¿Qué le harán las elecciones a la economía y que le hará la economía a las elecciones en 2023? Distintos centros de estudio analizaron el escenario que se abre en el año que se inicia.
El Centro de Estudios Scalabrini Ortiz (Ceso) ve un cuadro de estancamiento económico e ingresos reales, con presiones cambiarias a las que habrá que administrar “correctamente” para evitar una espiralización inflacionaria. Este escenario tornará “difícil esperar una victoria oficialista, al menos sustentada desde lo económico”, aunque tampoco termina en una situación caótica que “permita el avance violento de la derecha liberal”.
El gobierno se planteó un horizonte de desaceleración de inflación que la lleve al 60% a fines de 2023 y difícil de alcanzar. Aun cuando, como explica el centro de estudios que conduce Andrés Asiaín, el Ministerio de Economía haya acertado en modificar la estrategia de negociación y “discutir en simultáneo el acceso a dólares con compromisos de precios”, señaló.
El Centro de Economía Política (Cepa) repasó los resultados electorales en los momentos históricos en los que la inflación superó el 50%. “De las 8 elecciones que el oficialismo fue a elecciones con inflación superior a 50%, perdió en cuatro”, recordaron. Otras dos elecciones realizadas bajo estas condiciones, formaron parte de las salidas de gobiernos de facto (1973 y 1983), mientras que desde la recuperación democrática, el oficialismo logró ganar pese al efecto adverso de la suba de precios en las legislativas de 1985 y 1991. “Estos dos casos fueron con inflación superior a 100% pero la elección se produjo en la curva descendente de precios”, señalaron desde el centro de estudios que dirigen Julia Strada y Hernán Letcher.
¿Será este el caso en 2023? El Cepa recordó que el primer mes de Precios Justos tuvo un fuerte impacto y la inflación se desaceleró casi 1,5 puntos. “Hasta marzo, el éxito del plan desinflacionario gradual dependerá de qué tanto logra el programa reducir la inflación core”.
Para el Ceso, un sostenimiento de la baja inflacionaria permitiría en lo inmediato que las paritarias que se cerraron esperando una inflación más alta pueden aprovechar para recuperar poder adquisitivo en los primeros meses de 2023.
Por lo pronto, tal como apunta el Cepa, el dólar soja contribuyó, en sus dos versiones, a que el gobierno alcanzara una tregua cambiaria y cumpliera los objetivos en dos frentes pactados con el FMI: el fiscal y el de acumulación de reservas.
Jorge Vasconcelos, del Instituto de Estudios de la Realidad Argentina y Latinoamericana (Ieral), reconoció que las metas acordadas con el Fondo se fueron cumpliendo “con fórceps” a medida que avanzaban los trimestres de 2022. Lo atribuyó a la “suerte” por la mejora de los precios internacionales de los granos y a que los compromisos firmados “no habían sido demasiado exigentes”. Incluso, incluyeron “como premio” un financiamiento externo neto positivo de parte del organismo equivalente al 1,1 % del PBI.
Pero ya saborea la venganza. “Los números para el año entrante son bastante más exigentes, las proyecciones del staff del FMI confirman que llegó la hora de acabar con tanta dulzura”, se entusiasma. En 2023 la Argentina deberá devolver en términos netos al organismo el equivalente a 0,3 % del PBI. Además, deberá recortar en 1,8 punto el gasto público para llegar a un déficit primario de 1,9 % del producto.
El Ceso señaló que los pagos netos al FMI suman u$s 3.400 millones este año. Por otra parte, la sequía y la suba de tasas internacionales comprometen la disponibilidad de dólares. En el primer caso, estiman que el impacto negativo será de entre u$s 6.000 millones y u$s 9 mil millones. En el segundo, el pago de intereses crece en más de u$s 800 millones, más otro tanto de sobrecargos, con el Fondo, y en u$s 400 millones con otros organismos. “También comienzan a ser más significativos los vencimientos de la deuda reestructurada en 2020, el 9 de enero y el 9 de julio habrá que desembolsar u$s 1.080 millones en cada oportunidad en concepto de intereses”, recordó el centro de estudios en su último informe.
Las estrategias del Ministerio de Economía para conseguir dólares están atadas a los desembolsos de otros organismos multilaterales y a otros acuerdos financieros bilaterales. Ahí aparece la importancia del tratado que se está negociando con el Brasil de Lula y también las conversaciones con México. El objetivo es que aporten una malla de contención al BCRA por vía de swaps y préstamos de sus derechos de giro. Otra fuente de ingresos es la licitación de las bandas de telecomunicación de 5G para el año que viene, que significaría un ingreso de u$s 1.500 millones.
La renovación de la deuda en pesos también suma presión. Por ahora, Massa viene consiguiendo renovar vencimientos. El Cepa destacó el esquema armado por el Ministerio de Economía armó un esquema con el BCRA, la banca pública y los subsoberanos para garantizar el financiamiento. Pero cada fecha es una final.
En este punto, Vasconcelos, del Ieral, subrayó la “necesidad estricta” de cumplir la meta con el FMI. “Un déficit mayor al pautado se enfrentará a la dificultad del financiamiento, por un mercado condicionado por el día después del próximo recambio presidencial”, señala.
El economista Eduardo Fracchia, director del área de economía del IAE, lamentó que “el ajuste fiscal se sigue haciendo vía licuación, usando la inflación”. Pero entiende que el Fondo convalida la gestión Massa, “que está muy lejos de reformas de tipo estructural”, porque observa un 2023 “conflictivo” por las elecciones y por las internas en las dos principales fuerzas. A su juicio, “se va a sortear una crisis de magnitud” aunque no descarta por completo algún “evento macro muy severo” dado que “se juega en el límite”.
El costo de esta precariedad se nota ya en el nivel de actividad. Desde octubre, señala el Cepa, comenzó a “estacionarse” en un nivel menor al de mediados de año, aunque la economía habría cerrado 2021 con un crecimiento en torno al 5,5%. La economía argentina se encuentra a menos de 50 mil puestos de trabajo privados rregistrados de volver al máximo registrado previo a la crisis de Cambiemos.
¿Lo logrará? El Ceso considera que el magro crecimiento de un 2% como el previsto en el presupuesto 2023 sería incluso una noticia positiva. Es que el propio programa de ajuste invita al estancamiento de la actividad y la creación de empleo. Habrá que ver si el desperezamiento de las gestiones provincial y municipal aporta algún elemento anticíclico a la región, vía insfraestructura y recuperación de servicios públicos.
No parece fácil. Los economistas de ese centro de estudios consideran que para jugar a favor en el desafío electoral, la economía debería mostrar una baja significativa en la inflación que dé lugar a una recuperación de ingresos. Ese escenario, entienden, “todavía tiene baja probabilidad”. Y, en sentido contrario, sospechan que para tener un buen desempeño electoral sin buenos resultados económicos “se requiere una astucia política que estuvo totalmente ausente en el gobierno hasta esta altura”.