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El Economista

Esperando el programa con el Fondo

La actividad económica se recupera lentamente y de manera desigual, con el comercio, la industria y la construcción entre los sectores más rezagados. Mientras el gobierno prioriza la reducción de la inflación, el retraso cambiario afecta cada vez más a la industria, que reclama una reducción de impuestos.
Publicado miércoles 5 de febrero

El entorno externo está condicionado por el programa de Trump, que se va explicitando. Se viene un paquete arancelario proteccionista. Algunos aranceles son para iniciar negociaciones de acuerdo con la estrategia clásica del Presidente estadounidense. La inflación va a subir algo en Estados Unidos y esto hace que la Fed no baje la tasa de referencia. Mayor tasa genera una apreciación del dólar y depreciación de otras monedas, como se está observando en la región, por ejemplo. El entorno supone con dólar apreciado y, por lo tanto, menor precio de materias primas a nivel mundial.

El otro país de impacto es Brasil, donde se ha estabilizado la devaluación del real, que es una amenaza para nuestra competitividad. Sigue alto el déficit fiscal en el vecino país y el problema sería que experimente una recesión. Por ahora, se la ve lejana. Vendieron muchas reservas para estabilizar el tipo de cambio.

En Argentina, se viene recuperando el nivel de actividad lentamente y de modo heterogéneo. Los sectores más atrasados son: comercio, industria y construcción. El descenso de 2024 no fue tan alto y se ubica en un 3% de caída. El consenso es que hay arrastre estadístico de dos puntos y un crecimiento de 5% en 2025.

La inflación seguirá bajando, con más razón por el crawling peg al 1%. El gobierno aspira a una tasa de 18%, que podría ser un poco más alta en 2025. Los precios relativos se vienen acomodando y son más lógicos. Las tarifas de servicios públicos siguen subiendo más que el índice general de precios para terminar con el subsidio de modo definitivo.

Un punto delicado sigue siendo las reservas negativas en el Banco Central, que dificultan la salida del cepo. A fines de enero, se decidió bajar las retenciones parcialmente, lo que puede ayudar a la mayor liquidación de dólares. El campo viene pasando un mal momento por la sequía, los precios bajos de la soja a nivel internacional y el tipo de cambio atrasado. Parecería que la medida de bajar las retenciones no será transitoria y que se extenderá en el segundo semestre.

El blanqueo ayudó a darles algo de aire a las reservas por mayores créditos del sistema financiero en dólares. Por otra parte, se está hablando con el FMI y pareciera que va a ver un entendimiento. Se habla de un paquete de USD10.000 millones, pero no hay nada en firme. Al FMI le convence una realidad cambiaria más flexible y no de virtual tipo de cambio fijo, como se presenta el dólar oficial en la decisión del Ejecutivo. Los dólares no son para intervenir en una eventual corrida si se libera el cepo. Sería funcional, por otra parte, para las reservas, que el 20% de las exportaciones que se liquidan con el dólar financiero puedan ir a engrosar reservas; es una asignatura pendiente el tema blend.

Algunos analistas plantean que se puede avanzar en sacar regulaciones del cepo, a la vez que coinciden en que algunos aspectos quedarán por más tiempo para evitar mayor especulación financiera.

Continúan la bonanza y el optimismo en el sector financiero y se espera que contagien al sector real. El riesgo país es un indicador clave, que puede dar espacio para obtener financiamiento del exterior, en caso de seguir bajando. El programa de pagos por compromisos está encarado en cuanto a capital e intereses; ha funcionado el canje de modo parcial.

Como cuestión de debate, es clásica la discusión sobre el tipo de cambio real, que no se sabe cuál es realmente si no hubiese cepo. El gobierno prioriza la baja de la inflación y este retraso será cada vez más relevante por los sectores que quedan comprometidos, la industria, por ejemplo. Se habla de una suerte de enfermedad holandesa originada en los sectores competitivos, como los hidrocarburos de Vaca Muerta, con crecientes aportes a las exportaciones. Cada vez es más urgente la reducción de impuestos para “nivelar la cancha”, como se dice en la UIA. Por otra parte, hay una señal clara hacia una mayor productividad de los sectores que sufren el retraso cambiario y hacia la reducción de impuestos.

Continúan los avances en el área de desregulación con distintos niveles de impacto. El año es clave por las elecciones. Un triunfo del oficialismo consolidaría el modelo, que tiene problemas resolubles si se atacan a tiempo.

Fuente/Copyright: El Economista - Eduardo Fracchia