Nuestros conocidos amigos pasajeros de línea 102(1) se han dado cita a almorzar en un conocido restaurant del barrio de Palermo, sobre la avenida del Libertador. Su fiel medio de transporte los trajo hasta muy cerca.
“Hoy vamos a tener tiempo de almorzar y conversar sobre tu querido Elon Musk y la epopeya de Twitter” largó el ingeniero y profesor de la Facultad de la avenida Las Heras.
“Sí, aunque estamos empezando la ronda de despedidas el año. Y este año sí que hemos tenido debates, tertulias y tenidas de todo tipo” contestó el contador y director de la empresa familiar.
“Bueno, el otro día te dejé con el buche lleno de observaciones sobre Twitter y Musk” indicó el ingeniero.
“Y ya casi me olvidé de todo lo que tenía que decir en ese momento. Incluyendo la expulsión del CEO y sus ejecutivos, del cambio de paradigma en la censura, de cambios en la seguridad, del mal trato a los empleados y ejecutivos”.
“Bueno, pero tengo entendido que los parámetros de todas las tecnológicas grandes están fuera de rango en cuanto a eficiencia y rentabilidad del capital”.
“Ingeniero, Musk echó a 3700 empleados sobre un total de 7500. Subsecuentemente, se le han ido otros 1000 en un mes. La BBC publicó fotos de espacio de oficinas de Twitter que se ha convertido en dormitorios en violación del código de edificación de San Francisco. Te recuerdo que les dijo a los empleados que no echó que debían vivir en y por la empresa… ¿Está anulando dos siglos de progreso social en las empresas?”
“Claramente hay un cambio de perspectiva en la cabeza de Elon”.
“Sí. Twitter Blue, el nuevo servicio anunciado por Musk, y que millones de clientes calificaron como la destrucción de Twitter. Claro, es un servicio pago que incluye nuevas funciones, pero también muchas funciones anteriores que los usuarios utilizaban y eran muy apreciadas. El Twitter básico pasará a ser algo un poco bobo…”
“Tendremos quizás que pensar que todo tiempo pasado fue mejor”.
“¿Otro ejemplo? Twitter disolvió ayer su Consejo de Confianza y Seguridad, formado por expertos independientes y ONGs que la asesoraban en desarrollo de productos, programas y reglas como la moderación de contenidos y el combate al odio en la plataforma”.
“Caramba…”
“Un nuevo factor de tensión dentro de la empresa son los “Twitter Files”. Musk, con la colaboración de los periodistas independientes Matt Taibi y Bari Weiss, ha promovido la publicación de documentos internos del equipo gerencial anterior. Musk escribió un tuit de madrugada: “El virus del pensamiento woke (lo políticamente correcto) debe ser vencido o nada más importa”.
“My God… pero convengamos que ese tema woke muchas veces exagera posiciones…”
“Parece que los filtros de moderación no estaban funcionando como deberían. “La cuenta de @TwitterSafety parece no estar eliminando las amenazas de muerte”, escribió un tuitero hace poco. Se puede decir que ha habido un cierto acoso cibernético a Yoel Roth, un ex ejecutivo de Twitter que se fue en noviembre. Musk ha utilizado su cuenta con más de 120 millones de seguidores, para criticar duramente a Roth y las medidas que tomó en el abolido Consejo de Confianza y Seguridad; entre ellas la expulsión de Donald Trump de Twitter en 2021, una medida que Musk revirtió tras una consulta al público a través de su cuenta. La cadena CNN asegura que Roth y su familia han abandonado su casa y han huido. ¿No te parece que estamos viendo un movimiento de un extremo a otro?”
“Cáspita…”
“No te burles. En el diario The Guardian(2) se cita a Insider Intelligence, agencia de investigación de mercado, prediciendo que Twitter perderá 32 millones de usuarios mensuales en los próximos dos años dados las decisiones de Musk, el contenido crecientemente grosero y odiador, además de la preocupación por la integridad técnica de la red” apuntó el contador.
“Bueno, habrá que ver si se cumplen estas predicciones, Nada de lo que me decís se puede interpretar como bueno”.
“Sé que por ahí me dicen el obse, pero es que este tipo no respeta ninguna regla de buena gobernanza, sólo está obsesionado con cumplir sus objetivos y una buena cuota de caprichos. No ha hecho más que destruir valor de la compañía luego de su adquisición. Musk dice que es su plata, pero en el fondo ese dinero lo tiene porque muchos inversores han confiado en su guía en Space X, Tesla, etc. La SEC no parece haber tenido un rol muy activo en prevenir estas conductas erráticas. Y Musk canta la famosa canción “It’s my party and I’ll cry if I want to”(3)».
“Volvemos al patrón verticalista”.
“Sí, he leído un artículo aparecido en el newsletter del IGEP(4) sobre la gobernanza de las monedas virtuales(5) y otro en el newsletter de la Cátedra de Gobernanza del IAE(6). Todo indica que los empresarios modernos más allá de jurar por la transparencia, el compliance, la gobernanza y el ESG siguen siendo tan verticalistas, autoritarios y unaccountable(7) como sus pares de la década de 1970 tan criticados por libros y profesores.”
“No avanzamos. ¿Retrocedimos, entonces?”
“Hay más conciencia de una cantidad de conceptos. Pero reguladores, inversores y directores parece que todavía no han conseguido domesticar a todos los impalas”.
Una ojeada al reloj después de tanto dato y debate. Había llegado la hora de una redentora siesta.
“¿A la americana o a la holandesa?”
” Por ser el cierre de este año mundialista, a la americana”.
Pagaron la cuenta a medias.
La tarde de verano elevaba por demás las temperaturas de la tórrida Buenos Aires. Los amigos pescaron al vuelo un taxi sobre Libertador y recorrieron con frescura las pocas cuadras hasta sus respectivas casas.
Notas:
(1) Línea de transporte urbano en la ciudad de Buenos Aires.
(2) Diario editado en Londres.
(3) Canción interpretada por Lesley Gore en 1963. Su texto dice “es mi fiesta y voy a llorar si tengo ganas”.
(4) Instituto de Gobernanza Empresarial y Pública, el instituto de directores de Argentina, miembro del GNDI.
(5) “La gobernanza en el mundo de las monedas virtuales”.
(6) En el número 105 de “Directorios creando valor” con el título “Sobre conglomerados y tortillas”.
(7) “Sin rendir cuentas” en castellano.