Guido Gaviglio, EMBA Regional 2020, es socio fundador de Rooftop, una empresa de software nacida en Córdoba que creció muchos en los últimos años y busca terminar con la premisa de que hay que ir a Buenos Aires para tener trabajos “de alta calidad”.
Guido nació en la ciudad de San Francisco, en el límite entre las provincias de Córdoba y Santa Fe. “Es una ciudad muy linda, pujante, que tiene una muy buena universidad en las ingenierías”, indica. Él, sin embargo, estudió Administración de empresas en la Universidad Católica de Córdoba y realizó dos intercambios: uno a la ciudad de Chicago y otro a Tokio.
“A Chicago fui gracias a la vinculación de la universidad con la fundación ISEP. Fue muy importante, y al regreso de esa experiencia, ya cursando el último año de Administración, obtuve otra beca para estudiar en Japón, en la universidad de Sofía. La beca exigía requerimientos. Como experiencia, me gustó mucho, hay un choque cultural, pero el aprendizaje es muy lindo. Vivíamos en una pensión con chicos de distintas partes del mundo. Las primeras dos semanas pensé quién me mandó acá, pero lo disfruté. Fue muy bueno y enriquecedor”, cuenta.
“Cuando volví a la Argentina, hice una experiencia en la planta de FIAT con Iveco, en Córdoba. Después ingresé en la empresa familiar que fundaron hace 50 años mi papá y mi tío, donde también trabajan mis hermanos y primos, quienes también hicieron el EMBA en el IAE”, agrega.
“Siempre tuve la inquietud de tratar de hacer algo distinto, siempre en el marco de la empresa familiar, no quería irme como un lobo solitario. Entonces abrimos dentro del grupo familiar una unidad de negocios enfocada en el desarrollo del software y la tecnología”, relata sobre los primeros pasos de Rooftop, la compañía que creó junto con los ingenieros en sistemas Nicolás Ferrero y Carlos Frutos.
“Ellos habían arrancado con la startup en San Francisco, empezaban a darle forma al proyecto y nosotros aportamos la experiencia de una empresa ya formada, lo que fortaleció la estructura de la startup”, dice Guido.
“Rooftop nace con un fuerte sentido de comunidad, de construir una comunidad desarrollada donde la barrera de ser del interior no sea lo suficientemente alta para acceder a trabajos de calidad globales. Queremos construir las mismas oportunidades y poder potenciar a las personas donde sea que estén”, comenta.
“Desde San Francisco hay una usina de talento de chicos muy competentes, fuimos construyendo un ecosistema durante estos años con sentido de comunidad”, agrega.
La empresa lleva 13.000 horas aplicadas a soluciones tecnológicas de alto impacto en proyectos para Estados Unidos Europa y América Latina. “Comenzamos con una historia bien de startup, en un departamento donde trabajábamos 3 o 4 personas y hoy podemos llegar con soluciones tecnológicas de alto impacto a un montón de países. Eliminamos la brecha no solo de Argentina con el mundo, sino de Buenos Aires con el interior y de las ciudades grandes con el interior del interior”, señala.
En la empresa, cuenta, tienen dos modelos de negocios: el de talentos, que nace de la necesidad de los clientes de aumentar su músculo de programación, y el de soluciones de proyectos, que es cuando la empresa necesita una solución tecnológica y se le arma un equipo on demand, a la medida de lo que necesita el cliente.
“Ahora entramos en una fase muy fuerte de internacionalización. Tenemos base en Córdoba y en Estados Unidos, y estamos tratando de crecer en Uruguay, Chile, México y España. Tenemos venta distribuida con embajadores”, dice. Además, fueron seleccionados por Google for Startups, una incubadora, que les da asesoramiento en España.
“En Estados Unidos me estoy radicando a partir de agosto del año próximo, para darle un impulso a partir de nuevos clientes que fuimos desarrollando y esperamos desarrollar varios más”, agrega.
El EMBA Regional lo comenzó el año pasado y todavía está cursando. “Fue una experiencia muy transformadora, me ayudó un montón para dar el impulso emprendedor. Las materias de liderazgo y de emprendedorismo, siendo el IAE un referente y pionero del emprendedorismo, están siendo una gran experiencia. Mi familia y amigos me lo habían recomendado y lo hice por ese inconformismo de creer que podía hacer las cosas de otra forma, mejor”, comenta.
“Por ejemplo, el objetivo de expandir los límites de la startup y salir a Estados Unidos nace de la transformación que nos enseñaron en el IAE, de dar ese paso, de no quedarnos en el deseo o la palabra”, concluye el emprendedor de 33 años.