Roberto Luchi, director del Centro de Negociación y Resolución de Conflictos (Consensus) de IAE, Escuela de Negocios de la Universidad Austral explica cómo se desarrolló el primer acuerdo de un sector industrial en la argentina, con visión a largo plazo, con un objetivo común y presentado a un Presidente. IAE contribuyó a ello en su rol de facilitador. Facilitar consiste en hacer posible la ejecución o la consecución de un fin. Es una modalidad dentro de la mediación -neutral e imparcial- porque se agregan, en parte, las capacidades que se asignan a la conciliación; aportar opiniones, consejos y proponer soluciones. Lo que diferencia este modo es que lo que el facilitador propone se refiere al proceso -cómo lograr que la interacción se desarrolle mejor, se destrabe- y no al contenido de las cuestiones en debate.
Durante un año -a partir de la iniciativa de SMATA- el sector automotor, con la contribución metodológica del Centro Consensus del IAE, en su rol de facilitador, elaboró el Plan Estratégico de la Industria Automotriz 2030, que fue presentado al presidente Alberto Fernández el 17 de diciembre de 2019. En la actualidad está integrada por 12 terminales, 1.300 empresas fabricantes de autopartes, más de 1.000 concesionarios, 25.000 talleres, y emplea a 650.000 personas de manera directa e indirecta. Ante la crisis que sufrió el sector, se puso en marcha esta iniciativa sin precedentes en el país con el objetivo de defender los puestos de empleo y conjugar los intereses de toda la cadena de valor en pos de que la industria sea definida como `estratégica` para al modelo de producción nacional.
La mesa de diálogo configuró `la visión común del sector automotor argentino` a través de un intercambio fructífero, porque las partes sentaron las condiciones indispensables para construir un consenso: gestaron una confianza recíproca que se consolidó, paulatinamente, a partir de la transparencia y la rectitud de intención, de la veracidad en la presentación de los hechos, de la positiva disposición a comprender al y, cuando fue necesario, a desaprender para reaprender. También colaboraron con una actitud de apertura hacia los cambios de paradigma, que demandan tener una mirada de largo plazo que permita objetivar los problemas, y haciendo manifiesta su voluntad de construir senderos comunes a partir del valor que cada uno agregó. El consenso demandó, además, la existencia de liderazgos constructivos dentro de las representaciones de las distintas instituciones participantes; éstos fueron manifiestos y gracias a ellos las dificultades se redujeron al mínimo. Un requisito sine qua non para el éxito de una interacción es la aplicación de un método apto para guiar, con flexibilidad, los intercambios. La última exigencia general que corresponde destacar se refiere a la disciplina; todos deben aplicarla a lo largo del proceso porque son muchas las tareas que deben completarse entre reuniones y solo con conducta se logra cumplirlas cabalmente.
Los miembros de Consensus indicaron que buscan contribuir a esta nueva etapa que inicia nuestro país difundiendo hacia otros sectores productivos, interesados en recuperar competitividad y a relanzarse, la metodología que tan bien sirvió a la cadena de valor del sector automotor argentino.