La actividad económica tuvo en 2022 una recuperación mayor a la esperada. A punto tal que las consultoras privadas estiman un crecimiento para este año en torno al 5%. Este dato, explican, será posible en parte por el “arrastre estadístico” que dejó 2021 y en parte por el crecimiento durante el primer semestre impulsado por el consumo y las exportaciones récord.
Sin embargo, en la última parte del año, el escenario parece ser otro. Distintos indicadores sectoriales dan cuenta de cierto enfriamiento en la economía, lo que deja un panorama más complejo de cara a 2023.
Por caso, de acuerdo al relevamiento que realiza la CAME, las ventas minoristas pymes cayeron en noviembre 3,1%interanual, para acumular cinco meses consecutivos a la baja.
En tanto, según el informe de la Asociación de Industriales Metalúrgicos de la República Argentina (ADIMRA),la actividad metalúrgica tuvo un octubre un crecimiento de 3,4% frente al mismo mes del año pasado, pero presentó una caída de 2,6% respecto de septiembre, “reflejando una desaceleración en el crecimiento de la actividad”.
“A nivel sectorial, también se frenó el ritmo de crecimiento en la mayoría de los rubros metalúrgicos. Por su parte, el sector de Maquinaria agrícola registró una fuerte caída en su nivel de actividad (12,2%)”, señalaron desde la entidad. “Por el contrario, los rubros que más traccionaron al alza fueron Fundición (9,8%), Autopartes (8,2%) y Equipamiento médico (7,9%) y registran aumentos por encima del promedio general”, agregaron.
En ese escenario, esta semana el INDEC dará a conocer los índices de producción industrial y actividad de la construcción de octubre. En ambos casos, las proyecciones privadas proyectan cierto estancamiento.
“Luego de la contracción marginal observada en el mes de septiembre (0,2% mensual sin estacionalidad), estimamos otra contracción en octubre, en torno al 0,5% m/m s.e. (+8,7% anual), reafirmando la tendencia contractiva de la industria manufacturera”, analizaron desde la consultora LCG, y detallaron: “Este comportamiento estaría explicado por desempeños negativos en la mayor parte de las industrias, destacándose la de alimentos, producto de un menor desempeño del sector cárnico (-7% m/m s.e) y oleaginoso; en contraposición, la única industria que presentó un desempeño positivo fue la automotriz (+4% m/m s.e.), aunque no llegaría a compensar”.
En tanto, en cuanto a la actividad de la construcción, desde la firma estiman que se mantendrá “prácticamente sin cambios respecto al mes previo, luego de dos meses consecutivos de contracción(2,3% m/m s.e. en agosto y 2,9% m/m s.e. en septiembre), producto de comportamientos contrapuestos observados en los principales indicadores del sector (+5% mensual en el índice construya, pero -7% en el despacho de cemento)”.
Análisis
Al analizar este contexto, Martín Calveira, economista investigador del IAE Business School, señaló que “la actividad económica se desacelera ante el panorama inflacionario y de incertidumbre”. “Naturalmente, el desempeño de la gestión económica influye sobre las expectativas y las decisiones económicas lo cual se traduce en la desaceleración intermensual”, sostuvo el analista.
Por su parte, desde Ecolatina señalaron que “hacia finales de 2022 comienzan a observarse señales de enfriamiento de la actividad económica”. “Si bien la marcada recuperación de la primera parte del 2022 generará que en el crecimiento promedio del año esto no se vea reflejado, sumado a que existió un impacto menor al esperado sobre la economía real de la crisis financiera de junio-agosto y las restricciones a las importaciones de finales de junio, prevemos que exista una performance más débil de la economía en lo que resta del año y, principalmente, en 2023”, remarcaron desde la consultora.
“En esta línea, la actividad económica retrocedió en septiembre (0,3% m/m) tras cinco meses en expansión, y las estimaciones de octubre auguran un nuevo estancamiento/caída. De todas formas, el PBI habría crecido en el tercer trimestre 1,7% en términos desestacionalizados, por lo que el impacto de la desaceleración en el crecimiento de la economía se vería con mayor fuerza a partir del cuarto trimestre del año”, agregó un informe de la firma.
Destaca, en ese sentido, dos elementos principales detrás de esta dinámica: “El cambio de rumbo de la política económica hacia un sesgo más contractivo, que apareció con el giro pragmático del Gobierno luego de la marcada aceleración inflacionaria producto de la crisis financiera de mediados de año; y la aparición de riesgos exógenos, que podrían implicar un escenario de crecimiento más acotado en el año entrante”.
En este contexto, desde Ecolatina esperan un crecimiento “acotado” de la economía en 2023, “levemente por encima del 1%”.“Ahora bien, de acrecentarse o reducirse los riesgos, también se abren escenarios alternativos: uno más optimista, en el que se mantiene con fuerza el sesgo pro-consumo, el impacto de la sequía no resulta tan nocivo y las expectativas respecto a las elecciones aportan cierta calma financiera; y uno pesimista, donde la falta de divisas se vuelve crítica y el Gobierno no logra evitar un salto abrupto del tipo de cambio a fin de ordenar el frente externo, con fuertes consecuencias negativas en términos de inflación y actividad económica”.