una formación humanística orientada a las personas.
El énfasis está en actitudes y capacidades con una base de buenas técnicas y herramientas que no deben faltar
El énfasis está en actitudes y capacidades con una base de buenas técnicas y herramientas que no deben faltar. El IAE comenzó antes que la Universidad Austral, en 1978. Desde 1991 forma parte de la misma y esto le ha dado mucha sinergia. El proyecto se potenció claramente. 40 años suponen un compromiso a seguir formando con coherencia e ilusión rectificando errores y desvíos. Es también momento de agradecer al IESE escuela basada en Barcelona y en Madrid, de proyección global, que nos dio la tecnología para arrancar a fines de la década del 70 con decenas de profesores “importados” que en el “IAE de Agüero” dieron clase. Se debe agradecer también a todos lo que cursaron que son el motivo de esta iniciativa, agradecer a los que estuvieron en la pre historia del proyecto y a mas de 1100 personas que trabajaron en algún momento de estos 40 años en la escuela en diferentes posiciones.
La formación de cuadros para la empresa y la investigación en gestión suponen un modo modesto de contribuir al bien común. Una empresa sólida en base a buenos profesionales es clave para el desarrollo. La empresa esta desafiada por una corrupción generalizada en los países centrales, en los emergentes y en nuestro propio país. Pero a pesar de esto la empresa es quizás, con todas sus críticas, la institución de mayor prestigio social del siglo 20 y 21. El management ha supuesto una revolución y ha colaborado en la calidad de vida de inmensos sectores de la población.
Empresa es iniciativa, creatividad, trabajo en equipo, diversidad, desafío, consistencia. Esto se aprende en la propia experiencia profesional y también en los “simuladores de vuelo”. En cierto modo es un simulador lo que hacemos en nuestras aulas en forma cotidiana.
La empresa se ha volcado más a la comunidad en los últimos 40 años. El IAE coincide con esta orientación y hemos tratado de construir para una empresa que integre los diversos stake holders de la sociedad.
La empresa tiene poder de influencia y transformación. No puede actuar sola de modo aislado. Es una institución que está entre lo público y lo privado.
Tenemos en el IAE alumnos de pymes, otros son de multinacionales o de empresas locales grandes. Siempre está viva la vocación de aprender de ellos que son el núcleo del proceso de aprendizaje. Los Alumni son nuestros embajadores. Esperemos no defraudarlos. Bienvenidos todos lo que pisaron este campus o la vieja casa de Agüero a volver a estos claustros, a tener otra vez la experiencia IAE. Los 40 años suponen un compromiso de redoblar la apuesta por la formación ejecutiva y la investigación, ambos tan relevantes para la competitividad del país.