Para la firma del Pacto del 25 de Mayo, las máximas autoridades del Poder Ejecutivo Nacional y sus contrapartes provinciales se deberán embarcar en la trascendental tarea de construir acuerdos y consensos que marquen un hito en la historia de nuestra sociedad.
En este contexto, la noción de un "nuevo contrato social" emerge como un concepto crucial que señala la necesidad de replantear y renovar el pacto implícito entre el Estado y sus ciudadanos en cuanto a derechos, deberes y la configuración de la sociedad en su conjunto. Para materializar esta visión, el Gobierno nacional ha delineado sus objetivos a través de diez grandes lineamientos, condicionados a la aprobación de la denominada "Ley de bases" y un nuevo pacto fiscal.
En este desafiante escenario, la construcción de consensos se revela como el fundamento esencial para lograr avances significativos hacia un acuerdo histórico y beneficioso para toda la sociedad argentina. Para ello, es crucial entender que el consenso, en su esencia, no es un fenómeno voluntarista e implica negociación y diálogo. Su construcción requiere la aplicación de un método y el seguimiento disciplinado de procesos, respaldados por reglas claramente definidas y plazos rigurosos. La adopción de esta perspectiva estructurada no solo constituye un componente esencial, sino que también subraya la necesidad de una aproximación sistemática para lograr resultados exitosos.
Desde el Centro Consensus de IAE Business School, investigamos, capacitamos y acompañamos a profesionales y organizaciones en la implementación de un método específico de construcción de consensos que ha demostrado ser muy efectivo en diversos ámbitos. Este proceso comienza estableciendo una agenda caracterizada por la necesidad de establecer una hoja de ruta que oriente el debate entre las partes involucradas. En este sentido, el Gobierno Nacional dio un primer paso convocando el pasado 8 de marzo a la Casa Rosada a los representantes provinciales para establecer los pasos a seguir para la firma del mencionado Pacto.
Luego de consensuar la agenda, se deben identificar los temas de mayor relevancia e importancia. Este segundo paso permite asignar un orden de prioridades que refleje la urgencia y la significancia de cada tema, facilitando así un enfoque más efectivo y eficiente durante las discusiones y negociaciones. En este caso, también se observa cómo el gobierno nacional priorizó sus objetivos a través de los diez lineamientos del Pacto de Mayo difundidos en la última apertura de sesiones ordinarias del Congreso.
El tercer paso implica configurar un mapa de intereses que proporcione una visión panorámica y sistémica de los intereses comunes. Esto implica una comprensión profunda de cómo se entrelazan y afectan mutuamente los intereses de cada parte. Por lo tanto, este paso no solo destaca las áreas de convergencia, donde los intereses pueden alinearse, sino que también identifica las divergencias, ofreciendo así oportunidades para la negociación y la búsqueda de soluciones que aborden las preocupaciones de todas las partes.
Un cuarto paso para la construcción de consensos es la generación de rondas de deliberaciones. En esta instancia las partes se sumergen en la discusión activa y en la negociación para llegar a acuerdos mutuamente aceptables. Esto implica una serie de encuentros estructurados, donde cada parte se compromete a ceder en algunos aspectos, pero al mismo tiempo, protege sus prioridades innegociables. En esta etapa del proceso resulta crucial fomentar un ambiente de diálogo abierto y respetuoso, donde se promueva la escucha activa y se facilite la comprensión de los intereses y preocupaciones de cada parte.
La última etapa del proceso implica formalizar compromisos estableciendo reglas de premios y castigos para garantizar el cumplimiento de los acuerdos y consolidar un consenso duradero entre las partes involucradas.
Es esencial comprender que el consenso no implica la satisfacción total de todas las partes, sino que requiere concesiones en algunos aspectos para lograr un acuerdo que satisfaga las necesidades e intereses de todos. Para lograr un consenso duradero, como busca el Gobierno Nacional, es importante dejar de lado la intransigencia y adoptar una actitud basada en la empatía. La confianza, pieza fundamental en el proceso, se construye con comportamientos y actitudes, respaldada por la transparencia, la integridad y la rectitud de intención de las partes hacia un objetivo común superador que beneficie a la sociedad dejando de lado los intereses particulares e individuales. Esta base facilita la construcción de una relación fundamentada en la credibilidad mutua.
No obstante, recientes declaraciones del Presidente de la Nación destacan una perspectiva crítica sobre el consenso, describiéndolo como una validación del comportamiento deshonesto de los políticos. El presidente explicó que algunos diputados de la oposición condicionaron su apoyo a cambio de cargos políticos. Se puede contextualizar esta declaración en el ámbito político a partir de diversas sentencias judiciales que ponen en evidencia la existencia de acuerdos políticos deshonestos.
Resulta imperativo identificar y condenar los acuerdos espurios, exigiendo como sociedad procesos transparentes que respeten principios éticos. La promoción de la honestidad y la integridad en los procesos de negociación contribuirá a fortalecer la confianza y a construir acuerdos que perduren en el tiempo.
Por último, cabe mencionar que en la construcción de consensos la comunicación se erige como factor crítico en la génesis de los conflictos. Cuando las partes no logran intercambiar información de manera clara, pertinente y precisa, se abren brechas de entendimiento que pueden amplificar malentendidos y alimentar la discordia. Asimismo, la idoneidad también es un factor muy importante en el proceso de generación de confianza, al implicar un conocimiento profundo de los temas y un análisis riguroso de la situación.
La existencia de tensiones a lo largo de estos procesos es inevitable, pero la orientación hacia un resultado positivo, la disposición para ceder en ciertos aspectos, pero mantenerse firme en otros, la honestidad y la colaboración activa son indicadores de una intencionalidad constructiva.
El camino hacia la firma del Pacto del 25 de Mayo implica grandes desafíos y oportunidades para el futuro del gobierno y del país en su conjunto. La implementación de un proceso sistemático de construcción de consensos es necesaria y puede ser la clave para un acuerdo histórico que beneficie a toda la sociedad argentina. La colaboración y el diálogo entre todas las partes interesadas son esenciales para alcanzar estos objetivos, marcando así un hito significativo en la historia de nuestro país.