Pablo Taussig trabaja en la consultora Spencer Stuart como head hunter. Con 61 años, en su currículum figura estudios de economía y la gerencia en los bancos Supervielle, Francés y MBA, además de un máster en la Universidad de Notre Dame, en Estados Unidos. Hace 11 años trabaja como consultor. En su disertación en el Ciclo de Actualidad “Trayectoria laboral, el desafío de reinventarse”, Pablo dio su visión de cómo aprovechar las nuevas oportunidades para renovarse. ¿La clave? “Ser flexible y saber adaptarse”, indicó.
“Muchos de los trabajos que existen hoy no van a existir más. Los camioneros están listos. Los autos autónomos ya son un hecho. Pero lo mismo ocurre con los clínicos, los contadores, los arquitectos y los head hunters”, comenzó.
“No es la primera vez en el mundo que tenemos estas amenazas. Cuando apareció la imprenta, los monjes que copiaban libros estaban asustados. Lo mismo con la aparición del vapor y con los primeros autos que salieron a la calle”, continuó.
“Aprender implica incorporar información y determinar cambios en nuestro comportamiento. Hay que aceptar que tenemos que hacer cambios y entrenar para hacerlos. Es duro, sentimos una enorme inseguridad cuando nos sacan las formas de hacer las cosas. Se puede aprender de libros, de otra gente, de la naturaleza, de todo" aconsejó.
Luego, dio tres ejemplos de cambios de carrera profesional:
“Juan, tenía 52 años. Era gerente de un banco. Se fue con unos pesos ahorrados, pero me dijo que no quería quedarse en su casa, que le busque cualquier cosa para hacer. Él tuvo la flexibilidad para adaptarse a lo que venga”, dijo.
“Billy. Con la crisis de 2001, tuvimos que echar a 60 personas en MBA. Cada persona reacciona totalmente distinto a lo que uno espera. Billy me dijo que entendía la situación, pero que le deje un escritorio y un teléfono, aunque no le pague nada. A los tres meses comenzó a cobrar, había encontrado un puesto que nos servía”, siguió.
“Gerry. Hoy es el presidente de un banco en Estados Unidos, pero cuando llegó a trabajar en Banco Francés no creíamos que fuera a ser tan bueno. Tiene una capacidad de adaptación y unas ganas de adaptación impresionante”, indicó.
“Uno tiene que aceptar que está en una situación nueva y tiene que desprenderse de que somos lo que hacemos. Nos definimos por lo que hacemos y no por donde el puesto en que estamos (gerente general de un banco, por ejemplo). Hay que empezar a valorase a uno mismo por lo que es. La sensación de libertad es enorme”, comentó.
“No es chiste eso, en nuestra cultura es durísimo. En Estados Unidos, todos los tipos exitosos tienen experiencias donde los echaron. Por ejemplo, Steve Jobs volvió después que lo echaran de Apple. ¿Y si no hubiera vuelto? Los tipos siguen adelante”, dijo.
“Animarse a fallar no es una tragedia, pero para eso nosotros tenemos que darnos cuenta que no es una tragedia. El apoyo de la familia en estos casos es clave”, y mostró un video donde un padre desempleado va a la clase de su hijo a contar a qué se dedica.
“No es solo hacer lo que a uno le gusta, sino que te guste lo que haces”, deslizó; e hizo otra recomendación: la película “El director de orquesta”, del polaco Andrzej Wajda. “Es el enfrentamiento entre un violinista frustrado y un director que viene del exilio a dirigir la orquesta. Muestra que hay que tener la capacidad de entusiasmarse por lo que uno hace. Hay que encontrarle el gusto”, explicó.
“Hoy en día está de moda en el coaching que uno tiene que hacer lo que le apasiona. Los llevo a ver la cantidad de gente que se levanta temprano y va a trabajar en el tren de cargas. No hacen lo que les apasiona, pero lo tienen que hacer porque es lo que les da de comer. Si no te apasiona, hacé lo que te gusta”, indicó.
“Busquen ejemplos de lo que quieran hacer y pidanle consejos. Una vez un señor me dijo que cada vez que tuvo que agarrar un trabajo fue a ver a los tres últimos señores que habían tenido ese cargo. Hay exministros de Economía que me cuentan que nunca nadie les fue a preguntar por su experiencia, y que después ve a gente cometiendo sus mismos errores”, continuó.
¿Qué no hacer? “No inviertan sus ahorros. Hay una salida que luce muy bien y es ponerse un negocio. Las pymes parecen más fáciles de afuera que de adentro. Manejar una empresa significa otras habilidades y si no sabes, no te metas”, concluyó.