Fabiana De Nicoló CEO de Southbridge Insurance (SBI) cuenta cómo hizo para construir una carrera exitosa y cómo es su vida en Chile como expatriada
Fabiana De Nicoló, EMBA 1997, es la CEO de Southbridge Insurance (SBI), la empresa de seguros canadiense que hace dos años adquirió las operaciones de AIG en la región. Radicada en Chile, Fabiana tiene 200 personas a cargo y es la responsable de llevar adelante la reestructuración de la compañía y consolidar la nueva marca.
El desafío no es menor. Llegó a Santiago luego de que le ofrecieran el puesto de gerente general de AIG. Mudó a su marido y a sus tres hijos, que la acompañaron en el nuevo objetivo. Pero al poco tiempo la compañía se vendió y le ofrecieron hacerse cargo del cambio corporativo que implica la transformación de cualquier fusión empresarial.
“A los seis meses de haber llegado y después de haber hecho una reestructuración grande me dijeron que la empresa se vende. Por suerte los argentinos estamos hecho para todo. Fue difícil, pero me quedé. El proceso de due diligence (la auditoría que se realiza para conocer su situación de una empresa antes de concluir un contrato de fusión o adquisición) fue super bueno y aprendí muchísimo a nivel profesional”, cuenta Fabiana.
“La compañía se vendió al grupo canadiense Fairfax Financial Holdings, que tiene un cultura distinta donde se le da mucho empoderamiento a los presidentes. Ahora, con la fusión, somos Southbridge Insurance Company, que es todo un lanzamiento de marca. Tuvimos que relanzar el plan de negocios, profesionalizar todo el equipo y rearmarlo en función a cómo son las estructuras en Canadá. Fue super interesante. Siempre trabajé con compañías multinacionales del estilo europeo y americanas, pero nunca canadienses. Son gente super profesional y muy humanos. La cultura en general prioriza promover la igualdad de género y son muy activos en cuidar el medio ambiente y a las comunidades originarias”, agrega la contadora y licenciada en Administración por la UBA.
Su experiencia previa antes de llegar a SBI incluye una carrera larga en la que estuvo en Techint, Novartis, TGS, Telecom, Marsh y Allianz, donde llegó a ser gerente regional para todo América Latina, desde Miami hasta el sur. “En Telecom estuve ocho años y fui gerente de marketing de larga distancia, pero con la crisis de 2001 se cortó todo el presupuesto que había en publicidad. Entonces hice un cambio en la carrera y entré a trabajar en el sector de seguros en Marsh. Ahí aprendí del negocio financiero y armé la unidad de negocios masivo que no existía en la compañía”, cuenta.
Luego de siete año en Marsh, la llaman de Allianz, la compañía alemana más grande de seguros del mundo, para desarrollar todo el área de América latina. “Estaba como responsable del lanzamiento y desarrollo del mercado para todo lo que era seguro de vida, asistencia, salud y salud internacional para expatriados”, dice.
Duró cinco años hasta que de nuevo la volvieron a llamar para ocupar una gerencia general en Chile. “Fue una decisión difícil. Mi marido me apoyó, como lo hizo en todos mis trabajos. No muchos están dispuestos a resignar su carrera o a estar lejos de su familia. Por eso es bastante clave la ayuda familiar. La pareja es fundamental y es necesario tener al lado una persona generosa en ese aspecto. Anímicamente, la vida en el exterior es muy cíclica. Si la pareja no está fuerte, no sobrevive mucho, es complicado”, confiesa.
Con respecto a la situación de la Argentina, Fabiana indica que “visto de afuera, la parte económica y social se ve mucho peor”. “Pasé muchas crisis en el país, como la de 2001 que fue dura con el corralito y con amigos que se quedaban sin trabajo. Pero cuando estás afuera es peor, porque uno ve a Chile, por ejemplo, que es un país estable, que tiene las instituciones fuertes y piensa por qué la Argentina no podría estar igual o mejor. Se vive con mucha más tristeza, sobre todo porque uno en el fondo siempre quiere volver”, dice.
“Chile es un país ejemplar en todas sus variables macro: la inflación es del 3%, las cosas funcionan, los créditos son baratos, el acceso para las pymes y los emprendimientos es muy fácil, se puede abrir la empresa en un día y después tenes varios meses para presentar los papeles. Está todo hecho en pro de las empresas y de la generación de trabajo. Es el país donde van todas las inversiones en este momento, junto con Colombia, Perú, México; la tristeza es grande cuando no nombran a la Argentina. Espero que eso cambie. Visto de afuera pareciera que faltan aún muchas reformas para que las inversiones vuelvan”, compara.
Sin embargo, también señala las dificultades que encontró del otro lado de la cordillera: “En Chile no tienen todavía tanta inclusión como se ve acá. Hay menos pobreza pero el acceso al estudio universitario y a la salud es caro. Hay grandes diferencias. Allá todo es más del estilo americano: es gente super amable y sencilla, pero tal vez no tengan tanta proactividad como hay acá; los tiempos son más lentos y no está la vorágine del argentino. Tampoco te dicen las cosas de frente, tienen que teque adaptarse en su estilo de liderazgo. Son muchos más verticalistas. Para ellos, fue disruptivo que llegara, siendo mujer y argentina, y que tenga la oficina abierta para que los escuche cuando quisieran. Les llama la atención. Pero es bueno para el país ver que hay otras formas de hacer las cosas. La inmigración también ayuda y está bueno destacarlo, sobre todo ahora que hay una corriente que está tan de moda en los países del mundo de poner restricciones al ingreso de extranjeros. Chile necesita de los inmigrantes y es bueno que aporten otra visión y otra forma de trabajar”.
Finalmente, con respecto a los desafíos que enfrentó en su carrera profesional siendo mujer, Fabiana dice: “Siempre la competencia está con los hombres y uno tal vez siente que tiene que demostrar más. El secreto en mi carrera fue ir aceptando las oportunidades que llegaban. Decir que sí. Me ha pasado que a veces uno mismo se pone trabas. Oportunidades para ir a trabajar al exterior tuve varias, en Miami, Colombia, España, pero siempre me quedaba en la Argentina, por la familia y los afectos. Pero cuando me llegó la oportunidad de ser gerente general, para lo cual me había preparado siempre (y por eso hice el máster en el IAE en 1996, cuando solo éramos 10 mujeres entre 160, no dudé”.