Patricia Debeljuh, directora del Centro Conciliación Familia y Empresa de IAE Business School - Universidad Austral, comentó durante su participación en el segmento conducido por Eugenia Iglesias, redactora multiplataforma de revista Apertura, que durante la pandemia se han derribado mitos relacionados con el balance vida-trabajo.
"Llevo más de 10 años impulsando el tema de la responsabilidad familiar corporativa, es decir, qué hacen las empresas por las familias de sus empleados. Desde allí promovemos muchas prácticas de flexibilidad y beneficios que apoyan estas demandas. Lo que no esperábamos después de tantos años de trabajo es que la propagación de un virus nos iba a brindar esta oportunidad de oro para reinventarnos y acelerar los tiempos, y nos puso a trabajar desde casa", afirmó la académica.
Sobre cómo la pandemia aceleró la incorporación de nuevas prácticas laborales, Debeljuh sustuvo que estamos viendo procesos que en teoría se iban a tardar varios años en desarrollarse. "Lo que los académicos estábamos estudiando como el futuro del trabajo podemos decir que se aceleraron los tiempos y esos cambios que veíamos que iban a pasar en 5 o 10 años se adelantaron. Son estos avances que trajeron la caída de muchos mitos, como el que decía que no se puede trabajar desde casa, el del que el trabajador ideal es el que está disponible todo el tiempo, o del que no se podía llevar problemas de la casa al trabajo y el mito de pensar que la mujer es la única responsable del cuidado de los hijos", explicó.
El atravesar cambios tan profundos como consecuencia de la crisis sanitaria, pareciera indicar que las empresas incorporaron algunas lecciones sobre el valor del trabajo en equipo y la autogestión de sus colaboradores.
"Se ha visto mucho actitud proactiva y colaborativa para afrontar los problemas, y mucha adaptabilidad y flexibilidad para buscar entre todos esas conexiones. También nos deja como lección la importancia de un liderazgo más empático que fomente el espíritu emprendedor y que sea más cercano, que conozca más y mejor la realidad familiar de sus empleados. Todo este contexto hizo que las personas tuviésemos que desarrollar nuevas habilidades, no sólo tecnológicas sino sociales y emocionales. Se ha puesto mucho énfasis en la importancia del bienestar en la vida de cada uno de nosotros, para eso hubo que gestionar las emociones, conocer necesidades y tener en cuenta a la familia de los colaboradores. Nos hemos dado cuenta de lo importante que es contar con tiempo para uno mismo y para dedicarle a la familia", detalló.
El 2020 fue un año de crisis, pero también de aprendizaje. El entorno laboral fue impactado por la pandemia de covid-19, lo que planteó una serie de retos para todas las organizaciones y también para los trabajadores que en gran porcentaje llevaron sus tareas al hogar. "La pandemia nos dejó lecciones desde el punto de vista personal, creo que nos hemos dado cuenta de lo importante que es contar con tiempo para uno mismo y para la familia. En un estudio que realizamos se evidenció una revalorización de los vínculos familiares y las tareas del cuidado. Las tareas domésticas históricamente se han asociado a las mujeres pero en este tiempo fueron una responsabilidad compartida. Hay más involucramiento de los varones en las tareas domésticas, en el cuidado de los hijos", aclaró la experta en temas de vinculación laboral.
La irrupción que trajo la emergencia sanitaria y el distanciamiento social obligó a las personas a cambiar drásticamente su rutina y ha dado pie para reflexionar sobre la importancia de establecer límites claros entre la vida personal y laboral, dado que en muchas ocasiones el tiempo ahorrado en trayectos a las oficinas se ha invertido en trabajar más.
Al respecto Debeljuh opinó que "también hay una necesidad de desconexión y es una aprendizaje que hemos incorporado. Recordamos las largas jornadas de presencia física que teníamos antes de la pandemia, pero también esta realidad hizo que no hubiese una transición entre la familia y el trabajo cuando desarrollamos tareas desde casa. Eso implica saber descubrir la necesidad de desconectarnos y tener mucha disciplina para saber respetar muy bien los tiempos que le dedicamos a la familia y al trabajo".
Ante las nuevas demandas, las compañías deberán optar por el modelo flexible que mejor se adecúe a sus necesidades. Reducir la densidad en sus espacios y ofrecer más libertad a los empleados será fundamental, parecería ser la conclusión a la que arriban los estudios.
"Serán necesarias nuevas habilidades tanto en el ámbito laborar como en el familiar, y nos pueden venir muy bien para darnos cuenta por dónde viene el cambio y estar listos para adaptarnos. Nos dimos cuenta el valor que tiene el trabajo en equipo y el empoderamiento de los equipos. Hemos visto la interdependencia y la autogestión de los equipos como también se ha valorado la diversidad que aporta cada uno", cerró la académica de IAE.