La inflación mensual de mayo se sitúa en un registro similar a períodos de regímenes sostenidos de alta inflación como los años comprendidos entre fines de la década de 1970 y toda la década de 1980. De hecho, es el mayor registro interanual desde septiembre de 1991, año en el que la economía se comenzó a estabilizar luego de la hiper de 1989-90.
El promedio de inflación mensual de los primeros cinco meses del año se sitúa en 7,3%, siendo el mayor para los primeros cinco meses del año desde 1991.
La dinámica inflacionaria actual no solo se deriva de excesos monetarios pasados por asistencia al sector público para financiar déficit operativo, sino por comportamientos inerciales ante la ausencia de medidas concretas en un contexto de tensiones políticas, principalmente dificultades autogeneradas.
Desde la política no se avizora un programa concreto de estabilización y de desarrollo. Ciertamente, la gestión debe tener ambas perspectivas. La descoordinación política y la lucha de poder afectan las decisiones de mercado y de precios.
Las economías que se estabilizaron y convergieron con procesos de crecimiento sostenido no sólo impulsaron medidas integrales (estabilización-reforma productiva-inclusión social), sino en condiciones de acuerdos y cohesión sobre el rumbo. En efecto, sólo una reforma monetaria radical con ajuste fiscal no serán suficientes para generar un círculo virtuoso de crecimiento y desarrollo.
Probablemente un sistema monetario con tipo de cambio atado a una divisa o el mismo reemplazo de la moneda nacional como en la dolarización, podrán generar estabilidad de precios sin conseguir una mejora cualitativa en términos de producto, debemos notar la necesidad de mejora en la productividad y la inclusión.
Efectivamente el desempeño fiscal debe corregirse y minimizar la asistencia del Banco Central solo a la expresión de última instancia. Sin embargo, los problemas estructurales de la economía argentina no se resolverán sólo desde esa perspectiva. El desafío debe ser el objetivo de producción y las reformas al sistema productivo nacional.
Las interacciones entre el sector monetario y fiscal exponen el circuito vicioso donde la expansión monetaria genera la necesidad de esterilizar los excesos monetarias y, en consecuencia, los instrumentos para absorción monetaria simultáneamente generan una fase de expansión como consecuencia del devengamiento de intereses los cuales se intensifican ante la necesidad de una política monetaria restrictiva mediante suba de tasas.