Por Alejandro Marchionna Faré
Los dos amigos pasajeros regulares de la línea 102[1] se encuentran en el bar de la sede social del club de sus amores. El ingeniero que es profesor en la Facultad[2] de la Avenida Las Heras con su amigo el contador que es director de la empresa de su familia. Se encuentran para comparar notas desde la perspectiva de las dos listas que representan.
Los hemos visto a principios de año; se suponía que iban a actuar como una coalición[3]. En la mesa del bar conversan el secretario (el contador de la lista violeta) y el tesorero del club (el ingeniero de la lista amarilla) y no se puede percibir esa condición en lo que los amigos discuten.
“Yo estoy más familiarizado con un pacto de accionistas que con los elementos de gobernanza de una coalición”, dispara el contador.
“Bueno, decime qué pensás y te digo si estoy de acuerdo”, contesta el ingeniero.
“En un pacto de accionistas se acuerdan muchos temas, pero sobre todo se ponen de acuerdo en votar todos siempre juntos luego de una discusión sobre cada tema, no sólo en la asamblea de accionistas sino también en el Directorio. Cada accionista se compromete a que sus directores votarán de acuerdo con el espíritu y la letra de dicho acuerdo”.
“Eso se superpone con la condición de persona individual que tiene el director, quien tiene una responsabilidad personal e indelegable por su actuación – y quien tiene que defender el interés societario más allá de las posiciones que pudiera tener el accionista que se considera su mandante”.
“Ja, has estado estudiando ingeniero. El acuerdo entre las listas buscó que hubiera una mayoría fuerte a la que le resultara fácil aprobar decisiones tanto en la asamblea de delegados como en la comisión directiva. Fue el fondo de lo que acordaron el presi y el vice en una primera instancia, como un primer paso para un acuerdo programático de las dos listas que equivaldría a co gobernar el club”.
“Pero el problema que tenemos es que el presi y el vice últimamente parecen enemigos sin cuartel”, señala el ingeniero. “Varias veces el presidente ha dicho que querría revisar el acuerdo por el que se distribuyeron los cargos. Y a los gritos en el bar ha dicho que no hay en la CD una coalición de gestión, sino que hay un acuerdo general en la asamblea de delegados. El vice cuestiona la racionalidad del presi ante cualquier grupo de socios que lo ponga a hablar, ya no es más un comentario en un corrillo de socios afines”.
“Vos y yo sabemos que la lista blanca está siempre al acecho de cualquier oportunidad para cuestionar la alianza violeta-amarilla y dividirnos. Se sienten los dueños del club”.
“Tendrías que decírselo a tu presi”, interrumpió el ingeniero. “No se cansa de decir que nosotros hemos sido débiles, idiotas útiles y cómplices de la lista blanca. Además de que nos falta un año de mandato, yo estoy empezando a percibir que el violeta no hace más que crearse enemigos. Esto es peligroso para cuando tengamos que entrar en campaña en 2025.”
“Pocos violetas vemos el riesgo de perder el año que viene. Yo creo que tendríamos que hacer una lista conjunta, con los compromisos que haya que hacer con Uds. y con una visión más amplia que mire el interés societario más que el propio. Volvemos a lo que debería ser un buen acuerdo de accionistas”, señaló el contador.
“Este es el único mensaje sensato, republicano y generoso que le haya oído a un violeta. Y no me extraña que seamos amigos”.
“En verdad estoy bastante solitario en mi postura dentro de mi grupo”, confesó el contador.
“Lo que pasa es que la gente se va a olvidar de los desastres sempiternos de los blancos. Le van a prestar más atención a las críticas que nos hacen a los amarillos, algunas de las cuales son admitidas por nosotros, sin duda. Si seguimos en esta anarquía generada por tus violetas – porque no es sólo TU presi, ya se ha generalizado la actitud despreciativa hacia nosotros – algunos pocos amarillos se irán con Uds., otros no querrán aliarse y se diluirán. Pero lo peor va a ser que vamos a resucitar a los blancos. Además de que queremos ejercer el poder o compartirlo, nosotros tenemos la visión de la Commonwealth[4] del club”.
“Muchos de los míos piensan que hay que absorberlos, digerirlos y eliminarlos. Porque Uds. han hecho alguna alternancia con los blancos y nunca corrigieron suficientemente los desaguisados, negociados y errores que cometieron ellos”.
“No somos iguales los dos grupos, amigo. Pero yo creía sinceramente que estábamos unidos en preconizar una buena gestión y amplitud para colaborar para conseguirla”.
“¿Me harías el favor de escuchar a TU vice? Falta que nos diga que cuando se juntan los violetas se huele a azufre” interpuso el contador.
“Ninguno de nosotros somos perfectos, quizás hemos sido tímidos. Pero también hay evidencia de que algunos de los tuyos andan bailando lentos con algunos blancos. ¿En qué quedamos? Reprocharnos mutuamente no sirve para controlar las asambleas y tampoco al órgano de gobierno”.
“Tendremos que convencer a ambos grupos de que el acuerdo de accionistas es bueno y que tenemos que cumplirlo a rajatabla. ¿Chocamos?”
Un sonoro apretón de manos deportivas selló el acuerdo entre secretario y tesorero. Sin demasiado ruido y trabajando entre bambalinas, estará la llave para que ambas listas puedan convivir y tener éxito. Como buenos accionistas sindicados que son, esto les permitirá no sólo asegurar la generación de valor para los accionistas sino para construir la institución que todos desean y merecen.
[1] Línea de transporte urbano en la ciudad de Buenos Aires.
[2] Facultad de Ingeniería de la Universidad de Buenos Aires
[3] Ver el artículo “Gobernanza en una coalición” en el número de marzo de 2024 de este newsletter.