La actual crisis sanitaria del coronavirus puso en incertidumbre total a la sociedad mundial. La expansión del contagio a gran escala afectó fuertemente a la economía global iniciando con las caídas en los mercados bursátiles y el shock sobre la oferta, dadas las interrupciones en el sector productivo. Una potencial larga trayectoria contractiva de la macroeconomía genera tensiones financieras, monetarias y fiscales que pueden redundar en graves disrupciones de oferta y demanda. Por lo tanto, es importante tratar de identificar la naturaleza de la crisis macroeconoómica y sus canales de transmisión.
El evento coronavirus se transformó en un shock sobre la economía mundial que se proyecta como una nueva crisis sistémica, la cual no sabemos aún su persistencia y profundidad. La aparición de un evento inesperado de gran trayectoria y magnitud que afecta en forma agregada y con rapidez a distintas regiones, determinando restricciones sobre la oferta y demanda agregadas, es decir, las suspensiones temporales de producción y la disminución consecuente del consumo, afectarán la dinámica económica y, en consecuencia, tendrán efectos sobre los mercados mundiales. Este tipo de crisis afecta gravemente al sistema mundial provocando disrupciones financieras, volatilidad cambiaria y contracción de la actividad económica. En efecto, desde China, Estados Unidos y la Unión Europea proyectan una fuerte desaceleración en la actividad económica, hecho impensado hasta mediados de febrero, aún con el matiz sobre una posible recuperación de China.
Potenciales consecuencias económicas sobre Argentina
Las marcadas caídas de los precios de activos financieros y commodities, de los índices bursátiles y las revisiones negativas de las proyecciones económicas establecen un panorama recesivo del que nuestro país no es ajeno. En ese sentido, es posible identificar los canales de transmisión, los cuales son muy frecuentes en este tipo de crisis.
El primero es el canal financiero. El derrumbe de los índices bursátiles se materializa en ventas de títulos para dirigirse hacia activos seguros, principalmente el dólar estadounidense. Esto provoca que mercados como el de nuestro país se vean más afectados por la interrupción de flujos financieros lo cual deteriora patrimonialmente a las empresas. A su vez, La salida de capitales genera que las monedas se devalúen, como el caso de Brasil y México. Particularmente, la devaluación de Brasil establece fuerte presión sobre el tipo de cambio nacional. De hecho, el Banco Central argentino decidió modificar la cotización del dólar. Por lo tanto, el canal financiero tendrá efectos secundarios. Dado que el tipo de cambio es un ancla nominal para nuestro país, si éste se modifica, las tensiones inflacionarias estarán nuevamente vigentes.
Otro factor es el canal comercial. La potencial disminución de las exportaciones tendrá efectos sobre la economía nacional siendo la única fuente sustentable de divisas. Una menor oferta de divisas no solo afecta la capacidad de importar y restringe la capacidad productiva, sino que genera menor poder de gestión para la autoridad monetaria sobre el mercado de divisas dada la caída de reservas. En ese contexto, el tipo de cambio se enfrentará a nuevas tensiones devaluatorias. Nuevamente, el mercado cambiario se enfrentará a tensiones con efectos sobre las expectativas inflacionarias.
Otra instancia se observa a través del canal de pagos o cadena de pagos, más aún en el contexto de la interconexión comercial mundial. Las acciones de aislamiento social junto con el cierre de fronteras han afectado la oferta y la demanda. La caída de las transacciones económicas genera una respectiva merma en los flujos de pagos, aunque puede ser matizada solo parcialmente con acciones monetarias y fiscales expansivas. Decisiones que se vienen registrando desde los principales Bancos Centrales. Pues, si se sostiene muchas empresas y bancos se enfrentarán a problemas de liquidez, como lo que ya se registra en algunas empresas aerocomerciales.
Sin dudas, hay desafíos importantes para los ciudadanos y gobiernos. Suavizar la intensidad de los efectos de transmisión es una tarea del poder ejecutivo. Por ahora todas las medidas que se conocen parecen escasas; la crisis e incertidumbre son desbordantes.
*con la colaboración de Martín Calveira