El gobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey, aseguró este jueves que “la tarea de buscar consensos en un país como Argentina es particularmente compleja", aunque reconoció que "hoy hay posibilidad de diálogo". Y añadió: ”La dialéctica amigo-enemigo fue la validación permanente en sus más de 200 años de historia, no comenzó ahora ni hace 3 o 15 años atrás”.
Sus declaraciones se dieron en el marco de la jornada anual CONSENSUS 2018, "El Consenso Político. El desafío pendiente de construir acuerdos de largo plazo", un encuentro de reflexión y diálogo organizado por el IAE Business School de la Universidad Austral, en el Campus de Pilar.
En este marco, se analizaron las claves que permitirían abordar el desafío de construir acuerdos de largo plazo en el actual contexto político y social de Argentina. Para Urtubey, “hoy hay posibilidad de diálogo, uno puede o no ponerse de acuerdo”, al tiempo que aclaró que decir a todo que “si” o “no” es muy fácil. “Lo que es más difícil es discernir, poder acordar y poder encontrar -dentro de la cultura autoritaria que tenemos los argentinos- que es salir de la lógica de la tolerancia”, explicó.
Para el Gobernador, es momento de “institucionalizar el consenso” y “abrir canales de participación ciudadana permanente y entender que en ello no hay peligro”. En esta línea propuso “ir a mecanismos de participación directa con referéndum y consultas populares con mucha más frecuencia”. “Hoy hay mecanismos tecnológicos que nos permiten hacerlo sin gastar una fortuna”, sostuvo.
Asimismo, Urtubey valoró “positivamente el clima que vive la Argentina”, tanto por lo que “genera el gobierno” del presidente Mauricio Macri, como por el actuar de la oposición, “que respondemos a esa dinámica diferente”. “Más allá de que haya más o menos resultados, hay un clima diferente en la Argentina. También hay un contexto global y temporal que nos permite avanzar en esa lógica del consenso”, indicó.
Por último, el mandatario salteño consideró que el desafió de los argentinos es “salir de la incompatibilidad absoluta” y “encontrar mecanismos de administración no traumática de disensos que permitan ir a una democracia vibrante de verdad”.
“Una democracia vibrante no es aquella en la cual se termina generando un corporativismo de iguales defendiendo privilegios o en otra donde la minoría logra circunstancialmente ocupar mayores posiciones de poder su verdad respecto de los otros. El equilibrio lo da la participación ciudadana”, finalizó.