Los debates de política económica tienen esa maravilla de hacer creer que las soluciones son fáciles y que los consensos están ahí arriba de la mesa. Ahora bien, cuando las sillas se arriman a la mesa para la puesta en marcha, para la negociación final, aparecen las diferencias.
Algo de eso pasó en el IAE Summit 2023 cuando hay que resumir los dos paneles en los que disertaron seis economistas de todos los colores políticos. Primero fueron Ramiro Marra, Matías Kulfas y Hernán Lacunza; café de por medio, Marina Dal Poggetto, Roberto Feletti y Paula Español. Todos coincidieron en que es necesario un proceso de estabilización y económica y que el país necesita crecer y bajar la pobreza. En mayor o menor medida, esos fueron los grandes consensos.
Luego, siempre en un clima de enorme respeto, aparecieron las diferencias. De hecho, no fueron más profundas apenas porque la limitación de tiempo puso un freno y porque los organizadores hicieron alquimias previas como para no cruzar a algunos que no querían toparse con otros. Todo eso quedó detrás del escenario; delante, solo mostraron algunas grageas de lo que piensan.
Abrió Matías Kulfas, el exministro de Desarrollo Productivo del presidente Alberto Fernández. “Para crecer y bajar la pobreza hay que dar un salto productivo exportador ya que la Argentina está en condiciones de duplicar las exportaciones. Eso depende de dos factores. El primero, tener programas sectoriales y dar fuerza a los sectores industriales. La segunda cuestión, estabilidad macro”, dijo.
Luego completó como para que no queden dudas: “Está claro que no podemos seguir con este patrón de inestabilidad. Cuando teníamos dos por ciento de inflación mensual la receta gradualista servía; hoy no”. Hubo un tema sobre el que volvió varias veces. Al menos, tres. “Hay que terminar con la industria del juicio”, repitió. Pidió perdón a los abogados laboralistas pero fiel a su historia peronista, nada dijo de la responsabilidad del sindicalismo en ese flagelo que persigue, particularmente, a las pymes.
A su lado, Hernán Lacunza, exministro de Economía en los últimos meses de la presidencia de Mauricio Macri, anotaba. Ramiro Marra, candidato a Jefe de Gobierno por La Libertad Avanza, tomó la posta. Pasó por la dolarización como solución y habló de la necesidad de controlar el gasto público. “Necesitamos bajar la estructura del Estado para bajar los costos y ser más productivos”, dijo.
Kulfas, un poco después, le contestó. “Cuidado con reducir el gasto: ojo que dos tercios son jubilados. Entonces, ¿qué decimos, bajar a los jubilados?”, le preguntó. Rápido de reflejos, Marra le replicó: “Me alegro que reconozcas que al menos, un tercio se puede bajar ¿En qué se gasta el otro tercio?”.
Lacunza, en tanto, habló de los problemas crónicos que se suceden desde hace varios años. No dedicó sus minutos para excusar a Macri. “Hace 12 años, con vaivenes, estamos en la banquina, no crecemos y no creamos empleo privado. Si no se deja de gastar más de lo que se recauda, ningún régimen monetario va a resultar. Si el Banco Central es una fuente insaciable para financiar el Tesoro no va a funcionar. Esa racionalización no se hace por ley. No empecemos a diseñar programas sin pensar que todo empieza con el control del gasto público”, definió de entrada.
También dijo lo suyo sobre la reforma laboral. “El 28% del mercado laboral está en el mundo formal y se rige por las normas de la formalidad. El resto no tiene idea de qué hablamos. Hay muchos trabajadores que no se van a insertar con el esquema laboral actual”, remarcó unos de los referentes económicos de Rodríguez Larreta.
El rol del Estado estuvo todo el tiempo posible. “El Estado no se puede meter en las compañías”, dijeron, palabra más, palabras menos, Marra y Lacunza. “Yo coincido con vos -le contestó Kulfas-. No creo que ningún gobierno tenga que meterse en las compañías. Si este Gobierno administró el comercio es por lo que dejó el anterior…” Fue el primer momento donde se desataron algunos murmullos. Lacunza, pasó de largo. “No voy a usar estos minutos para revisar las herencias y me voy a concentrar en el futuro”, cerró.
En la última ronda, antes de que el semáforo que controlaba el tiempo marque rojo, Kulfas fue directo. “El que gane en diciembre va a estar obligado a implementar un plan y el que pierda va a tener que acompañar”, sostuvo.
Café de por medio, llegó el otro panel. A diferencia del anterior, Roberto Feletti sí dedicó unos minutos de su tiempo a marcar las diferencias entre todas las administraciones y los tres primeros gobiernos kirchneristas. No es necesario explicar que repasó las bondades de unos y los magros resultados del otro. No tenía nadie que le conteste desde Juntos por el Cambio ya que a su lado estaban Español y Dal Poggetto. Luego ligó directamente los momentos donde hay más apertura comercial con los que sube el desempleo y, por consiguiente, la pobreza. “Cuando se dan condiciones pro mercado, sube el desempleo”, dijo.
Enumeró tres ejes para crecer y bajar la pobreza: “El primero, la Argentina no se puede desarrollar sin sostener una política industrial. Segundo, una reforma tributaria progresiva. Hoy los impuestos a los patrimonios, como los impuestos inmobiliarios o el impuesto a las ganancias tienen que ser modificados para que le entreguen mayor solvencia social al Estado”. Finalmente, habló de la necesidad de acumular reservas en el Banco Central.
Paula Español, que al igual que Felletti ocupó la secretaría de Comercio Interior en este mandato presidencial, fue la menos definitiva con los dichos. Manejó sus minutos por un espacio casi virtual, algo así como hablar de economía sin raíces que la liguen a la tierra. “Cuando no hay más dólares, hay que apuntar a hacer crecer las exportaciones”, dijo quien fue una de las espadas de la administración del comercio exterior argentino. Luego apuntó que “en orden de magnitud los recursos naturales van a ser una gran fuente de dólares para la Argentina; esos recursos por sí solos no van a ser la solución por sí, pero serán una oportunidad”.
Dal Poggetto anotaba y anotaba. Le tocó hablar en tercer lugar y arrancó con una idea que no abandonó nunca. De una vez por todas la Argentina tiene que construir una moneda. No hay crédito en una economía que no tenga moneda. Hoy el Estado provee bienes públicos de baja calidad. Hemos roto casi todo”, dijo.
En un momento, cuando se hablada de construir moneda, Feletti argumentó que “hay un sector del empresariado que tiene 300.000 millones de dólares afuera del sistema y con eso golpea contra la moneda”. Como se dijo, sin contrincante de otro espacio político, la platea tomó la palabra. Fue el único momento donde hubo algunos pequeños gritos. “‘¿Por qué los tiene afuera de sistema, pregúntate por qué?, dijo uno. Otro, un poco más arriba en el auditorio le dijo con voz firme: “¿Y los políticos? ¿Cuánto tienen los políticos?”. Feletti no se inmutó, y siguió con su razonamiento.
Finalmente, cuando volvió la palabra a Dal Poggeto, la economista se alejó de los tecnicismos y los números. “Hay una agenda larguísima. Hay que laburar”, y despertó los aplausos. Y finalmente cerró con una frase que, según confesó, no es suya, pero le gustó: “En la Argentina no dejamos pasar la oportunidad de perder una oportunidad”.