El autor vuelve a pedir ideas a los lectores. ¿Cómo salir de la situación en que se encuentran en la empresa familiar del artículo? Esto obligaría a los curiosos a leer el artículo hasta el final..
Algún lector memorioso recordará la columna “Accionistas en contradicción” del mes de octubre de 2023 del newsletter de la Cátedra. Desde entonces, las idas y vueltas de dos listas del Club de los amores de los dos amigos pasajeros regulares de la línea 102 [1] nos han ocupado regularmente. Pero hoy el ingeniero está sentado en un bar sobre la Avenida Las Heras, como es frecuente, frente a su amigo el contador que es director de la empresa familiar.
“Contador, hace mucho que no hablamos de tu empresa familiar” comienza el diálogo el ingeniero.
“Fabuloso. Pensé que nos torturaríamos de nuevo con temas del club. Se resolverá más allá de lo que pensemos nosotros dos [2]”, retrucó el contador.
“No, no. Ya la seguiremos otro día. Pero es inevitable. Somos el secretario y el tesorero, cada uno armadores de las dos listas que trabajan juntas”.
”Por favor, no abramos ahora ese capítulo, en serio”, pidió el contador.
“Bueno, soy yo el que te preguntó sobre la empresa de tu familia”.
“Recordarás que tuvimos una reunión de accionistas hace algunos meses; la habíamos convocado con mi primo Mario después de una tormentosa reunión de Directorio”.
“Sí sí; cinco hijos y dos miembros de la tercera generación”, recordó el ingeniero.
“No era una reunión de iguales como la del Directorio”, refrescó el contador.
“Pero había confusión sobre esto y las mociones eran controvertidas…” apuntó el ingeniero.
“Tal cual, accionistas en contradicción. Fue una reunión horrible. En temas de dividendos fuimos tres contra cuatro, pero eso fue el 60% del capital contra el 40% del capital. Lo mismo en temas de honorarios de directores. Los chicos malos insistían en que levantáramos la mano como individuos cuando en realidad estábamos allí como accionistas y tres de nosotros valemos más que los otros cuatro. Pasamos de ser una primada de cinco amigos con dos primos con quienes teníamos más distancia pero a los que queríamos igual. Y ahora…”
“Te dije que parecían más Capuletos y Montescos [3] que la familia Ingalls [4]. Me acuerdo todavía”.
“Y en los honorarios del presidente y del vicepresidente – o sea de Mario y míos - perdimos cinco a dos ,60% a 40% del capital. Te dije que me había sentido como un protagonista de Dinastía [5], Dallas [6], Succession”, resopló el contador.
“Ja, veleidades de estrella de TV”.
“Encima me reprochaste que el Directorio estaba lleno de familiares. Que no teníamos un protocolo de familia, que ni siquiera teníamos un acuerdo de accionistas. Que no hay uno o más directores independientes.”
“Bueno, traté de hacer un diagnóstico con elementos objetivos y profesionales”.
“Y no te lo agradecí. Gracias”.
“De nada”.
“Bueno, los tres accionistas que tenemos el 60% del capital nos sindicamos. Mario convocó a una Asamblea Extraordinaria y cambiamos el Directorio. Estamos nosotros tres y nombramos dos directores independientes”, lanzó el contador.
“Cáspita”.
“Resolvimos dos de tus observaciones, pero no armamos un protocolo de familia”.
“Me parece que encararon una solución precaria en forma un poco apresurada”, señaló el ingeniero. “Me temo que los accionistas estarán en el futuro en un estado de extrema contradicción, cuando no de enfrentamiento”.
“No te describí con suficiente vivacidad lo que pasó en la reunión de accionistas con los chicos malos. Ellos fueron dispuestos a romper lanzas. Nosotros dominamos hoy la Asamblea de Accionistas y ellos están fuera del Directorio.”
“Quizás sea una solución legalmente sólida, supongo que habrás consultado con abogados. Pero se acabó el affectio societatis entre los accionistas, una facción quedó fuera de la dirección de la empresa. Las relaciones familiares estarán seriamente afectadas. Corren el riesgo de tener una perturbación permanente tanto en la empresa como en la familia. No me parece que hayan tomado por un camino de buena gobernanza”.
“Amigo, teníamos que cortar por lo sano en algún momento. Ellos escalaron el conflicto paulatinamente hasta hacer que no fuera ya agradable encontrarnos como familia. La verdad es que nosotros tres nos sentimos con la espalda contra la pared. O ellos o nosotros.”
“Ojalá hubiéramos podido hablar antes. Pienso que te hubiera podido dar una o dos buenas ideas”.
“A veces los conflictos nos superan. Tengo la sospecha de que son más graves y repentinos que en empresas que no sean de familia.”
“Razón de más para hacer brainstorming sobre estos temas. Che, me tengo que ir a casa. Pero indudablemente la seguimos en la próxima”, cerró el ingeniero.
Los amigos se levantaron y salieron del eterno bar sobre la avenida Las Heras en el que hasta los mozos hubieran podido documentar sus habituales deliberaciones.
[1] Línea de transporte urbano en la ciudad de Buenos Aires.
[2] Alusión a la anterior columna del autor en el blog de la Cátedra del mes de agosto de 2023
[3] Familias de Verona enfrentadas en el clásico “Romeo y Julieta” de William Shakespeare.
[4] Serie de televisión de los años 1970 en la que se contaban las peripecias de una idílica y armoniosa familia en el Oeste de los EE UU a fines del siglo XIX.
[5] Otra serie de televisión de los años 1980, recientemente reflotada en Netflix.