Francisco Estrada, de King Berry, dice que “cada país tiene sus características, pero lo importante es estar presente en cada uno”
Una bisagra en su vida profesional. Así define Francisco Estrada su paso por el IAE. El ingeniero agrónomo realizó un EMBA en 2004 que, a partir de un trabajo grupal, le permitió crear King Berry, la empresa de producción y comercialización de arándanos que abastece con unas 500 toneladas de arándanos frescos y otras 500 de arándanos congelados alrededor del mundo.
“King Berry empezó como un proyecto en 2004. Éramos un grupo de estudio, de los cuales quedamos dos: Pablo Ballazini y yo”, contó Estrada. Así nació la compañía, caracterizada por ciertas particularidades: “Este es un producto muy perecedero y requería un tratamiento logístico”, apuntó el ingeniero, que se trasladó a Tucumán, donde los arándanos se cultivan en fincas.
De esta manera, comenzaron a adentrarse en los pormenores del producto y apareció el objetivo de exportar arándanos orgánicos y comercializar frutos congelados. Sin embargo, destinar productos al exterior despertó nuevos retos: uno técnico y otro vinculado a las condiciones del país. “El primero tiene que ver con cómo coordinar lo aéreo y lo marítimo para llegar en óptimas condiciones a mercados de ultramar, sobre todo porque los competidores llegan con una logística que exige un producto de mayor calidad”, describió Estrada.
El segundo de los desafíos tiene que ver con cuestiones estructurales. “Sobre el contexto existen múltiples impuestos, regulaciones y presentaciones que hace bien difícil la tarea de exportar”, reconoció el dueño de King Berry.
“Hay que cuadrar que los números estén impecables y que después podamos hacer los recuperos de impuestos internos como el IVA o el derecho de exportación, además del cumplimiento de los plazos de divisas, el cierre de liquidaciones y la presentación de documentación en la aduana. Incluso, las aduanas son muy distintas entre sí, con lo cual es que no es lo mismo en Tucumán que en Buenos Aires. Y cualquier error retrasa todo. Es un estrés financiero adicional”, detalló.
Actualmente, King Berry entre 500 y 600 toneladas de arándanos frescos y 400 a 600 toneladas de arándanos congelados a 10 países: Estados Unidos, Canadá, China, Inglaterra, Alemania, España, Países Bajos, Dubai, Islandia, Rusia y Brasil, y para ello se requiere coordinar con la peculiaridad de cada lugar. “Cada país tiene sus características, pero lo importante es estar presente en cada uno. Del mercado alemán llama mucho la atención que son muy rigurosos en los análisis de pesticidas y agroquímicos. El inglés es más rígido en la calidad de la fruta y el chino es muy exigente en tamaño, color y firmeza”, puntualizó.
Ahora, la empresa abrió una sucursal en Estados Unidos -KB Specialties- y desde allí importan sus propios productos para distribuirlos hasta las góndolas. “Nos asociamos con uno de mis hermanos, formamos la empresa en Miami y empacamos en Carolina del Norte. Contactamos a distintos supermercados y nos convertimos en proveedores, lo que nos da mucha competitividad. Desde Estados Unidos importamos fruta de Argentina, otra que viene de Perú, de México y de Chile y así vamos cubriendo los distintos momentos de cosecha del año. Nos interiorizamos en la parte de supplying para abarcar toda la cadena de valor”, resumió Estrada.
Lejos de conformarse, la empresa que comenzó como un proyecto académico sigue apostando al crecimiento. “Ahora exportamos no solo arándanos. También empezamos a incursionar en congelados de frutillas y limón. Además, este año empezamos a montar una distribuidora de productos. Importamos productos como moras que no tenemos acá para luego sacar otros mixes de frutas y como unidad de negocios nueva empezamos a desarrollar cultivos sustentables hidropónicos”, concluyó el propietario de King Berry.