Los amigos pasajeros de la línea 102[1] se han encontrado para desayunar en una esquina de la avenida del Libertador, antes de tomar su habitual medio de transporte hacia la Facultad de Ingeniería de la avenida Las Heras y hacia su oficina en Tribunales, respectivamente.
“La verdad es que un artículo de The Economist[2] me ha desilusionado enormemente[3]” lanza el contador.
“Sé que es tu revista favorita, ¿cómo puede decepcionarte?” contesta el ingeniero.
“Jajaja. No, claro, no es la revista en sí la que me decepcionó. Sino una noticia que exploraba un artículo en la sección de Negocios”.
“¿Sobre qué tema?”.
“La gobernanza en Brasil, donde tenía al IBGC[4] como un estricto vigía de las buenas prácticas”.
“¿Y cómo es que te falló el IBGC? Siempre te he oído elogiarlo”.
“Bueno, ingeniero, no es el Instituto el que falló. Sino el entorno de respeto por la buena gobernanza que yo creía que habían logrado – bueno, parece que no era tan así. Ya no me gustó desde el vamos el título del artículo que te menciono”.
“¿Acaso ofendía a la profesión contable?”.
“Estás intuitivo… No, no nos ofendía directamente a los contadores. Pero todo el escándalo que cubre la pieza se centra en un tema contable. El artículo se llama “Tres es una nube”[5] porque hace alusión a escándalos anteriores con empresas brasileñas, aunque me parece que el articulista se olvida de otros varios casos quizás no tan resonantes pero no menos relevantes”.
“Bueno, suena interesante, quizás la rivalidad futbolística se repita en el campo de la corrupción”.
“Ingeniero, no escandalice. Por empezar recuerda dos escándalos de la última década, como fueron el de Eike Batista – acosado por rumores de sobornos y manipulación del mercado de valores; y el de Marcelo Odebrecht, encarcelado por su participación en el Lava Jato que involucró a la empresa Petrobras, casualmente socia institucional del IBGC… y creadora de un esquema de ombudsman[6] que se repetía en todas sus filiales grandes, incluyendo Petrobras Argentina”.
“Recuerdo a Batista y obviamente tengo más que presente el tema Odebrecht”.
“Bueno, ambos recibieron su castigo. Pero ahora Lojas Americanas, un retailer casi centenario sobre el que papá leyó en el primer número de la edición argentina de Selecciones[7], toda una tradición en el país, ha caído bajo la sombra de su propio escándalo”.
“Quién no ha entrado a una sucursal de Americanas alguna vez en Brasil…”
“Su nuevo CEO Sergio Rial anunció el 10 de enero de este año que había identificado discrepancias contables en el tratamiento de deudas que escondieron USD 4.000 millones, cuya contabilización más que duplicó la deuda de la compañía. Las acciones perdieron 94% de su valor en la bolsa de San Pablo. El 19 de enero pidió su propia quiebra. Sergio Rial renunció y no se pudo ubicar por varias semanas el paradero de su antecesor que estuvo 20 años en el puesto”.
“Pero los escándalos anteriores fueron mucho más rutilantes”.
“Sin embargo, el tema principal gira alrededor del hecho que tres grandes inversores que formaron 3G Capital controlaban el 31% del capital”, señaló el contador.
“Ah. A estos héroes sí los conozco. Controlan AB InBev, Kraft Heinz, Restaurant Brands International. Todos grupos impresionantemente valiosos e influyentes en sus sectores”, se maravilló el ingeniero.
“¿Viste? Dueños de Brahma, Stella Artois, Kraft, Heinz, Burger King. Despiadados en sus técnicas de management, su filantropía adoptaba un muy bajo perfil. Ahora, el banco BTG Pactual quiere saber cuánto sabía este trío tan famoso de lo que pasaba en Americanas…”
“¿Les prestaron plata?”
“Mucha. Todo el mundo se pregunta cómo se escondieron tamañas deudas durante más de diez años… El 22 de enero emitieron un press release negando todo conocimiento de lo actuado por Americanas y señalando que ellos eran víctimas tanto como los demás accionistas del retailer.”
“Mmm. Pero varias de las empresas controladas por 3G han estado involucradas en denuncias de distinto tipo. Sin ir más lejos, América Latina Logistics[8] fue vendida y su comprador corrigió los balances de 2 ejercicios anteriores para incluir deudas omitidas a proveedores y otros generadores de costos.”
“Kraft Heinz le pagó a la SEC[9] una multa de USD 62 millones por inflar sus ganancias”.
“¿Hay un patrón de conducta?“
“No lo sé. Pero la verdad, cuánto les hemos hablado al cerebro de accionistas, directores, síndicos, ejecutivos, auditores, abogados. Les hemos puesto reglas cada vez más duras. Hemos creado nuevas prácticas de control. Hemos generado leyes nuevas cada vez más estrictas, como Sarbanes Oxley. Predicamos la necesidad del compliance. ¿Qué más hace falta para que tengamos empresas más sanas y gente más honesta al comando?” se exaspera el contador.
“Quizás nos ha faltado hablarle al corazón de las personas”, concluye sombríamente el ingeniero.
En el silencio que generó el impacto de lo dicho por el ingeniero, se levantan ambos de la mesa. Sobran las palabras. Se dan la mano con ojos un poco húmedos. Se sella así un pacto tácito para trabajar en mejorar no ya las prácticas de gobernanza en nuestro país, sino la fibra moral de quienes intervienen en el liderazgo y el control de las empresas. Los amigos caminan juntos entonces hacia la avenida Las Heras para empezar su día laboral.
[1] Línea de transporte urbano en la ciudad de Buenos Aires.
[2] Seminario británico fundado en 1843.
[3] En su edición del 11 de febrero de 2023.
[4] Istituto Brasileiro de Governanca Corporativa, el instituto hermano en Brasil del IGEP – el instituto de directores de la Argentina.
[5] “Three is a cloud” en la sección Negocios del número del 11 de febrero de 2023 de The Economist.
[6] Concepto originado en Suecia que se refiere a un individuo designado para investigar denuncias/quejas sobre una institución y buscar una solución a dichos planteos.
[7] Edición argentina de Reader’s Digest que comenzó a ser publicada en el año 1940.
[8] Controlante en Argentina de las líneas de carga del ex FC Urquiza y del ex FC San Martín.
[9] Securities and Exchange Commission, regulador del mercado de capitales de los EE UU.