-¿Cuáles te parecen los desafíos más urgentes de la economía argentina este año?
-A pesar de haberse desacelerado en los últimos valores, la inflación parece no dar tregua gracias a dos causas de considerable fuerza: la política monetaria expansiva de la actual administración y los altos precios internacionales de los commodities, en particular los combustibles, que a su vez impactan en los costos de los insumos de la economía.
Las tasas de interés fijadas por el Banco Central corren está inercia de atrás. Esto provoca dificultades tanto en el consumo general como en la inversión de excedentes para los privados, en estos días se manifiestan caídas generalizadas de los bonos tanto en dólares como (esto es una novedad) en pesos, ya que el mercado parece temerle a una restructuración de la deuda en pesos de más corto plazo que lo esperado originalmente. Vemos esta última idea improbable de corto plazo, pero el mercado reaccionó en estos últimos días con esa preocupación.
El déficit fiscal hace más complicado el panorama, ya que el gasto crece, y la recaudación genera un freno al crecimiento.
-¿Cómo es el comportamiento de las mujeres argentinas en los mercados de capitales? ¿Hay diferencias con los hombres?
-En el mercado de capitales argentino se luce el talento femenino, tanto en posiciones de liderazgo como en las nuevas generaciones que van ingresando a las fuerzas de nuestro sector. Tengo excelentes colegas y competidoras, me enorgullece que Cohen como marca empleadora haya sido formadora de ejecutivas que hoy se distinguen en roles de muy alto nivel. En el plano profesional ya no detecto grandes diferencias de comportamiento entre hombres y mujeres.
En cuanto a perfil de inversora para sus finanzas personales, la mujer tiene un comportamiento típicamente más ligado a sus decisiones vitales, y menos pendiente de milestones numéricos. No fija objetivos para llegar a una meta que sea un número final o una TIR determinada, sino que piensa en hitos de su carrera profesional, o de su familia. Tiende a trazar objetivos más de largo plazo, y tener menos preocupación por perderse la última tendencia, es menos competitiva y más discreta con sus logros, lo que hace que sus rendimientos sean más consistentes, pues sus costos transaccionales son menores, ya que no necesita corregir el curso en tantas oportunidades.
En la contracara, las mujeres somos menos agresivas en la persecución de resultados, tendemos a quedarnos más en cash, y esto en momentos de inflación es desaconsejable.
- Los analistas hablan de un regreso de la inversión a los mercados emergentes en 2022. ¿Tiene una oportunidad la Argentina en este contexto?
-Una vez superados los obstáculos que los mercados financieros están transitando de corto plazo, entre ellos las políticas monetarias más restrictivas en los bancos centrales de referencia, el conflicto bélico en Europa y los cuellos de botella en el supply chain mundial, o justamente por este último, los países emergentes tendrán la oportunidad de beneficiarse en sus economías reales por efecto del nearshoring y friendshoring al que empresas y gobiernos tenderán para garantizar sus cadenas de valor.
Mientras el este de Europa está tomado por la guerra, China despierta post pandemia y mide las potenciales reacciones a sus intenciones de expansión territorial. Se vislumbra un recrudecimiento de las hostilidades entre Oriente y Occidente. En este contexto, en el que además los mercados sufren el golpe de la suba de tasas y ya empiezan a descontar una posible recesión, puede darse que el paradigma de riesgo de varios emergentes esté cambiando y la relativa paz comparativa en Latinoamérica la posiciona mejor como polo de atracción de potenciales inversiones, incluso a pesar de la política monetaria restrictiva en el mundo, lo que en otras oportunidades era un elemento disuasivo para las inversiones en emergentes por sus perfiles crediticios de menor calidad. Está oportunidad se presenta así, además, gracias a la suba que la invasión rusa provocó en los precios de los materias primas, de las que los emergentes somos productores.
Sin embargo, son tiempos de incertidumbre política en varios de los países de nuestra región: Chile, Colombia, Perú y Brasil tienen en su futuro inminente decisiones estructurales que definirán cuán atractivos quieren ser para capitales extranjeros. Será cuestión de mirar de cerca los caminos individuales que cada una de estas economías tenga en ciernes para encontrar oportunidades.
Argentina, en particular, se debe un proceso de reinserción en los mercados internacionales que en la mejor de las perspectivas es improbable, ya que para ello debería cumplir con las metas del Fondo Monetario – que logra sólo en lo cosmético–, eliminar el cepo al tiempo que reconstruye sus reservas, mostrar salud institucional, reducir significativamente el déficit fiscal y al mismo tiempo reformar la estructura impositiva para promover un interés de los inversores a largo plazo. Hoy Argentina no cuenta con la confianza externa para ser considerada un foco financiero viable, y la plaza interna tampoco está libre de escollos, dados los violentos trastornos que el mercado de Renta Fija en pesos acaba de transitar. Si bien los papeles argentinos tienen hoy cotizaciones atractivas, las mismas reflejan un escenario incierto respecto de la dirección que se nos plantea como inversores. Será la tarea de lo que resta de de este ciclo ver cómo equilibrar las carteras para obtener un resultado óptimo entre protección ante la inflación y el tipo de cambio.