El contexto internacional sigue estancado, se espera una leve recesión en Europa y en Estados Unidos en 2023, China crecerá muy poco por política covid de encierro en 22 y se espera poco para el 23. La tasa de la Fed seguirá creciendo para hacer disminuir una inflación que no es fácil de abatir. En general se esperan tasas menores de crecimiento en los países desarrollados. La región bajará un cambio con un Brasil que puede crecer cero. Viene de conseguir buenos resultados con Bolsonaro pero acumula problemas fiscales que no son menores.
En el panorama argentino continúa el Plan Massa resolviendo cuestiones parciales sin un esquema general de abordaje de la macro. Los estímulos al sector sojero dieron resultado y seguramente llegaron para quedarse. Es un nivel de dólar que querrán repetir. No alcanzan estos ajustes para equilibrar el tema más sensible de la economía, que es la falta de reservas. El esfuerzo por contener importaciones sigue elevado para no perder dólares y puede comprometer el crecimiento de 2023. Se espera un PIB ligeramente negativo el año próximo. Massa está siendo ortodoxo en el frente fiscal y eso influye también en el estancamiento de 23. Por si fuera poco se suma el problema de la sequía que parece ronda en los 20 mil millones de dólares. Es de las sequías más importantes de las últimas décadas.
Es un lugar común cuestionar que el tipo de cambio oficial sigue, a pesar del crawling peg, muy retrasado, está un 30% por debajo del dólar histórico. Una devaluación podría disminuir la brecha pero se percibe con problemas por un eventual salto inflacionario. Pareciera que es una condición de Cristina Kirchner que se está cumpliendo en la tradición del kirchnerismo que salvo en 2014 siempre evitó el salto devaluatorio. La tentación es siempre llegar con retraso cambiario a fin de mandato.
En el panorama sigue el Plan Massa sin resolver un esquema general de abordaje macroeconómico
La inflación sigue en carrera de ascenso, puede trepar a 120% durante 2023 aunque el escenario de repetir el 100% no es imposible. El FMI no es obstáculo y actúa como cómplice de muchas medidas. Seguramente se mejore la meta fiscal aunque no se cumpla y cuesta llegar a la de reservas. El FMI está viendo con optimismo el esfuerzo de Massa.
Siguen problemas complejos como la deuda en pesos que complicó la gestión de Guzmán, la llamada “bola de Leliqs”. No aparece como un tema inminente, pero cada vez que se habla de ella no es fácil encontrar una salida estructural que no sea traumática. Se mantiene alta la tasa de interés efectiva anual que es otra medida en el campo de la ortodoxia que ofrece Massa en su programa de transición.
Con la inflación se licua el gasto público, de jubilaciones, por ejemplo, en ese sentido la inflación es aliada y funcional al ajuste. Las metas de inflación del orden del 4% mensual lucen muy bajas dada la inercia de los precios. Por otra parte, los aumentos de tarifas del sinceramiento en este frente contribuirán a mayor inflación.
En definitiva llegó este plan Massa hace casi medio año que ha dado cierta estabilidad y menor sensación de crisis terminal, Cristina no lo cuestiona. ¿Será así a medida que avance el año electoral y halla sirenas pidiendo mayor expansión fiscal? ¿Logrará Massa sortear todos los desafíos por delante? Si hay expectativas en que Juntos por el Cambio gane la elección, ¿mejorarán los precios de activos? La herencia para diciembre 2023 está claro que es muy comprometida, hay varios equipos de la oposición trabajando en planes de naturaleza integral. Este programa es claro que no está para estabilizar, falta tiempo y convicción. Le puede dar al peronismo una expectativa de triunfo si se controlan las variables sobre todo los precios, evitando una crisis severa. Es un desafío para una oposición que luce a veces con muchas internas y con poca unidad. Hay que monitorear las variables esperando un año complejo por la incertidumbre económica a la que se suma con más fuerza la política.
*Director del área de Economía- IAE Business School, Universidad Austral.