El tema saliente de la apertura del Foro Económico Mundial en Davos fue la eventual e inminente recesión global. Es justo reconocer que se trata tal vez de la recesión más anticipada de la historia y la que parece demorarse. Predecir una recesión tiene siempre el riesgo de los falsos positivos, anunciando contracciones que se demoran mucho más de lo esperado. Este error tiene la gravedad de inducir a las organizaciones y las personas a un costo alto por la oportunidad al aumentar la protección de liquidez.
Cuando se observan los datos globales, la información no puede ser más contradictoria. El aumento sostenido de las tasas de interés de los bancos centrales hubiese sido motivo más que suficiente para hacer entrar al mundo en recesión. Si a esto se lo combina con la existencia de una burbuja bursátil, sobre todo de Estados Unidos que hizo su pico a fines del 2021, el combo parecía estar servido para generar la recesión. Pero, por otro lado, la demanda de empleo se mantiene robusta, tocando el desempleo mínimos históricos. Y la inflación está cediendo, aunque se observan diferencias importantes por sectores, como en el caso de los servicios, que parece converger mucho más lento que los bienes.
Antes que nada voy a tratar de explicar por qué parece que estamos en un falso positivo al anunciarse una recesión inminente que no llega. La explicación central estaría en el aumento de la liquidez global. Por un lado, el aumento que se dio durante la pandemia de Covid-19 con el dinero helicóptero volcado en las familias, amortiguando el impacto negativo de la baja de valores en la bolsa de Estados Unidos durante 2022. Pero más recientemente, y contrario a las expectativas, en los últimos meses el mundo se ha visto un nuevo aumento de la liquidez global, sobre todo en China, donde el Banco Popular de China ha lanzado al mercado aproximadamente U$425.000 millones de dólares para apuntalar la recuperación económica. Los datos históricos muestran que el crecimiento del mundo tiene una alta correlación positiva con la liquidez de China. Como consecuencia de las restricciones por el Covid y la alta emisión, es probable que la economía China se recaliente en el corto plazo y eso empuje aún más el crecimiento mundial. Hasta ahora, este fenómeno habría evitado una recesión sosteniendo el empleo global. ¿Puede el mundo evitar la recesión global de la que tanto se habló en Davos?
Para que se produzca una recesión debe haber un fuerte desarreglo en algún lugar de la economía y un detonante. Los dos candidatos más comunes de desarreglo son las burbujas inmobiliarias y bursátiles. Dado que en Estados Unidos no es claro que haya una burbuja inmobiliaria fuerte (la mayor parte de los créditos están a tasas fijas previas a las subas), el candidato para generar la recesión es el mercado accionario. A pesar de la corrección del 2022, las valuaciones de las acciones aún están altas. En las últimas semanas la sobrevaloración accionaria parece estar acelerándose, sin una explicación en los “fundamentals” de las empresas (el S&P subió más de un 15% entre octubre 2022 y principios de febrero 2023). Por eso, es probable que se esté gestando una nueva burbuja bursátil, donde los inversores al no ver la recesión se están volcando algo irracionalmente a comprar acciones. Este fenómeno aún no revista un alto dramatismo pero tiene el potencial de generar un desarreglo que implique una recesión moderada (por ahora…).
¿Cuál sería el detonante? La suba de tasas es un candidato. Da la sensación que los mercados han cantado victoria anticipadamente en la batalla contra la inflación. El aumento de liquidez global y el crecimiento de China pueden frenar la disminución de precios globales e impulsar a los bancos centrales a sostener la suba de tasas. Si esto pasa, tal vez un aumento de quebrantos por suba de tasas puede ser el detonante de la próxima recesión al disparar el desempleo. Otro camino sería que los inversores se asusten y se retiren en grupo desde sus inversiones en acciones hacia posiciones más conservadoras al ver que las subas de tasas siguen su camino.
Resumiendo el debate de Davos, es algo temprano para pensar que los nubarrones de una recesión en los EE.UU. y en el mundo para 2023 se han ido. Como siempre que se están gestando desarreglos, cuanto más rápido ocurra esa recesión, más probabilidades hay de que sea moderada.
Economista y Profesor Titular del Área Académica Política de Empresa del IAE Business School, Universidad Austral.