Los Juegos Olímpicos necesitan innovar. Una razón prioritaria: la de mantenerse siempre relevantes y atraer nuevas audiencias. La inclusión de nuevos deportes en el programa olímpico es un tema de debate constante para ese fin, buscando atraer a un público joven y diverso. La oferta deportiva de los JJOO cambia en cada edición. París 2024 incluirá cuatro nuevos deportes: break dance, escalada deportiva, skate y surf. Para el de Los Ángeles en 2028 entrarán otros cinco: críquet, béisbol/softbol, squash, flag-football y lacrosse.
Pero los JJOO son interesantes no sólo por su variación en el contenido de la experiencia, sino porque han incorporado innovación de otras diversas maneras. La colaboración con empresas tecnológicas es otra de sus importantes fuentes de innovación. Ya se vio en Tokio 2021, que algunos consideraban “el evento deportivo mundial más tecnológico hasta la fecha”: nuevas empresas permitían la recopilación de información sobre el rendimiento de los deportistas en tiempo real, el reconocimiento facial de los espectadores, y nuevos modos de uso del transporte y los estacionamientos.
Existe en el Comité Olímpico Internacional (COI) una Comisión de Tecnología e Innovación Técnica, con responsabilidades sobre el asesoramiento para una eficaz estrategia de innovación, que incluye principalmente la digitalización y el uso de tecnologías de información. Este equipo está compuesto por un Chair y 16 miembros, que velan por la explotación eficaz, segura y sostenible de las tecnologías digitales y de información, considerando las prioridades en su uso y aprovisionamiento, además de acompañar la evolución de las numerosas cuestiones relacionadas al uso de la información, incluida la ciberseguridad. Y no sólo se restringe al Comité, sino que se espera que aporte enfoques para educar y liderar al movimiento olímpico en general.
Incluyendo proveedores de Aplicaciones y apps, se permite que la tecnología modele actividades, desde el sistema de acreditaciones hasta el control de los resultados, el portal de voluntarios, o la ciberseguridad del evento. Se ofrece a usuarios y locutores toda una batería de datos, vídeos y resultados en tiempo real, como la información actualizada sobre el perfil de los atletas, estadísticas, medallas y clasificaciones. Las Aplicaciones serán responsables de las inscripciones, acreditaciones, calendario de competiciones, clasificaciones, aplicaciones de voto y gestión de los equipos operativos. El testeo para anticiparse a fallas se basa en técnicas de generación de posibles escenarios reales.
Sin embargo, la preocupación de los proveedores de tecnología para esos 15 días que durarán los Juegos Olímpicos, no es tanto la tecnología, sino el riesgo que proviene del factor humano. Se contará con 30.000 voluntarios para informar y ayudar a los espectadores, para dar soporte a los deportistas, y para cooperar en los 6.000 controles antidopaje previstos. ¿Qué puede suceder si no se les provee de la suficiente formación o experiencia? Una vez más, se ve que la tecnología es un recurso al servicio de la gestión – es el liderazgo el que verdaderamente resuelve los problemas.
El movimiento olímpico construye sus actividades sobre la base de tres valores: excelencia, respeto y amistad. Entre ellos, la excelencia es más que buscar continuamente elevar los estándares de rendimiento de un atleta: puede vivirse en una organización como una cualidad, persiguiendo lo que resulta extraordinariamente bueno, superando las normas ordinarias. Una cultura de innovación permite que esta búsqueda de excelencia sea parte del día a día. Desde hace 125 años, los Juegos Olímpicos buscan transmitir un mensaje de inclusión, universalidad y esperanza. En su estrategia se nota no sólo el afán de renovación del contenido, sino también su confianza en la fuerza del ecosistema, en concreto de sus proveedores tecnológicos, para incorporar innovación y seguir siendo relevantes.