Nos referimos por resiliencia a la capacidad de protegerse frente a las crisis y de prepararse para capturar las mejoras posteriores al cambio de ciclo y la pregunta es cuál es el rol de los directorios construyendo resiliencia en un ambiente de incertidumbre. Este es el tema de la entrevista realizada en la revista de McKinsey & Company por Asutosh Padhi socio gerente para Norteamérica, a Celia Huber e Ida Kristensen líderes de las áreas de directorios y ciberseguridad respectivamente en dicha firma. En este artículo se comentan varias experiencias recientes y sugerencias prácticas que consideramos de interés para resaltar y que compartimos con ustedes.
Los niveles de incertidumbre actuales incluyen variaciones en el costo de la energía, alta inflación con falta de claridad acerca de las políticas gubernamentales, continuos desafíos en las cadenas de suministros y un sentimiento negativo tanto en los consumidores como en los mercados. A la cabeza de estos elementos macroeconómicos continúa la incertidumbre alrededor de la pandemia y acerca de los efectos de las tensiones geopolíticas. Sin embargo, la innovación está viva y este es el momento cuando todos están pensando en cómo obtener ventajas del mundo digital, mejorando la productividad y conduciendo hacia la innovación y el crecimiento. En las crisis anteriores las acciones tomadas por las compañías les permitieron multiplicar por diez el valor de las acciones en un plazo de entre siete y diez años. Por lo tanto, las acciones que tomemos hoy en estos contextos son cruciales y los directorios deben prepararse y las deben impulsar.
La pregunta es qué pueden hacer los directorios para prepararse y se destacan varias sugerencias de aplicación. Una herramienta de preparación es utilizar simulaciones de escenarios de ataques, por ejemplo, una intrusión de un “ransomware” y comprobar cómo funcionan las acciones defensivas en tiempo real, de forma de generar una acción semiautomática en caso de ocurrencia real. Otra sugerencia es prestar menos atención a los pronósticos y en cambio analizar distintos escenarios probables, sus interdependencias y planificar en consecuencia. El directorio debe asegurarse que la alta gerencia está enfocada en la preparación de acciones defensivas, pero también en el desarrollo de oportunidades ofensivas para mejorar el negocio. En la misma línea, es importante impulsar y ayudar a la alta gerencia en tomar las acciones de corto plazo necesarias en la crisis, pero sin perder de vista el aprovechamiento de las oportunidades de crecimiento existentes en los cambios de ciclo donde pueden aparecer oportunidades de fusiones y adquisiciones, así como de desinversiones.
En conclusión, el fortalecimiento de la resiliencia reside en la habilidad de pivotar en escenarios disruptivos, preparando a la compañía para lo que está sucediendo y simultáneamente reforzándola para aprovechar el cambio de ciclo y se destacan 3 elementos que ayudan a lograrlo: previsión, reacción y adaptación. Por previsión entendemos el análisis de distintos escenarios, la definición de alertas tempranas y la preparación de procesos de decisión en caso de ocurrencia. La respuesta se basa en las acciones a tomar con impacto en el corto y medio plazo. La adaptación puede requerir cambios de más largo plazo, como ser el desarrollo de nuevos proveedores. Asimismo, la adaptación puede significar reforzar la resiliencia dentro de la empresa, institucionalizando los juegos de guerra, los ejercicios de simulación y preparando guías de actuación a más largo plazo en respuesta a cambios más sistémicos.
Los directorios juegan distintos roles alrededor de las acciones de previsión, reacción y adaptación. Además de impulsar las prácticas de previsión sugeridas, el directorio debe desafiar a la gerencia acerca de los distintos escenarios probables. En cuanto a las acciones de respuesta una vez detectada la crisis, en vez de debatir sobre las acciones decididas, puede ser más indicado impulsar a la gerencia a ejecutar las acciones y ofrecer el apoyo y ayuda necesaria. Asimismo, destacamos la importancia de lograr un trabajo en equipo entre el directorio y la alta gerencia, con roles diferenciados, pero con objetivos comunes. En los momentos de crisis este equipo debe asegurar una comunicación rápida bidireccional, en vez presentaciones de 100 páginas en reuniones trimestrales. Finalmente, la resiliencia se refiere al liderazgo del directorio y del equipo de gestión en la toma de decisiones rápidas y acertadas en momentos de cambios inesperados, pero se trata de un nuevo “músculo” y la manera en que los directorios junto con los equipos gerenciales lo desarrollen se convierte en una acción extremadamente importante para la empresa.