Por primera vez en 250 años, una tecnología, la inteligencia artificial (IA), está disponible para todos los países a un costo relativamente bajo. Esto brinda una oportunidad para que Argentina mejore su productividad y acelere su desarrollo, con la posibilidad de cerrar la brecha de PBI per cápita con economías más avanzadas como España en una generación. Este fue uno de los ejes de la presentación del profesor Lucas Pussetto en el 16° Coloquio Industrial de la Unión Industrial de Córdoba.
El profesor de IAE Business School Lucas Pussetto expuso el martes 8 de octubre, en Córdoba, sobre el impacto macroeconómico de la IA en Argentina y a nivel global. El macroeconomista abordó los desafíos y oportunidades que la IA presenta en términos de productividad, crecimiento económico y el futuro del empleo.
Bajo el título "Somos industria. Desafíos y oportunidades para la transformación productiva", el 16° Coloquio Industrial de Córdoba, organizado por la Unión Industrial de Córdoba, congregó a más de 700 empresarios industriales. A continuación, una síntesis de los principales mensajes del profesor Pussetto.
La IA y el crecimiento económico
Pussetto enfatizó que el crecimiento económico es un desafío tanto para Argentina como para muchas economías del mundo. Argentina, que en la década de los 80 tenía un PBI per cápita similar al de España, ha visto cómo este indicador se ha estancado, mientras que el de España se ha duplicado. Este fenómeno no es único de Argentina: desde el año 2000, el crecimiento ha disminuido tanto en economías emergentes como en países desarrollados. La gran pregunta que surge es: ¿cómo podemos volver a crecer?
Según el profesor, el bajo crecimiento global está estrechamente relacionado con un desempeño deficiente de la productividad. "La productividad, tanto laboral como la llamada productividad total de los factores, lleva décadas de bajo desempeño en Argentina y en el mundo", comentó. Sin embargo, ve en la IA una oportunidad: "La principal promesa de la IA es generar más crecimiento económico a través de un aumento en la productividad".
Para que la IA impulse el crecimiento económico, Pussetto subraya que es necesario que se convierta en una tecnología de propósito general, de forma similar a lo que ocurrió con internet, la electricidad o el motor de combustión interna. Esto significa que su aplicación debe ser transversal a todos los sectores y a empresas de todos los tamaños. "El mayor riesgo es que la IA no llegue a ser una tecnología ampliamente adoptada", advirtió. En ese sentido, todavía queda un largo camino por recorrer.
Los riesgos de la IA: empleo, desigualdad y competencia
Uno de los riesgos más discutidos es el impacto de la IA sobre el empleo, con la posibilidad de una destrucción neta de puestos de trabajo. Pussetto destacó que, si bien la historia ha demostrado que las revoluciones tecnológicas crean nuevos empleos en términos netos, es crucial analizar cómo la IA podría desplazar a los trabajadores hacia sectores de menor remuneración, aumentando así la desigualdad. "En países como Argentina, la exposición al cambio es significativa, con una estructura de empleo donde 20% de los empleos están expuestos", señaló.
Otro riesgo, menos comentado, es una disminución de la competencia en ciertos sectores. "La IA podría, en determinadas condiciones, reducir la competencia y concentrar aún más el poder en unas pocas empresas", explicó. Además, existe la posibilidad de que las expectativas sobre la IA estén sobredimensionadas, lo que podría llevar a una burbuja en el sector tecnológico, en el NASDAQ.
El rol del Estado y las oportunidades para Argentina
Pussetto también abordó el papel del Estado en este escenario de cambio tecnológico. Mientras que muchas naciones se inclinan por regular la IA, el profesor del IAE propone un enfoque más proactivo: "En lugar de regular, los gobiernos deberían involucrarse directamente en el desarrollo de la IA, invirtiendo en investigación y desarrollo (I+D) para guiar su adopción". El profesor enfatizó que la IA se enmarca dentro de macro tendencias, como la transición energética, el cambio demográfico, las tendencias geopolíticas, etc. “Estos problemas no se resuelven con más gasto, sino con un Estado más inteligente”, dijo.
Por otra parte, “la IA también implica un cambio muy fuerte en términos de la estrategia corporativa de las empresas y es momento de plantearse: decidir diversificar y en qué sectores, hacer I+D, prever de dónde podrían venir los ingresos a largo plazo”, sostuvo Pussetto.
¿Qué tan preparada está Argentina para aprovechar la irrupción de la IA? No está tan mal respecto de la región. Pero, en términos de una comparación internacional, está muy por debajo. De todos modos, Pussetto consideró que “la irrupción de la IA, para Argentina, es una oportunidad fantástica porque vuelve a poner a todas las economías en la misma línea de largada”. "Por primera vez en 250 años, una tecnología está disponible para todos los países a un costo relativamente bajo", afirmó. Esto brinda una oportunidad para que Argentina mejore su productividad y acelere su desarrollo, con la posibilidad de cerrar la brecha de PBI per cápita con economías más avanzadas como España en las próximas tres décadas, es decir, en una generación.
Si bien la IA tiene el potencial de incrementar la productividad de Argentina en un 1,5% anual en promedio y, en consecuencia, el PBI per cápita podría crecer al 3% anual, la concreción de este escenario depende de los factores previamente enunciados. "El riesgo principal es que no se den las condiciones necesarias para que la IA se convierta en un motor de crecimiento sostenible", concluyó Pussetto.
Fuente/Copyright: IAE Business School