Por Paula Urien
La pandemia aceleró el trabajo remoto y se vio que funciona… hasta ahí. Las reuniones poco atractivas, con cuadraditos llenos de caras y algún PDF para matizar generaron agotamiento y hastío. Sin embargo, hay quienes están transformando esta experiencia en algo más dinámico y atractivo. El mundo del trabajo cambia y lo que se viene es la realidad inmersiva, virtual y aumentada, donde hologramas de tamaño real pueden reemplazar la presencialidad para favorecer reuniones cara a cara, según anunció la empresa de coworking WeWork, del mismo modo en que ya se usan avatares para ir a eventos y fiestas virtuales corporativas.
La gran apuesta para la vuelta a la oficina es el sistema híbrido, donde algunos días se trabaja desde la casa y otros se vuelve a la compañía. En este entorno, habrá una convivencia entre lo presencial y lo virtual. En el ámbito educativo, la escuela de negocios de la Universidad Austral (IAE) ya puso en marcha este sistema y vieron que funciona muy bien. Así, dentro del aula, el profesor tiene dos grupos, uno en carne y hueso, y otro en una pantalla. “Tenemos un aforo de 40 personas en el aula. Los que lo exceden, están online en vivo. Eso permite que haya menos faltas. Si alguien tiene un problema para concurrir a la clase, no pierde el ‘presente’. A partir de ahora, va a ser difícil que un diseño pedagógico no contemple el sistema híbrido”, dice Rubén Figueiredo, director académico del Programa de Alta Dirección de IAE.
“Se rompe de esta manera el modus operandi de los jefes a la antigua, controladores de la presencialidad. Durante la pandemia, la gente ha trabajado más que antes”, añade. Sin embargo, no se imagina un sistema 100% online, justamente porque el contacto es importante para los seres humanos.
Rubén Figueiredo, del IAE, afirma de todos modos que no todo cambia. “Hay cosas que van a permanecer inevitablemente, porque somos seres humanas. Amor, poder y temor, nos movemos por estas tres cosas. El aislamiento hizo que la gente revalorizara el contacto persona a persona, tomar un café, una charla. La tecnología no podrá reemplazar los roles que requieren de contacto humano, de empatía y contención”.