El 1 de enero Carolina Dams, contadora pública con un MBA de la London Business School, dio un paso que la transformó en pionera en el terreno académico: se transformó en la primera mujer en ser designada como decana del IAE Business School de la Universidad Austral.
-¿Qué les dirías a las mujeres que están desesperadas y no pueden con todo?
-En mi caso particular, estoy en una etapa de mi vida en la que me es más fácil conciliar mi trabajo, la responsabilidad que implica y la familia porque ya tengo a mis hijos que son grandes. Por ahí es un desafío menos importante que cuando uno tiene chicos pequeños. Pero creo que es un camino posible. Para mí, asumir este rol es un gran honor y privilegio y, a la vez, una gran responsabilidad, porque puedo mostrar que es un camino posible, que se puede tener un rol de liderazgo siendo mujer. El IAE valora mucho la familia, y, desde hace años, viene acompañando a las mujeres a través del Centro de Conciliación Familia y Empresa. El Centro ofrece un programa desde 2009, Wo&man cuyo objetivo es ayudar a las mujeres en su desarrollo. Otro ejemplo son las guías de buenas prácticas. No me sorprende tanto que el IAE tenga una decana mujer, porque en el equipo de dirección ha habido mujeres desde hace muchos años.
-Tenés un perfil marcado con el tema del emprendedurismo. Existe una brecha existente, por lo menos de un 20% de mujeres en STEM. ¿Tienen pensado trabajar esta situación con una perspectiva complementaria?
-Históricamente mujeres inversoras éramos muy pocas. A mí me invitaron en una conferencia en Lima, que se llamaba Poder Mujer para hablar sobre la inversión en emprendedoras mujeres desde mi rol dentro de un fondo de inversión. En ese entonces éramos muy pocas mujeres inversoras. Por ese motivo, el BID me invitó a exponer sobre el tema. Hoy eso cambió. Soy parte de We Invest que es una red de América Latina de mujeres que trabajan en fondos de Venture Capital y ya somos más de 230 mujeres. Antes era una red en la que intentábamos cuidarnos entre nosotros y darnos apoyo y capacitarnos. Hoy es una red donde lo que hacemos es potenciar la innovación en la región a través de la inversión. ¿Qué podemos hacer? A través de programas de formación, el programa WISE que está más orientado a mujeres emprendedoras, no tanto inversoras. También tenemos otros programas como Smart Investing, que forman a inversores, y, obviamente, hay participantes mujeres.
-Otro tema que yo te comentaba es el de la salud mental de muchas personas en esta época, algo que era totalmente estigmatizado, ahora está empezando a ser tomado por las organizaciones. ¿Tienen pensado hacer algo adentro de la universidad?
-Claramente la pandemia nos desafió enormemente. El foco inicial fue mantener las operaciones, mantener los programas. En la medida que pasaban las semanas y los meses, empezamos a trabajar más cerca, buscando cómo cuidarnos y después también nos dimos cuenta de que el tema salud empezó a ser prioridad para muchas empresas. Dado el contexto, para el EMBA lanzamos una materia electiva, que inicialmente, en realidad, eran unas charlas, y surgió un programa de wellness que hicimos con un médico del Hospital Universitario Austral. Los pilares del programa son el buen descanso, la alimentación y el ejercicio. Es un foco al que le estamos dando más relevancia para acompañar no solamente a las empresas, sino también para aprender a acompañarnos nosotros mismos. Otra cosa que también trabajamos fue resignificar la presencialidad. En los programas, y con nuestros equipos. Ser mucho más flexibles y que haga sentido volver al trabajo, volver al Campus. Lo pensamos con los equipos de trabajo, entendiendo sus realidades.
También intentamos estar muy atentos a los jefes y referentes, para entender cómo está cada uno, intentando cuidarnos entre nosotros. Nuestra visión es estar cerca, estar muy atentos, porque esto que hemos vivido en dos años, equivale a realidades y dramas que suelen ocurrir en 15 años. Los que vivimos juntos en esos dos años hizo que tengamos que buscar formas de estar más cerca y atentos a lo que nos pasa.
Como líderes proponemos objetivos, pero nunca dejando de lado estar cerca de cada una de las personas que trabajan con nosotros. Yo intento estar cerca de mi primera línea y estar atenta a lo que pase en el IAE. En general tenemos mucha cercanía para entender cuando alguien está pasando por un momento difícil. Yendo a tu pregunta específica, como programa de salud, específico, no hemos necesitado nada al respecto. Pero tenemos un hospital que es parte de la Universidad. Pero no hemos necesitado diseñar algo específico de salud para nuestro personal, gracias a Dios es algo que no ha sido necesario.
TECNOLOGIA
-¿Crees que las características que tienen las mujeres pueden contribuir a esta economía?
-Sí, creo que los hombres y mujeres somos diferentes, pero muy complementarios. En nuestra forma de tomar decisiones, tenemos características que nos son propias y nos pueden ayudar en estos desafíos de ser líderes en esta nueva economía. Se espera de los líderes, en esta nueva economía, que escuchemos, que hagamos participar a los otros, que comuniquemos, que estemos muy cerca, que compartamos información, busquemos consensos.
Creo que las mujeres tenemos características que son propias, son nuestras y que justamente lo que no tenemos que hacer es lo que mucho tiempo se hizo, qué es imitar el modelo de liderazgo del varón, sino que tenemos que potenciar lo que es propio, nuestro. Armar equipos en los que nos complementamos y liderar desde lo que es propiamente nuestro.
Una aclaración: esto no quiere decir que los hombres no tengan estas características, también están presentes en los hombres, pero son más de la mujer. A su vez, cada vez más hombres las tienen porque aprenden de nosotras. Ejemplos son: la capacidad de tener una visión general, pero no dejar pasar ningún detalle, que no se nos escapan; esa capacidad de poder estar en varios lugares a la vez; poder decir cuando algo no lo sabemos, no tener miedo a equivocarnos; reconocer nuestras limitaciones. A veces pensamos que tenemos más limitaciones de las que realmente tenemos. En autoestima tenemos mucho para ganar. En la literatura de emprendimientos, algo que destacan, es que a la mujer le falta ganar más self-efficacy, que es creer que tenes la capacidad para hacer las cosas y animarte.
-El techo de cemento que es el que nos autoimponemos, diferente al techo de cristal que es el que nos imponen.
-Totalmente. También, cercanía es otra característica nuestra, esa empatía que tenemos con el otro. A veces también hacemos cosas por demás, nos hacemos cargo de la necesidad de los demás. Sale mucho el rol materno. Esa cercanía y empatía son súper valiosos para los equipos de trabajo. Es un momento en el que esas características propias que tenemos, que son innatas, las podemos aprovechar más. Podemos capitalizar estos activos que tenemos como mujeres. En nuestro aporte al liderazgo de las empresas, creo que el futuro será cada vez más, de hombres y mujeres trabajando en equipo, y en esa complementariedad aportando muchísimo a la sociedad.
-¿Cómo piensan que pueden potenciar los vínculos con otros actores en el exterior para poder hacer sinergia con todo lo que ya vienen haciendo?
-Con el Centro de Entrepreneurship dirigido por Silvia Torres Carbonell. Ella es un motor de generar oportunidades y claramente con un mindset bien emprendedor, que es de colaboración, de apertura, siempre con el mundo. Entonces está el programa WISE. Yo he dado varias veces el seminario de financiamiento en el programa, que es bien específico para mujeres en STEM Entrepreneurship. Pero en NAVES, donde también he dado clases, hay muchísimas mujeres. En Naves federal, casi el 50% de las participantes son mujeres, el nacional en el 2021 fue 54%, después en el 2022 fue un 33% aproximadamente.
Silvia es también parte de este equipo de We Invest y es muy activa en ayudar a mujeres emprendedoras y/o inversoras. Cuando hablamos de entrepreneurship, no podemos dejar de mencionar a los distintos actores del ecosistema: trabajan juntos universidades, emprendedores, financiadores, el gobierno, organismos multilaterales, las comunidades, las empresas que cada vez están más involucradas e invierten en startups. Es un buen modelo de ecosistema, y realmente el Centro está haciendo muchísimo y tiene un impacto enorme. La idea es que el IAE siga apoyando y potenciando eso que hace, que es fantástico.
-¿Cómo crees que la tecnología puede ayudar en esta nueva era como un recurso que antes no era tan importante?
-Creo que hoy una parte clave de una empresa es su impacto. No se puede separar. No se puede hablar de empresas con o sin impacto. Hoy, una empresa no puede no considerar tener impacto, es parte de su misión y ADN. Existen empresas que están en un estadio más inicial dentro de ese mindset, pero todos los emprendedores nacen con una visión de impacto, es difícil que eso no sea así, por eso los programas de Naves o de emprendimientos tienen esto en agenda. Porque hoy difícilmente puedas tener financiamiento si no tienes esto en tu misión y ADN, que realmente es algo muy positivo para todos, para las comunidades, para el planeta.
La pandemia lo mostró aceleradamente, y es que el mundo ya era global y lo que hizo fue mostrar que las distancias dejaron de existir, gracias a la tecnología. La tecnología también mostró su capacidad de generar y procesar datos, y cambiar modelos de negocio a través del uso inteligente de los mismos. Las tecnologías están revolucionando industrias enteras. Hay industrias que van a estar desafiadas en su competitividad. Si una empresa se encuentra atrasada tecnológicamente, puede quedar fuera del mercado. Esto es lo que se viene con la revolución industrial 4.0: la capacidad del uso de datos para mejorar las operaciones y los negocios. Es algo que en Argentina es cada vez más buscado: cómo transformarse digitalmente, cómo prepararse para estos cambios que ya están, que son una realidad, para los que nos tenemos que adaptar y preparar, porque sino el riesgo que tenemos es dejar de ser competitivos.
-Otro desafío es cómo no dejar de poner en el centro al ser humano, porque la tecnología puede deshumanizar, no poner en el centro a las personas.
-Tuve que pedirle ayuda a la Facultad de Ingeniería para este tema porque los temas de Industria 4.0 no son mi especialidad. Sin embargo, siempre ha sido mi preocupación entender como la tecnología podría impactar el empleo. Ante la consulta, lo que me comentaba el Centro 4.0 de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Austral es que los procesos de transformación digital, en lugar de disminuir la dotación de personal de las empresas que lo implementan, la incrementan. En un estudio que hizo la UIA con Cippec en el 2019 da el mismo resultado, excepto en las empresas que están muy atrasadas tecnológicamente.
Claramente en empresas en las que el retraso tecnológico es enorme, digitalizas, hay procesos que pueden llegar a reemplazar a personal. Pero es un dato relevante porque uno tiende a pensar que con el 4.0 y el uso de tecnologías se va a reemplazar el trabajo. Los datos no muestran eso. El desafío para Argentina es no perder el tren, perdiendo competitividad. Es un abordaje que contempla no solamente la compra de tecnología, sino la generación de un proceso de transformación digital que esté alineado con la estrategia de la empresa y específicamente, que contemple el desarrollo de las capacidades del personal. Es un desafío bastante más amplio que lo que es una actualización tecnológica del equipamiento. Sí, son momentos interesantes para vivir para la empresa y en distintas industrias. Las startups tienen un rol importante en traer innovación a las industrias y a los modelos de negocios.
DESIGNACION
-¿Esperabas que te nombraran decana?
-Vengo del mundo de la consultoría estratégica, inicialmente, trabajé con un fondo de private equity y después con fondos de venture capital. De ahí surge la veta más ligada a lo que es emprendedurismo. Mientras trabajaba con el fondo de Venture Capital, conocí el IAE. Vine a entrevistar justo a Silvia Torres Carbonell. No sabía que existía un lugar así en Argentina y pensé, ¡yo quiero hacer algo acá! En la entrevista, le pregunté a Silvia ¿Hay doctorado en el IAE? y me contestó: "Acaba de empezar este año".
A los pocos meses me encontré buscando en Internet información sobre cómo hacer un doctorado en el IAE. Fue así como propuse un tema de investigación, me aceptaron y convencí a mi socia y a mi marido que iba a tomarme 3 años sabáticos para hacer mi PhD. Empecé estudiando el acceso a financiamiento de mujeres emprendedoras. Ese fue el primer tema de investigación. En el doctorado uno puede escribir tres papers. El segundo paper fue sobre el financiamiento en América Latina, explorando cómo surge y el rol del FOMIN, con Susana García Robles a la cabeza. El tercer paper que tiene que ver con las Networks y acceso a financiamiento. Mientras estaba haciendo el doctorado, uno de mis profesores, que era el vicerrector de asuntos académicos de la Austral me ofreció ser decana de la Facultad de Empresariales. Fue ahí que empezó mi vida académica asumiendo como decana en una facultad que tenía un desafío "emprendedor", porque la facultad estaba creciendo mucho y necesitaba repensar su posicionamiento, el perfil de los programas que quería ofrecer; también necesitaba repensar cómo organizarse. Se puede decir que era un proceso emprendedor dentro del mundo académico, dentro de la universidad. Mientras, comencé, también, a dictar materias electivas en el IAE, en el EMBA.
Fui decana de la Facultad por 5 años. En 2020, me sumé al equipo de dirección del IAE, a cargo de Programas e Innovación, en el equipo del anterior decano, Rodolfo Rivarola. En ese Consejo de Dirección éramos 4 mujeres y 2 hombres: Rodolfo, el CFO y cuatro mujeres. Por eso, decía que el órgano de dirección del IAE, durante muchos años, tuvo muchas mujeres.
-¿Vos crees que este perfil de emprendedor es necesario hoy dentro de las organizaciones?
-Creo que es algo que las organizaciones buscan cada vez más, tener este ADN más emprendedor, que genera innovación, que trabaja en cooperación con ecosistemas, que tiene resiliencia. El mundo nos desafía cada vez más, no sólo en Argentina, donde tenemos un plus siempre. Es un mundo que está cambiando mucho y que requiere de una constante adaptación. Creo que el perfil emprendedor dentro de equipos de hombres y mujeres, con distintas experiencias y capacidades, que se complementan, son los que van a estar mejor preparados para los desafíos que se vienen. Tener en los equipos directivos personas que tienen este perfil, es algo que aporta muchísimo a las organizaciones y creo que el caso del IAE también aplica.
COMPETENCIAS
-Las empresas están midiendo no tanto los títulos académicos sino también las competencias. ¿Cómo se puede sortear esto porque los títulos no te definen, pero no es lo mismo una persona que estudió y se preparó que otra que no? ¿Cómo crees que la universidad puede hacer frente a esto?
-He leído y escuchado testimonios de personas que dicen enfocarse en competencias y experiencias y no tanto en títulos. Yo creo que depende de en qué posición e industria. El pasar por carreras académicas, de grado y maestrías, genera muchísimas capacidades y competencias. Hay posiciones que no necesitan ese tipo de experiencias y otras que sí. Yo siempre veo que el MBA y el Executive MBA son grandes aceleradores y generadores de competencias. Quienes están cursando las maestrías, se exponen a casos de muchísimas industrias y generan, a partir de la maestría, una transformación enorme, que si no pasaran por la maestría seguramente no lograrían. A su vez, les llevaría dos o tres veces el tiempo, adquirir las competencias que se adquieren durante el programa. Entonces, claramente sí, un título, per se, no dice nada. Yo no contrataría a nadie solamente mirando el curriculum, y sólo por un título. Pero, claramente, creo que hay muchísimo valor en programas de este tipo, para distintas posiciones dentro de la empresa. Creo que hay que hacer el doble click cuando se habla de este tema.
-Según algunos informes de consultoras en recursos humanos, antes no pasaba que llamaras a alguien que trabaja de forma independiente como consultor para ofrecerle el rol de número uno en una compañía y que te digan que no. Más allá de la retribución, las compañías se ven exigidas a generar propuestas ad hoc para sus empleados. ¿Cómo va a hacer la universidad para hacer frente a estas cosas?
-Es un momento particular, y creo que la pandemia fue un momento también de reflexión de muchas personas. El desafío de las empresas es, justamente, poder atraer talento, y pensar en él de forma tal que la gente realmente sea feliz en sus trabajos, y que sea un lugar donde pueda desarrollarse y potenciarse. Si lográs eso, en una organización donde hay un propósito que es claro, estas cosas posiblemente no afecten tanto a la empresa, porque es mucha la gente que va a ser feliz yendo día a día a trabajar. Creo que no hay recetas mágicas ni únicas, pero que empresas que tienen claridad en su razón de existir, con propósitos claros, como mencioné antes, que tengan en cuenta el aporte que hacen a la sociedad, la contribución que hacen al planeta y el impacto que tienen, no van a estar tan afectados por estos desafíos. Posiblemente, con la pandemia, tengamos una visión distinta a la que teníamos antes de lo que es la gestión de talento.
-Esta nueva economía trae todos estos desafíos, pero también oportunidades, como para que la gente viva el propósito. Las estructuras antes en las multinacionales eran compartimentos estancos, y ahora la tecnología rompe todas las estructuras. Creo que las universidades no van a estar ajenas a esto. ¿Vos qué pensas?
-La universidad tiene ese mismo desafío. En nuestro rol de liderazgo el desafío es ese, dar vida al propósito. Igual la universidad, per se, tiene un propósito que es muy lindo que es generar conocimiento, educar, desarrollar, potenciar. Entonces quien trabaja en una universidad tiene una vocación muy clara que hace que se haga un poco más fácil esa parte de la gestión de talento. Esto es algo que está presente en lo que enseñamos en la Escuela de Negocios, y no desde ahora, sino que ha estado siempre en nuestro ADN, con una visión bien centrada en la persona, humanista, que tiene a la persona en el centro y que la cuida porque es lo principal de la organización.
Por María Florencia Segura
* Directora de AgendaRSE.