Venimos insistiendo desde el siglo pasado, con escaso éxito, en la necesidad de “escuelas ricas para los pobres”. En contraste, como se hizo patente en la pandemia Covid, está en aumento la desigualdad en el acceso a una educación de calidad.
No todo es negativo en el ámbito educativo, por caso, la escolarización secundaria ha aumentado hasta cerca del 90%, pero sólo terminan a tiempo un 50% de los alumnos y, varios años después, la tasa de graduación es del 60%. En cuanto a la calidad de la enseñanza hay numerosas escuelas que la alcanzan, pero basadas mayormente en esfuerzos de directores, maestros y familias que tienen claro que sin mejores escuelas los chicos no progresarán.
Subsisten limitaciones que promueven la desigualdad. La mayoría de los chicos de hogares de altos o medios ingresos, concurren a escuelas de doble jornada y tienen la oportunidad de acceder a una segunda lengua, practicar deportes y formarse en tecnologías o artes. En el estrato social medio o medio bajo que va a jornada simple, las familias se arreglan para brindarle a sus chicos alguna de las disciplinas mencionadas. Para el estrato social más bajo es muy difícil o imposible acceder a ellas.
Como lo estamos mostrando en el proyecto Productividad Inclusiva, la educación de calidad es decisiva para acceder a trabajos vocacionales y dignos y a formar ciudadanos.
También hay verdaderos apóstoles de la educación tales como, entre muchos otros, el programa “Dale!” (iniciales de “Derecho a Aprender a Leer y Escribir”), la escuela Santa Teresa (Santa Fe), FEDIAP (asociación de escuelas técnicas rurales), el programa Escalón en Mendoza (apoyando a chicos desde los 5 años hasta culminar la secundaria y encontrar un empleo); o, en fin, los 17 jardines de infantes creados por el intendente de Santa Fe, José Manuel Corral (2011-19), de primera calidad para chicos de 1 a 3 años, de sectores muy vulnerables.
Por eso fue ilógica la decisión del Ministerio de Educación de la Nación de ceder al inevitable ajuste 50.000 millones de pesos porque no había tiempo de aplicarlos a Conectar Igualdad. Con mucho menos, se podrían haber dado conectividad y clases sistemáticas en el Portal educ.ar.
RB