1. Las tensiones generadas en un conflicto internacional derivan, casi en todos los casos, en un súbito aumento de la incertidumbre en general y, particularmente, sobre la economía. En primera instancia, la incertidumbre emerge en el mercado financiero y, posteriormente, en potenciales revisiones sobre el plano productivo, si el conflicto persiste.
por Martín Calveira
El conflicto bélico que se desató en Europa entre Rusia y Ucrania colocó en jaque al viejo continente y, poco después, a todo el mundo con las amenazas que realizó a la Organización del Tratado Atlántico Norte (OTAN), el presidente ruso, Vladimir Putin. Desde un primer momento, los mercados y las principales economías del planeta también sintieron el efecto de una nueva guerra, por lo que ya se pueden anticipar algunas consecuencias económicas mundiales y, en particular, para la Argentina.
2. En efecto, en el mercado financiero, principalmente en los mercados bursátiles, ya se reflejan caídas de los principales índices mundiales como una respuesta inmediata al conflicto. Además, se revisan decisiones financieras de corto plazo, lo cual afecta al mercado de valores. En este escenario, los agentes ven como mejor opción a los activos históricamente seguros como el oro y otros metálicos; lo que se traduce en el efecto conocido como vuelo a la calidad, en este caso, diríamos hacia la seguridad.
3. En cuanto a las principales monedas, es posible un efecto positivo sobre el dólar estadounidense y depreciación de las monedas de economías emergentes. No obstante, se establece un marco de potencial suba de tasas de interés por parte de la FED en el contexto de que la inflación interanual de enero en Estados Unidos fue el mayor registro desde febrero de 1982.
4. La actual suba del precio del petróleo y de las commodities agrícolas (soja, trigo y maíz) afecta la estructura de costos de las economías y deriva en impulsos sobre la inflación. En efecto, esto es lo que motivó principalmente el regreso de las inflaciones registradas el año pasado. Lo vimos en el registro inflacionario de Estados Unidos.
5. Una mayor presión inflacionaria debería activar la política monetaria a través de la suba de tasas. El costo del crédito aumenta y, para economías con acceso restringido al mercado de capitales y situaciones complejas de deuda que afrontan refinanciaciones y revisiones de sus pasivos financieros, no es un dato alentador.
6. En el caso de la economía argentina se observan aspectos no muy alentadores. Por un lado, el aumento de los precios de las materias primas de origen agrícolas es alentador porque se traduce en mayor nivel de exportaciones; es decir, una mayor oferta de divisas, matizando las tensiones de la cuenta financiera del Balance de Pagos y, en definitiva, el saldo de las reservas del Banco Central. Por otro lado, un mayor impulso inflacionario en el mundo por aumento de costos de energía, pueden activar un sendero de subas de tasas de interés y flujos de capitales hacia activos seguros en lugar de economías emergentes.
7. Un mayor nivel de costos de energía, apreciación del dólar y salida de capitales de países emergentes plantean un escenario de mayor complejidad para el estabilizar económica interna; es decir, una mayor intensidad de las medidas de política.
Todo esto se intensificará con la extensión del conflicto.
(*) El autor es investigador del IAE Business School, escuela de negocios de la Universidad Austral y uno de los autores del Informe Económico Mensual (IEM) de la misma escuela de negocios.