Consideramos que la alineación entre el CEO y el directorio es crítica para sostener la productividad organizacional, cumplir con el rol de gestionar los riesgos de la empresa, a ayudar a la alta dirección a navegar por los períodos de crisis facilitándole el desarrollo de una mentalidad de aprendizaje continuo. De este tema trata la entrevista realizada en la revista de McKinsey & Company a Alison Watkins, que cuenta con más de 30 años de experiencia en posiciones de CEO y en directorios en empresas de distintos campos, listadas y no listadas en el mercado Australiano, incluyendo el directorio del banco central de dicho país. En la nota da recomendaciones interesantes, que consideramos importantes y compartimos con ustedes.
En la relación entre el CEO y el directorio, el aspecto más destacado es la necesidad de mantener un absoluto alineamiento en relación a la estrategia de largo plazo, así como en las prioridades de corto plazo. Acerca de las prioridades, muchos directorios y CEOs han estado obsesionados hasta hace pocos años por los resultados financieros. Actualmente esta presión está siendo matizada por otras métricas relacionadas con los clientes, las personas en la organización, la gestión de riesgos y la sustentabilidad. Este cambio de tendencia obliga a adaptar el alineamiento a los temas que realmente importan a la empresa y que se vinculan con su éxito. Asimismo, los directorios actuales trabajan mucho más cerca del CEO que en etapas pasadas, apoyándolo como un equipo enfocado en objetivos comunes, lo que influye en la composición del directorio.
La composición ideal del directorio depende de las habilidades, experiencias y atributos necesarios para cada organización en particular, en una determinada etapa. Puede incluir perfiles con experiencia contable y legal, que usualmente hacen su aporte con un foco distinto a otros perfiles, pero también es importante la incorporación de experiencias que sean relevantes para la estrategia de la empresa (M&A, transformación digital, experiencia previa como CEO, etc.). Como directores, es importante analizar cuáles son los valores diferenciales que aportamos al directorio y asegurarnos de cumplir con esta expectativa. Cuando alguien se incorpora como director externo y en particular sin experiencia en la industria en la que participa la empresa, es recomendable mantener un equilibro entre el análisis de las razones por las que la empresa opera de determinada manera y la aportación de lo que el directorio espera del nuevo director: nuevas ideas, desafíos al “status quo” así como hacer las cosas de manera diferente.
En cuanto a la gestión de riesgos, vemos que el alineamiento y comunicación entre el CEO el directorio facilita la gestión de los riesgos al atravesar momentos de incertidumbre y turbulencias del mercado y de la empresa. En tiempos como estos, la gestión de riesgos toma una alta relevancia estratégica para la empresa y el directorio debe enfocar a la alta dirección y al CEO en el análisis sistemático de las fuerzas externas que podrían afectar al negocio y a las operaciones, así como en tener preparadas acciones de mitigación.
Respecto a la experiencia del CEO en el directorio, se resalta la importancia de que el CEO o el director con experiencia previa de CEO, actuando en el directorio deje de lado la mentalidad de gerente y se enfoque en cumplir los roles de un director, ya que en el primer caso aportaría poco como director y podría condicionar negativamente la actividad y responsabilidades propias de un CEO. En ese sentido, se sugiere que un director que tenga experiencia como CEO en industrias distintas a la de operación de la empresa, puede ser más efectivo en un directorio que uno con experiencia en el mismo negocio.
Finalmente, en el artículo se vuelve sobre el punto referido a la importancia de crear valor para los accionistas, pero aportando también valor en nuestra sociedad. Los accionistas, y los financiadores están incrementando el peso de métricas medioambientales y comunitarias en sus procesos de toma de decisiones. De esta forma, las conversaciones son actualmente cada vez más acerca de la sostenibilidad y la reputación, además de referirse a métricas financieras. Esta situación permite aspirar a crear una diferencia positiva en las sociedades donde operan las compañías y nuevamente son aspectos que deben estar en los objetivos compartidos entre el CEO y el directorio.