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Nostalgia en las organizaciones

Mucho más que un simple anhelo del pasado, la nostalgia en las organizaciones refleja un vínculo profundo con la identidad laboral y la percepción del cambio. ¿Cómo convertir la sensación de que antes todo era mejor en una oportunidad para construir un futuro conectado con el aprendizaje del pasado?
Publicado martes 7 de enero

La nostalgia es una palabra compuesta que viene del griego, nostos (regreso a casa) y algia (anhelo). Es como el anhelo de volver a casa, pero una casa o un lugar que ya no existe. Ese no existir hace que la nostalgia sea una especie de emoción que tiende a la tristeza (o al enojo). Remite a una ausencia, a un abandono. Es quedarse sin casa; ser un homeless.

La nostalgia en las organizaciones es esa sensación de que antes todo (o casi todo) era mejor. Frases como “antes sabíamos el nombre de todos, ahora es todo más impersonal”; “antes nos cuidaban más, ahora es un sálvese quien pueda”; “antes era importante, ahora siento que ya no le importo a nadie”, “antes cuidábamos los detalles, ahora todo da lo mismo”.

La nostalgia tiene que ver con nuestra identidad. Cuando el contexto cambia, lo que se pone en juego es quiénes somos nosotros para nuestra organización, si agregamos valor, si nos reconocen. Parte de la nostalgia, ese querer volver a casa, es querer volver a ser quien era yo en la organización.

Esto puede suceder porque el contexto o la organización cambió o porque yo cambié, o todo a la vez. Todo pasado fue mejor. Es que forjamos nuestra identidad laboral en un contexto que, al cambiar, nos deja descolocados. Nostálgicos. Abandonados. La nostalgia proyecta un futuro con melancolía, sin luces. Es un futuro que mira al pasado.

Claramente, cuántos más años tenemos, más capacidad de nostalgia, porque nuestro anhelo tiene más camino para recorrer hacia atrás. No es algo generacional, pero tiene una relación con la edad de las personas. La nostalgia tiende a idealizar el pasado, a jugar más con la fantasía que con la memoria. Se liman las asperezas y se recuerda lo positivo, los buenos momentos. Las glorias pasadas. Nos contamos las historias de lo bueno que era antes.

¿Qué pueden hacer las organizaciones con las personas nostálgicas? Proponerles nuevos proyectos. Invitarlos a ser parte nuevamente, pero desde otro lugar, desde una nueva casa. También reconocer lo que traen de valor del pasado, de la tradición y pensarlo a la luz del presente. Tener una escucha atenta. ¿Qué pueden hacer las personas nostálgicas? Aceptar la invitación. Conectar con el futuro, con la oportunidad, tener una mirada del pasado como aprendizaje y no como un ideal que no volverá. Decir cómo se sienten.

Para quienes deseen profundizar, recomiendo el texto de Yiannis Gabriel, "Organizational Nostalgia: Reflections on The Golden Age" (1993). Y aunque recordemos con nostalgia a 2024, sigamos mirando siempre hacia adelante.

Fuente/Copyright: Alberto Willi