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IAE Business School

¿Qué pasaría si Aristóteles liderara una ciudad y sus empresas?

El pasado jueves 29 de mayo, IAE Business School fue escenario de un encuentro transformador con líderes gubernamentales, empresariales y sociales de la ciudad de Luján. A través de la metodología del caso en vivo, se abordó cómo lograr el desarrollo de Lujan rumbo a sus 400 años.
Publicado miércoles 4 de junio

Luján y su naciente consejo empresario representan un caso relevante para explorar cómo el pensamiento clásico puede inspirar nuevas formas de liderazgo orientadas al bien común.

¿Por qué es relevante Luján? No lo es por los indicadores que suelen destacar en los rankings internacionales —como el crecimiento económico, la infraestructura tecnológica, la densidad poblacional o la influencia política—, sino por su historia, identidad y potencial transformador.

La ciudad se fundó simbólicamente en 1630, con el milagro de la imagen de la Inmaculada Concepción de la Virgen, que —según la tradición— decidió quedarse a orillas del río Luján. A partir de ese hecho, Luján se consolidó como la capital espiritual de Argentina, recibiendo más de siete millones de peregrinos al año. Hoy es el tercer destino turístico más visitado del país, enraizado en la fe, la historia y la belleza natural de su entorno rural.

Más allá de su origen espiritual, Luján también posee una relevancia geopolítica. Con una población de aproximadamente 110.000 habitantes, en su mayoría de clase media y con un 75% de su territorio de carácter rural, la ciudad se presenta como una excepción frente a los principales desafíos estructurales de América Latina:

  • La alta concentración urbana (4 de cada 5 habitantes viven en ciudades),
  • La inequidad social (1 de cada 5 personas habita asentamientos precarios),
  • El desempleo juvenil vulnerable (1 de cada 5 jóvenes no estudia ni trabaja).

Frente a este contexto, ¿por qué mirar a Aristóteles como inspiración para el liderazgo? El filósofo griego anticipó hace más de dos mil años lo que hoy confirman estudios como el World Happiness Report y el Flourishing Study: para alcanzar la felicidad, es necesario desarrollar virtudes en comunidad. En otras palabras, somos seres personales y sociales, y el bienestar individual está profundamente ligado al bien común.

Las tres comunidades en las que transcurre la mayor parte de nuestra vida son la familia, la empresa y la ciudad. Por eso, repensar el liderazgo local desde una perspectiva ética y comunitaria resulta clave para impulsar una transformación social genuina.

Durante la jornada del 29 de mayo en IAE Business School, se compartieron cinco criterios inspirados en el pensamiento de Aristóteles y contrastados con fuentes como el World Happiness Report y el Global Flourishing Study para orientar el desarrollo de la ciudad. Cada uno de ellos se tradujo en acciones concretas durante el taller. La metodología utilizada fue el “caso en vivo”, que permitió conectar teoría y práctica en un espacio de reflexión conjunta entre actores públicos, privados y sociales.

PRIMER CRITERIO – Escuchar la realidad

¿Cuál es la identidad y cuáles son los desafíos que enfrenta la ciudad?

Aristóteles es considerado como el iniciador de la filosofía realista. El conocimiento de la realidad comienza con los sentidos, y a esto le llama conocimiento sensible. Este primer paso es complementado con el conocimiento intelectual, que penetra la realidad para descubrir sus causas profundas. La estrategia de los 5 por qué? para descubrir las causas profundas de los desafíos mas allá de sus síntomas tiene origen aristotélico.

El punto de partida fue identificar con realismo y profundidad los desafíos actuales. La escucha activa permitió transformar los 5 desafíos iniciales en 23. Estos fueron luego agrupados en áreas clave de trabajo, dando lugar a un proceso de diagnóstico participativo que reflejó las preocupaciones, esperanzas y prioridades de la comunidad.

SEGUNDO CRITERIO – Tener un propósito en mente

¿Cuál es el fin de la ciudad?

Aristóteles define el fin de la ciudad como el bien común, el bien propio de la ciudad. Este se distingue y a su vez integra el bien propio de las personas, familias y comunidades intermedias que forman parte de la sociedad.

Se ve entonces que el bien común no es la suma de los bienes particulares de las personas y organizaciones de una sociedad, sino un bien que los integra y trasciende a través del esfuerzo conjunto de sus miembros. Esta cooperación es, en sí misma, parte integrante del bien común.

La pregunta que da como respuesta qué es un bien común es: ¿qué bienes desarrollan a las personas, familias, organizaciones intermedias y sociedades que no pueden lograrse sin el trabajo conjunto entre las mismas? En el ejemplo del desafío de los jóvenes vulnerables, el bien común se realiza con el desarrollo de sus capacidades, su inserción laboral, el fortalecimiento familiar y el desarrollo de la comunidad en las que viven.

Hoy, el bien común se traduce en términos de desarrollo integral sustentable. Integral significa el desarrollo de toda la persona, incluyendo la armonía espiritual y material, y de todas las personas. Esta intuición práctica de los escritos antiguos hoy es confirmada por los criterios y mediciones del acuerdo de Venecia sobre Ciudades para las Familias, el Reporte Mundial de la Felicidad, y el Global Flourishing Study basado en virtudes.

El bien común no es un criterio estático sino dinámico. En cada transformación de un desafío hay algo que permanece y algo que cambia. Lo que permanece es la identidad y los criterios o constantes naturales y sociales de la realidad que guían la transformación, análogos a los principios de la naturaleza física. Lo que cambia es el desarrollo que se realiza durante el proceso de toma de decisiones.

Por ejemplo, en el desafío de inserción laboral de jóvenes vulnerables, lo que permanece es la dignidad del joven como fin y el criterio de que la tecnología es un medio para su desarrollo, el de su familia y comunidad. Lo que cambia es el desarrollo de capacidades de los jóvenes y su inserción laboral y comunitaria como programadores, analistas, emprendedores, y/o formadores digitales.

TERCER CRITERIO – Educar para la felicidad personal y el bien común

¿Cómo formar ciudadanos para la virtud y la ciudadanía?

La educación es la actividad que permite el desarrollo de la naturaleza personal y social de las personas. Según Aristoteles, para ser felices, tenemos que desarrollar virtudes viviendo en comunidad, una visión también sostenida por el World Happines Report y el Flourishing Study.

Durante el taller, educación y cultura fue el desafío más votado, dando lugar a tres de las nueve células de trabajo que trabajaron sobre este desafío durante la tarde.

CUARTO CRITERIO – Promover la autosuficiencia y el orden natural en la planificación urbana y económica

¿Cómo lograr el crecimiento económico y la preservación de la identidad?

Aristóteles sostiene que “la ciudad debe ser lo suficientemente grande como para ser autosuficiente, pero no tan grande que sea difícil de gobernar.” (Política, VII, 1326b3).

Durante el taller, este criterio dio con el desafío de crecer y preservar la identidad. Fue el tercero más votado, para el cual se conformaron dos células de trabajo. Se identificaron los distintos ecosistemas productivos de la ciudad para crear fuentes de trabajo arraigando a las familias en un hábitat sustentable. 

QUINTO CRITERIO – Instituir una constitución mixta basada en la clase media y los líderes locales

¿Cómo institucionalizar el desarrollo rumbo a los 400 años?

Aristóteles sostiene que en las ciudades con clase media numerosa, la mejor institucionalización del gobierno es una combinación de aristocracia y democracia, guiados por una autoridad rectora que hoy sería el garante del bien común.

Durante el taller, el desafío de la institucionalización fue el segundo más votado, integrando una célula de trabajo que se focalizó en tres áreas:

  1. El proceso de planeamiento estratégico
  2. El desarrollo regional a través de políticas coordinadas con municipios vecinos
  3. La estructura institucional para el desarrollo y seguimiento del proceso estratégico municipal y regional periódicamente. Esta estructura tendría en su base células de trabajo formadas por líderes de los sectores gubernamental, empresario y social para conformar, en el mediano plazo, una agencia de desarrollo y consejo económico y social.

En síntesis, si Aristóteles liderara la ciudad y sus empresas comenzaría por convocar a los líderes locales para:

  1. Conocer la realidad identificando los desafíos clave

  2. Promover el bien común como el propósito que oriente la transformación de esos desafíos

  3. Apoyar la educación y el desarrollo de los sectores clave preservando la identidad de la ciudad

  4. Institucionalizar el proceso de desarrollo a través de un proceso de planificación y toma de decisiones cooperativa entre los líderes de la ciudad, combinando lo mejor de los regímenes democráticos y aristocráticos liderados por el garante del bien común o intendente.

Desde IAE Business School agradecemos especialmente a todos los líderes que hicieron posible esta actividad, que encarna nuestra misión de formar líderes comprometidos con el desarrollo sostenible de sus comunidades. En particular, gracias nuestra decana Carolina Dams, Leonardo Boto (intendente de Luján), Jorge Brito (Banco Macro), Maria Laura Alday (Grupo Arcor), Federico Tomasevich (Grupo Puente), Laura Sabio, Pablo Ferrero, Fernando Vidal, Patricio Bulgheroni, Fermín Gutiérrez, Juan Pablo Redondo; Matías Fernández y Martin Brizuela.

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Fuente/Copyright: IAE Business School