El miércoles 30 de octubre en el histórico Palacio Álzaga Unzué, actualmente conocido como "La Mansión" del hotel Four Seasons, se presentó el libro “Inmuebles y Familia”, una obra que ofrece una perspectiva innovadora sobre las inversiones inmobiliarias y la gestión del patrimonio familiar. El lanzamiento se dio en el marco del evento “Inversiones inmobiliarias y familia empresaria: una mirada diferente ante las oportunidades del nuevo contexto”, organizado en conjunto por el Centro de Empresas Familiares (CEFAM) de IAE Business School y Quinto Inversiones.
El libro aborda cuestiones que son cruciales para cualquier familia empresaria que gestione activos inmobiliarios: desde cómo organizar la toma de decisiones sobre el patrimonio inmobiliario familiar hasta la influencia de las motivaciones personales, la edad y los planes de cada miembro de la familia en la gestión de estos activos. Santiago Mantilla y Pedro Vázquez logran abrir una ventana a la complejidad de estos temas y lo hacen desde una perspectiva que respeta las dinámicas familiares, sin sacrificar el rigor profesional ni la planificación estratégica.
La inversión inmobiliaria en una familia empresaria tiene aspectos de gran complejidad. No se trata solo de seleccionar buenos negocios, sino de considerar cómo cada decisión impacta en la armonía familiar y en el bienestar a largo plazo de todos los miembros. Como plantea el libro, el patrimonio inmobiliario familiar no solo debe ser rentable, sino también sostenible para que pueda pasar de generación en generación sin crear conflictos. Lograr esto requiere una estrategia clara y una visión compartida.
El encuentro contó con la participación de destacados expositores, entre ellos el economista Ricardo Arriazu y los coautores del libro, Santiago Mantilla y Pedro Vázquez, además de Carolina Dams, decana de IAE Business School, e Ignacio Becerra, presidente Quinto Inversiones. La conducción estuvo a cargo de Gustavo Nudel, director ejecutivo de Alumni del IAE.
En primer lugar, Becerra destacó que Quinto Inversiones, con eventos como “Inversiones inmobiliarias y familia empresaria: una mirada diferente ante las oportunidades del nuevo contexto”, busca fomentar el aprendizaje y brindar herramientas para una administración patrimonial eficiente y sostenible.
Luego, el economista Ricardo Arriazu analizó el contexto económico y su influencia en las inversiones inmobiliarias. Arriazu describió que el valor del patrimonio neto de las familias en Estados Unidos durante 40 años estuvo estable. A fines de los 90, hubo una burbuja, la de las tecnológicas; en 2007 tuvo lugar la burbuja inmobiliaria y ahora hay una “burbujaza”, describió. Las familias estadounidenses tienen activos no financieros (inmuebles, bienes de consumo durables) y financieros. El valor de todos los inmuebles en EEUU equivale a casi dos veces el PBI estadounidense.
Al analizar el caso argentino, Arriazu destacó, en base a estimaciones propias, que, en Argentina, el principal activo de las familias son los inmuebles, que representan aproximadamente un 167% del PBI nacional. Explicó que, aunque en Argentina el valor de los activos inmobiliarios en relación al PBI es similar al de Estados Unidos, el bajo PBI argentino limita su potencial. Añadió que la falta de crédito hipotecario en el país restringe las oportunidades de acceso a la vivienda, salvo para aquellos con sobrantes de caja. Arriazu también sugirió que, ante el crecimiento del crédito hipotecario y el valor comparativamente bajo de los inmuebles argentinos, este podría ser un buen momento para invertir en propiedades.
El economista subrayó que, con alta inflación, desaparece el crédito. “La inflación destruye todo; no solo afecta el poder de compra”, dijo. La solución es una cuota creciente, el UVA, pero el problema es que el asalariado no está seguro de que su salario vaya a subir al ritmo de la inflación. Ahora, por primera vez en siete años, el crédito hipotecario está creciendo y consideró que “es un buen momento para tomarlo”, dado que el valor de la vivienda con respecto a otros países es bajo. “Imaginen lo que le pasaría al mercado inmobiliario con un PBI creciendo y el crédito triplicándose”, planteó. También sostuvo que, si el gobierno sacara una parte de los impuestos y aranceles, crecería el precio de la tierra.
Arriazu abordó además el potencial económico de Argentina, remarcando su vasta riqueza en recursos naturales, como el petróleo, el gas y el litio, en contraste con países con altos ingresos per cápita que no cuentan con tales recursos. Destacó que Argentina tiene la oportunidad de crecer significativamente si logra aprovechar estos recursos, cuidar el frente fiscal y estabilizar la economía. Sin embargo, advirtió sobre los desequilibrios macroeconómicos y la falta de confianza en el peso, que ha llevado a una preferencia por el dólar. Para Arriazu, una estrategia prudente implicaría un levantamiento gradual del cepo cambiario, junto con medidas de estabilización monetaria y fiscal, como una vía para fomentar el crecimiento a largo plazo.
Al analizar la relación entre el PBI per capita de Argentina y el promedio mundial desde una perspectiva histórica, destacó que el país atrajo a 8 millones de inmigrantes a fines del siglo XIX. “Fuimos la China del siglo XIX”, sostuvo en alusión al crecimiento económico del país y atribuyó ese éxito a la Constitución, la Justicia independiente y la inserción internacional del país. “Ahora, hay que hacer lo mismo y, además, no tener déficit fiscal”, sostuvo.
El experto recordó que, en la historia argentina, hubo dos hiperinflaciones cuando flotó el tipo de cambio sin reservas ni confianza. “Es exactamente lo que hubiera pasado si se levantaba el cepo en diciembre”, consideró. Al cepo “hay que levantarlo cuando se puede y hay que ir de a poco”, agregó. También consideró que, aún sin usar su potencial de recursos naturales, solamente siendo prudentes, Argentina podría crecer al 4 por ciento.
Con respecto al actual programa económico, Arriazu sostuvo que su objetivo es eliminar la inflación, solucionar los problemas del sector externo y realinear precios relativos. En este sentido, consideró que, para estabilizar la economía, hay que estabilizar las dos monedas: el peso y el dólar. Para estabilizar el peso, hay que dejar de emitir; para estabilizar el dólar, hay que intervenir. “La madre de todos los problemas es la cuestión fiscal”, afirmó.
“Si no paramos la calesita (de precios relativos), nunca vamos a parar la inflación”, enfatizó y agregó que, en todos los planes de estabilización, hubo atraso cambiario. En cuanto al tipo de cambio de largo plazo, Arriazu destacó que cada vez que subió el tipo de cambio real fue porque hubo una crisis política. En una situación normal, el tipo de cambio se aprecia, dado que, si hay confianza, la demanda de pesos aumenta. “La devaluación no protege contra el exterior, es un impuesto para el gobierno y si mejora la competitividad es porque cae el salario”, recalcó.
“Al cepo hay que ir sacándolo de a poco para evitar una corrida”, consideró. También planteó que, si Argentina consigue 10 mil millones de dólares en 2025, no habrá problemas y concluyó diciendo que entre los economistas existe casi consenso de que el año que viene Argentina va a crecer al 5 por ciento.
Santiago Mantilla, coautor del libro, analizó los desafíos que enfrentan las familias empresarias al gestionar su patrimonio inmobiliario. Subrayó la necesidad de adoptar una estrategia profesional para evitar la “alcancía de propiedades” y transformar el portafolio inmobiliario en una herramienta eficaz para preservar y generar valor familiar a través de las generaciones.
En tanto, el profesor Pedro Vázquez, director del CEFAM de IAE Business School y también coautor, abordó la dimensión humana y emocional de la gestión patrimonial familiar. Señaló que lograr armonía y sostenibilidad en el patrimonio inmobiliario requiere una planificación cuidadosa y la aplicación de protocolos familiares que equilibren los intereses individuales y los objetivos colectivos.
Un enfoque integral para las familias empresarias
En su intervención, la decana Carolina Dams destacó el valor del libro como recurso clave para las familias empresarias, donde se integran la experiencia en inversión inmobiliaria y los conocimientos sobre la compleja dinámica de la familia empresaria. A través de capítulos que abordan desde el manejo del portafolio hasta la planificación sucesoria, “Inmuebles y Familia” brinda una guía sólida para enriquecer y conservar el patrimonio inmobiliario familiar en armonía.
La obra se estructura en temas clave, desde la evolución del valor de las propiedades hasta la herencia y la planificación familiar, y aborda la importancia de contar con un “protocolo familiar inmobiliario”. Este protocolo es un concepto innovador, que propone un marco para discutir, acordar y formalizar decisiones patrimoniales de forma que respeten los intereses de las diferentes generaciones. Tener un protocolo familiar permite a las familias evitar desbalances en el portafolio, prevenir conflictos y asegurar que las decisiones se tomen de manera consensuada y estructurada. Este enfoque puede marcar una gran diferencia a la hora de conservar y enriquecer el patrimonio, y simultáneamente mantener la paz y la unidad familiar.
Una de las cuestiones más destacadas que los autores señalan es la importancia de una “matriz de inversión” adaptada a las necesidades de la familia empresaria. Invertir en propiedades no es tan simple como realizar una evaluación económica. La matriz de inversión propuesta ayuda a las familias a considerar sus propios objetivos, su perfil de riesgo y los intereses de cada generación. Se trata de una herramienta que, con parámetros cuidadosamente definidos, permite establecer un ranking que indica si una inversión inmobiliaria es adecuada para la familia o no.
Con prólogo de Claudio Zuchovicki, la obra es una herramienta práctica para quienes buscan no solo gestionar el patrimonio familiar de forma eficaz, sino también crear un legado duradero y alineado con los valores de la familia. “Inmuebles y Familia” ofrece una mirada completa y diferente, como expresaron sus autores, sobre cómo las familias pueden abordar las decisiones de inversión inmobiliaria considerando tanto los aspectos económicos como los afectivos.
Fuente/Copyright: IAE Business School