Política de Empresa

La forma como la Alta Dirección realiza su tarea, determina la orientación de la organización y conforma su futuro.

En el estudio de las tareas de dirección, abordamos los procesos utilizados por la organización para determinar el rumbo a seguir y alcanzar los objetivos. El valor agregado de la Alta Dirección radica esencialmente en la gestión de estos procesos.

Las empresas de negocios tienen entre sus responsabilidades básicas la generación de riqueza (la creación de valor). Para poder cumplir con dicha finalidad, sus directivos deben ser capaces de descubrir "caminos" (productos o servicios útiles a la sociedad) que le permitan a la empresa generar dicha riqueza y luego deben ser capaces de conducir a la organización a través del proceso de creación de valor. No terminan aquí las responsabilidades de la Alta Dirección, es ella también la responsable de la distribución de dicha riqueza -entendida como valor económico añadido- teniendo en cuenta los intereses de la organización en su conjunto, de los individuos que la componen, de la sociedad en general y de los integrantes de ésta interesados en forma particular en la marcha de la empresa.

Una manera de ver y estudiar cómo la Alta Dirección de una empresa realiza su tarea, es a través de los procesos con los que determina la orientación de la organización y conforma su futuro.

Los procesos que la Alta Dirección debe gestionar orientados al cumplimiento de sus responsabilidades al frente de una organización, como es la empresa de negocios, que tiene unos propios específicos, podemos sintetizarlos en:

  • Proceso de Negocio
  • Proceso de Dirección
  • Proceso Institucional

En esta disciplina - Política de Empresa - estudiamos la función propia del Director General a través de desarrollar y profundizar en los conceptos de Proceso de Negocio, Proceso de Dirección y Proceso Institucional e identificar sus elementos; e intentaremos desarrollar y trabajar sobre las habilidades necesarias para llevar adelante dicha tarea.

El Proceso de Negocio de una empresa es siempre algo muy específico. Partiendo de una definición de negocio que identifique las necesidades que se buscan satisfacer y los clientes potenciales, la empresa debe enfocar y operativizar su accionar de forma tal de concretar su misión. El oficio de hacer negocios es propio del empresario y el conocimiento específico de las operaciones de negocio de la empresa es necesario para llevarlo adelante.​

El Proceso de Dirección significa, en esencia, concebir y querer una situación mejor para la empresa respecto a la situación actual, concebir también el camino para alcanzarla, y conducir la empresa hacia ella. Como se puede ver, en el proceso de dirección se pueden distinguir dos grandes fases: la formulación de la estrategia (concebir y querer) y la implementación y seguimiento de la estrategia (conducir); vale la pena aclarar que, aunque conceptualmente sean secuenciales, en la vida real el directivo está siempre formulando e implementando a través de su quehacer cotidiano, produciéndose además de una simultaneidad en ambos procesos, una mutua influencia.

El Proceso Institucional está relacionado con aquellos aspectos vinculados a la continuidad de la empresa a su gobernabilidad; una responsabilidad indelegable de la Alta Dirección.

El “gobierno” de la empresa es, junto con el de “negocio”, un concepto central dentro del contenido de Política de Empresa. Gobernar una empresa es mucho más que disponer de una estrategia, es una actividad política. Se trata de conducir organizaciones humanas hacia la consecución de realidades –o resultados- cada vez más justos y eficaces –en términos relativos- armonizando en el tiempo los legítimos intereses de todos los partícipes en el proceso de creación y distribución de riqueza.

La tarea directiva es entonces, por definición, una tarea eminentemente política, y así debemos entenderla si queremos profundizar en los aspectos más íntimos de su naturaleza.

Gobernar tiene que ver, por entero, con las personas y el buen gobierno obliga, exige, personificar las relaciones. El buen político de empresa tiene que tener conocimiento de primera mano no sólo de sus negocios sino también conocer a sus directivos, accionistas, trabajadores, clientes ... y todo otro “stakeholder” relevante.

Por cierto, que lo que un empresario o directivo lleva entre manos es una tarea difícil, compleja e incierta que debe desempeñarse con vocación, conocimiento y entrega.

En esta sección: