Hugo Río Zabalza impulsa un proyecto para incidir en la formación de niños y adolescentes, que llega hasta acompañarlos en su inserción laboral
“Siempre me inquietó el tema educativo y por una serie de circunstancias terminé organizando el Programa Escalón de la Fundación Nuestra Señora de Guadalupe”, cuenta Hugo Río Zabalza, profesor de Educación Física y Licenciado en Administración y Gestión Educativa. El mendocino explica que su incursión en la fundación fue producto de una “reconversión” que tuvo que hacer en 2001, cuando un cáncer de laringe lo sorprendió en plena actividad profesional, mientras desarrollaba un programa de actividades al aire libre en el Colegio San Jorge de Mendoza.
El Programa Escalón, que hoy ocupa gran parte de su tiempo, busca incidir en la formación de niños de sectores sociales y económicos postergados que poseen un alto riesgo de deserción educativa. El fin último es acompañarlos hasta su inserción en el mercado laboral. Escalón es una continuación del trabajo que realiza la fundación CONIN, fundada en Mendoza por el doctor Abel Albino y cuya misión es erradicar la desnutrición infantil en el país. La tarea de CONIN está enfocada en niños de 0 a 5 años y en sus madres, como así también en aquellas madres embarazadas que aún no tienen hijos.
Uno de los primeros cuestionamientos que Río Zabalza le hizo Albino fue que no continuaran con la tarea más allá de los 5 años del niño. “Cuando cuestioné el tema educación a largo plazo Abel me explicó que la prestigiosísima fundación no está diseñada para llevar adelante un programa con niños mayores de 5 o 6 años y mucho menos hasta los 18, edad necesaria para poder incluir a una persona en el mercado laboral formal”, explica Río. Ese, entonces, fue el puntapié inicial de Escalón, que se ocupa de realizar un seguimiento personalizado por medio de apoyo escolar a niños que tengan 5 o más años hasta su inserción laboral. Si bien el proyecto comenzó recién en 2014, su puesta a punto se inició varios años antes.
“Tomé como un desafío propio darle continuidad a esta titánica tarea de mi amigo Abel para que los niños que son víctimas de este flagelo desarrollen un sistema nervioso acorde a su edad cronológica”, continúa el Alumni, que en 2007 realizó el Programa de Dirección General del IAE.
Río cuenta que conoció el campus de esta universidad poco antes de finalizar su tratamiento en el hospital Austral. “El IAE es parte de ese milagro”, dice, sobre su recuperación. “Cuando lo conocí entendí que era la forma de darle una vuelta más al tema educativo viendo la perspectiva profunda de su repercusión en el crecimiento cultural y real de familias y personas. Una familia amiga me ayudó a pagar el PDG en Mendoza y desde entonces no me despegué más del IAE”, resume. Antes de tomar el programa, Albino fue fuente de consulta de Río para ver cómo impactaría el PDG en lo que Río ya tenía en mente.
Impulso
El Alumni, que también está a cargo del área de Capacitación de la Subsecretaría de Mendoza, dirige la Fundación Nuestra Señora de Guadalupe y desarrolló allí la base jurídica para impulsar Escalón. “El objetivo del Programa es contribuir para la formación de hombres y mujeres con las capacidades técnicas, académicas y humanas necesarias para un eficiente desempeño laboral y mejor aporte social en su comunidad. Nuestra visión es ofrecer al mercado laboral operarios calificados para la industria y el comercio, preparandolos desde los 5 años”, relata.
Río estaba convencido de que era necesario impulsar a estos niños más allá de su primera infancia. Por eso se propuso continuar con el camino de la fundación CONIN en pos de que los ahora niños y futuros adultos logren insertarse en trabajos calificados o semi-calificados dentro del mercado laboral formal a los 18 años. El norte del proyecto es que los beneficiarios de su fundación lleguen a ser “recursos humanos responsables y proactivos”.
La primera sala experimental la abrieron en Las Heras, Mendoza, en 2014. Luego también se sumó una sede en Tigre, provincia de Buenos Aires. “Una vez que arrancamos con nuestro primer año se sumó el importantísimo aporte intelectual del licenciado Juan Llach, con sus sugerencias y orientaciones, otra de las vinculaciones entre el IAE y el Programa Escalón”, agrega.
Desde que el programa arrancó, según datos de la Dirección General de Escuelas, obtuvieron excelentes resultados: 0% de deserción escolar, 0% de repitencia y un desempeño académico con promedios no inferiores a 8. Además, el porcentaje de ausentismo al programa es menor al 20% anual. Los datos en lo que va del 2018 al 14 de abril entre las dos sedes son un 86,10% de presentismo y solo un 13, 90% de ausentismo a Escalón. “Las luces de los indicadores comienzan a encenderse ¡y son de color verde!, estamos en una etapa de crecimiento exponencial”, exclama Río Zabalza.
Para su principal impulsor las principales dificultades del proyecto son los recursos para lograr instalaciones adecuadas y recursos humanos capacitados para trabajar en el proyecto. No solo se necesitan docentes sino también profesionales que sean capaces de mantener una organización central que permita optimizar la administración de recursos. No obstante, el alumni explica que el programa despierta alegría y empuje tanto en quienes lo impulsan como entre sus principales beneficiarios: los niños y sus padres.
El 5 de mayo inaugurarán dos sedes más en Mendoza, en las localidades de Guaymallén y Godoy Cruz. “El plan de crecimiento está planteado como para cuidar el equilibrio entre llegar a la mayor cantidad de familias posibles y la calidad de la propuesta. Por eso, y por ahora, atendemos a muchas menos familias de las que quisiéramos o deberíamos alcanzar”.
En Escalón procuran no superar los 15 alumnos por aula, pues saben que los estándares internacionales indican que lo ideal es un aula de no más de 12 alumnos. “Tenemos que optimizar la calidad educativa acorde a las necesidades extremas, lo nuestro es una tarea casi artesanal”, detalla. El objetivo final es “desparramar” sedes por todo el país.