Matía Botbol, DPME 2013, dejó hace un año la dirección de la red social y creó Maslow, una plataforma orientada a Recursos Humanos. El Alumni se define como un curioso y dice que aunque emprender no es fácil, su recompensa es hacer lo que lo apasiona.
Matías Botbol tiene su propia entrada de Wikipedia con 22 referencias, que van desde entrevistas en medios como Rolling Stone, links a premios internacionales y fallos judiciales relacionados con la propiedad intelectual.
En la entrada dice que nació en 1978, que es emprendedor y el actual CEO de Taringa. Este último dato está desactualizado. El Alumni dejó la empresa en 2021. Su intención era tomarse un año sabático, pero estar quieto parece no ser lo suyo. Hace unos meses, junto a otro emprendedor creó Maslow, una plataforma de RRHH con la que pretende cambiar el paradigma de cómo funcionan las compensaciones.
¿Cómo llegó un chico de Haedo que estudió Diseño Gráfico a ser el CEO de la red social con más tráfico de Argentina? La historia es larga, pero hay dos motores que parecen no apagarse nunca en Botbol: la curiosidad y la perseverancia.
El Alumni recuerda que desde chico le gustó la electrónica. “Cuando estaba en el secundario, a los 14 o 15 años, me compré una radio de radioaficionado y empecé a hablar con la gente. Sería como una especie de vieja forma de chatear. Después mi papá compró una computadora y usábamos el BBS, que era como un sistema para llamar a otra computadora y dejar mensajes”, cuenta.
El punto de quiebre llegó cuando descubrió Internet. “Ahí me volví loco”, afirma. Era 1996 y el joven Botbol decidió armar una página web con el árbol genealógico de su familia. Gracias a su experiencia como diseñador, fue contratado para diseñar los primeros webmails del país. Luego, en 2003, fundó WIROOS, una empresa de hosting, junto a su hermano Hernán Botbol y su amigo Alberto Nakayama. Gracias al emprendimiento apareció la oportunidad de comprar Taringa!, que en ese entonces era un sitio casi ignoto. Costó 5.000 dólares y en cuatro años, pasó a tener un caudal de 70.000.000 de usuarios únicos por mes. En 2008 ya se había transformado en el sitio argentino con más tráfico, con más visitas que Clarín y La Nación.
El DPME, un antes y un después
En medio de este crecimiento vertiginoso, Botbol decidió hacer el DPME. “Sentía que me faltaba una base, tenía que aprender mucho y no tenía tiempo para ponerme a hacer una carrera”, explica.
El emprendedor dice que el programa de Dirección de la Pequeña y Mediana Empresa fue un antes y un después en su vida. “El DPME me ayudó a entender cómo administrar una empresa y un montón de cosas que son bastante importantes en la gestión. Pude así profesionalizar la empresa. Creo que se puede terminar aprendiendo a prueba y error, pero termina siendo mucho más caro y más largo”, sostiene.
Un nuevo comienzo
Taringa! fue un boom y para administrar la empresa, los tres socios la subdividieron en tres unidades de negocio. Botbol quedó como CEO y en los últimos años se focalizó en armar un sistema de revenue con criptomonedas.
Pero nada fue fácil para Taringa. Como la Argentina no contaba con un marco legal para plataformas virtuales de inteligencia colectiva, donde cada usuario sube el contenido, varias empresas editoriales los demandaron por presunta defraudación de derechos de propiedad intelectual. Finalmente, en 2018 fueron absueltos por la justicia.
Un año después, los socios vendieron Taringa! a IOVLabs, la empresa creadora de la plataforma de contratos inteligentes RSK y el token RIF Token. Botbol fue el único que siguió en Taringa! como CEO para facilitar la transición. Ese mismo año los hermanos decidieron dejar la Argentina.
Primero Hernán se fue a vivir a California. Matías siguió el camino de su hermano y se instaló en Estados Unidos en abril de 2019. La dificultad para emprender en la Argentina y la situación del país lo convencieron y eligió para vivir Austin, Texas, "una mini Silicon Valley que está creciendo mucho y está cerca de Latinoamérica”. El Alumni viajó junto a su mujer y sus tres hijos –que hoy tienen 16, 14 y 8- y la expatriación les resultó más suave de lo que pensaron.
Nace Maslow
Luego de desvincularse de Taringa! Botbol se reunió con Diego Boryszanski para crear un proyecto nuevo. Se conocían porque ambos pertenecen Entrepreneurs' Organization, una organización internacional que tiene 70 miembros argentinos.
“Los dos venimos de emprender con empresas de tecnología y estas cada vez más tienen el problemas con la rotación. También la forma de manejar los salarios es distinta a la tradicional, todo es más dinámico”, dice.
Los emprendedores descubrieron que había una oportunidad para innovar y cambiar el paradigma. Y ahí fue que nació Maslow. La llamaron así por la pirámide de Maslow, una teoría sobre las necesidades psicológicas de las personas y cómo estas influyen la motivación.
“El objetivo de Maslow es que las empresas puedan darle el control a sus colaboradores, para que sean ellos quienes decidan como ser compensados en base a sus propias necesidades y de esa forma alinear lo que son las expectativas de la gente”, explica.
Su zanahoria
Botbol dice que chico nunca se imaginó tener su propia empresa, pero que siempre le gustó hacer cosas. “Creo que sin darme cuenta entendí que era posible emprender porque mi papá lo hizo — es médico, pero fundó un centro médico— y también mi abuelo, al que no conocí, le fue muy bien como emprendedor. Tal vez eso me animó, pero no es que soñaba con eso. Creo que se dio”, explica.
Según él, muchas veces emprender tiene buena prensa, pero no es un camino fácil. “Mucha gente piensa que si emprende la va a pasar muy bien o que es algo divertido. Pero en verdad es difícil. Es más lo que uno sufre que lo que uno disfruta. Pero lo que tiene, y que creo que hace que estemos un poco locos para hacer esto, es que también uno va cumpliendo sueños y puede hacer cosas que le apasionan. Creo que es lo más importante”, dice.
“Ni siquiera es que uno lo hace necesariamente por la plata, en promedio creo que les va mejor a los que hacen una carrera corporativa. Pero lo que tienen en común los emprendedores es que hacen algo que les apasiona”, continúa.
“Yo siento que emprendo porque me apasiona y no por una cuestión económica. O sea, creo que lo económico es secundario. Obviamente me interesa porque si no me dedicaría a tener una ONG. Pero no es mi zanahoria más grande”, concluye.