Victoria Canullo tiene 47 años y es licenciada en física por la Universidad de Buenos Aires. Es, además, de las pocas mujeres de la industria del aluminio que poseen hoy un puesto ejecutivo: el año pasado fue nombrada gerenta de investigación y desarrollo en Aluar, una compañía de capitales nacionales que abastece el mercado local de aluminio con aproximadamente el 30% de su volumen producido, exportando el otro 70% a países como Estados Unidos, Brasil, Japón y Alemania.
Canullo es la primera mujer en la empresa en obtener ese puesto. En Aluar comenzó a trabajar en octubre de 1996. Para ese entonces era investigadora del Conicet y ya siendo doctora en Física no sabía si continuar con el posdoctorado era una buena idea. Un día vio en el diario LA NACION un anuncio de Aluar donde pedían físicos para incorporarse a la empresa. Sorprendida ante la posibilidad de inmiscuirse en el ámbito corporativo aplicó sin saber lo que se vendría después: más de 20 años avocada a la industria del aluminio, algo extraño para alguien que había caminado hasta ese entonces solo por la academia.
En 1996 tuvieron que pasar varias entrevistas para que le confirmaran que había quedado seleccionada. Fue al volver de un viaje a Escocia cuando su mamá le avisó que la habían llamado para comenzar a trabajar allí la semana próxima. El detalle es que, siendo de Capital Federal, debía mudarse a Puerto Madryn. “Era una ciudad muy chica, de 40 mil habitantes, ahora tiene 100 mil”, explica, ya completamente adaptada a la ciudad y al ritmo de vida que le implica este nuevo puesto de trabajo.
“Trabajo fundamentalmente en la optimización y en la mejora de los grandes procesos que hacen a la fabricación del aluminio”, cuenta. Por su formación académica, en 2016 decidió tomar el MBA del IAE para obtener conocimientos corporativos. “Como yo vengo de una formación que es fundamentalmente científica-académica no había tenido un pasaje por otro tipo de formación. Quería formarme mejor en el mundo de la empresa, me parecía que era un paso fundamental para poder tomar una decisión directiva”, explica.
Señala así que el paso por el IAE fue fundamental: “Me abrió muchísimo la visión, la amplió totalmente porque yo venía de una experiencia técnica acotada. Esto me permitió ver a la empresa desde otra perspectiva”.
Canullo no teme en admitir que tuvieron que pasar 21 años para ser nombrada en un puesto gerencial y que en ese tiempo las mujeres nunca fueron mayoría en la empresa. “21 años no es poco. No puedo ignorar que soy la primer mujer gerente en 43 años. En la historia de la planta la población femenina siempre fue relativamente chica. Hay un 19% de mujeres dentro de los más de 400 trabajadores de la planta. Y de hecho las mujeres que ocupamos o buscamos puestos de jefaturas representamos un 30%. Es un avance, por supuesto, y seguramente va a crecer mucho más, la realidad es que somos pocas, pero con un esfuerzo direccionado se puede avanzar”.
La licenciada reconoce que faltan modelos de mujeres exitosas en esos ámbitos para despertar más interés en las más jóvenes: “Eso es algo que todavía no está, pero también se desconoce que estas empresas tienen una buena oportunidad de desarrollo para las mujeres”, cuenta, mientras recalca que entre sus pares de la ciencia siempre tuvo modelos de mujeres a seguir. Aluar posee 2.206 empleados, 1452 en Puerto Madryn, 505 en Abasto, provincia de Buenos Aires, y 249 más en esa provincia.
Apasionada de la ciencia, la gerenta cuenta que en 1998 lanzaron junto a su marido y otras personas de ese ámbito la organización sin fines de lucro Ciencia y Artes Patagonia (Capat) para la promoción de la cooperación nacional e internacional entre las ciencias y las artes, en beneficio del desarrollo socio-económico y cultural de la Patagonia. A Capat dedica la mayor parte de su tiempo libre, entre viajes esporádicos a Buenos Aires para visitar a su familia.