Hace casi 5 meses que vivimos una alegría enorme como país. Ganar la tercera copa en el mundial de fútbol fue un momento que recordaremos generaciones enteras, las que lo vivimos –algunos pocos llenando un estadio- muchos más siguiendo esa consagración a la distancia, pero muy cerca, vibrando y sufriendo, con un grupo de jugadores que pasará a la historia por muchos motivos. Se trató, sin dudas, del mayor logro deportivo de sus carreras.
En una fecha como la de hoy, en la que se celebra el Día Internacional de la Familia, decretado por Naciones Unidas, el recuerdo se me va a esos futbolistas que después de haber dejado todo en la cancha buscaron a sus familias para sumarlas a ese tan merecido festejo. Sin dudas, si llegaron hasta allí, fue gracias al apoyo y acompañamiento de sus seres queridos y así lo fueron reconociendo en innumerables entrevistas que nos hicieron emocionar.
Además de dejarnos enseñanzas de lo que supone el trabajo en equipo, el sentido de la amistad, la resiliencia para afrontar dificultades y un largo etcétera, sin dudas este grupo nos dejó el ejemplo de lo que supone la familia en sus vidas como pilar, sostén y contención. Quiero recordarlos hoy precisamente porque lo que quedó tan patente aquel día (jugadores que dejaron de serlo para pasar a ser papás, festejando con sus hijos, abrazando a sus parejas, llorando con sus propios padres y hermanos) es una demostración clara del valor que tiene la familia en nuestras vidas. Y es precisamente eso lo que celebramos hoy.
Bien claro lo tiene nuestro gran Lionel Messi cuando afirma: “Siempre, tanto en los buenos como en los malos momentos, la familia es la que acompaña, la que disfruta y la que sufre igual que yo o más. Todo lo lindo y lo bueno lo comparto con ellos.”
No esperemos grandes gestas o acontecimientos especiales para agradecer a nuestros seres queridos todo el apoyo que nos dan. Cada día se nos presenta la oportunidad de disfrutar la vida con las personas que más queremos. Así lo explica Leonel Scaloni: “Ver crecer a mis hijos es lo mejor, estar con ellos y no perder lo que todo el mundo como padre quiere ver: la infancia de sus hijos.”
Pasar tiempo con ellos, forjar tradiciones familiares, compartir momentos de diversión, acompañarnos en situaciones de enfermedad o de dolor, apoyar las responsabilidades laborales o las tareas escolares, sacar adelante las labores domésticas, son ocasiones de crecer juntos, fortalecer vínculos y conquistar día a día la felicidad.
Los seres queridos son la parte más importante de la vida. Con ellos crecemos, nos desarrollamos y nos fortalecemos como personas. La familia siempre será el impulso para dar lo mejor de nosotros mismos. Ellos son nuestros mayores fans y motores de nuestro desarrollo. Así como aquellos jugadores son campeones del mundo para siempre, ellos y cada uno de nosotros podemos también proponernos ganar el campeonato de la felicidad con el mejor equipo: la propia familia.
Directora del Centro Conciliación Familia y Empresa - IAE Business School, Universidad Austral